viernes, 27 de marzo de 2009

DOS HISTORIAS Y UNA CONSTANTE: EL DESPRECIO CONTINÚA / Carlos Basombrío Iglesias



(1)

Edgard Núñez es un congresista con una misión muy clara: atacar frontalmente la credibilidad de la Comisión de la Verdad, de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH) y de las organizaciones de derechos humanos, para proteger a un sector de militares acusados de graves violaciones.

No tiene escrúpulo alguno, pero lo que ha hecho con el campesino Edmundo Camana, el de la foto con el parche que preside la exposición Yuyanapaq que sería la base del futuro Museo de la Memoria, sobrepasó sus propios límites y linda con la delincuencia.

Inventó primero que el parche en el ojo pretendía sugerir que las Fuerzas Armadas le habían sacado un ojo cuando en realidad era víctima de un orzuelo. O sea, que era un impostor. En realidad era una víctima de Sendero Luminoso y nada menos que sobreviviente de la quizás más espantosa masacre de los senderistas, Lucanamarca; además, la secuencia de fotos de Oscar Medrano en la que se le ve, con y sin parche, fue tomada cuando convalecía de las heridas de esos hechos y fue publicada en su época en Caretas.

Después Núñez se aprovechó de que Camana, refugiado en Ica, estaba en un estado total de abandono, enfermedad e invalidez, haciéndole creer que la CVR se había hecho millonaria con reparaciones que debieron darle; haciéndolo sentir burlado y robado, para arrancarle declaraciones de condena a ésta. Una mentira monumental, más grave aún viniendo de un congresista oficialista, o sea de uno que representa al gobierno que tiene la obligación de haber hechos esa y otras reparaciones.

Al final trajeron a Camana a Lima, pero Núñez logró retenerlo en el Hospital Militar para seguir usándolo. ¡Y Camana se les murió! Es fácil asumir que este nuevo episodio de maltrato y manipulación a alguien ya muy débil, no puede haber sido algo muy positivo para su salud. Ojalá se investigue.

Hay muchos hechos más en esta historia de infamia que se deben conocer más en detalle. Una secuencia de lecturas indispensables.

Empezar con tres artículos en DESDE EL TERCER PISO 1.- Batallas por La Memoria y por la Verdad 4.- , Édgar Núñez y el Comunero de Lucanamarca 3.- Edgar Ñunez y Expreso: siguen usando a sobreviviente de Lucanamarca.

5.- Luego leer en PERÚ FOTO LIBRE Retrato de un Sobreviviente

6.- Seguir con EL ÚTERO DE MARITA ¿Cómo murió Edmundo Camaná?

7.- Y terminen en SPACIO LIBRE con Edmundo Camana. Una historia detrás de su muerte


(2)

Ollanta Humala tiene un solo tema en mente; ser presidente del Perú en el 2011.

Sucede que entre los obstáculos más importantes que tiene para conseguirlo están algunos “problemitas judiciales” por cosas que hizo en el pasado”: el más complicado, el Caso Madre Mía.

En el contexto de la campaña electoral del 2006, que lo hizo conocido en todo el país, sus víctimas lo reconocieron e hicieron contra él, varias graves y creíbles denuncias de desaparición forzada, ejecuciones extrajudiciales, violación y torturas, cuando fue jefe militar de la base de Madre Mía en el Alto Huallaga en 1992, uno de los años más cruentos del conflicto y en la zona en que se reportaron mayores abusos contra la población civil.

Luego de comprobar minuciosamente la seriedad de las denuncias y en coordinación con los familiares de las víctimas, la CNDDHH, hizo un informe, asumió el caso como propio y patrocinó la presentación de tres denuncias penales ante el fiscal de Aucayacu.

Humala fue investigado por la Fiscalía de Tocache la que decidió acusarlo ante el Poder Judicial. A su vez la titular del Cuarto Juzgado Supraprovincial, le abrió instrucción por los delitos de desaparición forzada de personas y tortura. Se supo que un elemento decisivo que se sumó al testimonio de los afectados fue la declaración de varios de los soldados que trabajaron en la base y que ratificaron la responsabilidad de Humala.

Pero el tiempo pasa y no pasa nada. O peor, pasan cosas terribles.

Escribe Víctor Álvarez abogado de la CNDDHH para el caso:

“Hace 17 años una pareja de convivientes fue detenida en su domicilio por miembros del Ejército, de madrugada y a punta de amenazas y golpes de culata de FAL. Pero no estamos en la ciudad y esta pareja no era siquiera de clase media. Eran personas del campo, pobres, que vivían en un caserío en el Huallaga. ¿Hay testigos del hecho? Claro, sus cinco menores hijos que vieron cómo sus padres fueron arrastrados del hogar por soldados armados y conducidos hasta la base militar más cercana: la base militar de Madre Mía.

Un soldado que participó en este hecho narró todo lo acontecido con lujo de detalles y afirmó que el jefe de la base militar en esa época era el “Capitán Carlos”. Luego lo reconocería como Ollanta Humala Tasso. Señalaría que la pareja estuvo, en efecto, detenida en la base militar y que la orden de la detención y desaparición la dio el mencionado jefe de la base. Un segundo soldado corroboraría estos datos. Un tercer soldado que sirvió en esa misma época reconfirmó que el jefe de la base militar de Madre Mía era el “Capitán Carlos”, y que éste es Ollanta Humala Tasso. ¿Constituyen pruebas las declaraciones de estos soldados? No parece haber ninguna duda al respecto.

Finalmente, otros dos soldados afirman haber participado en la detención de la pareja y en su conducción hasta la base militar de Madre Mía. Narran con lujo de detalles toda la operación y corroboran todo lo anterior”.

“Sin embargo –sigue Álvarez- meses después, de manera misteriosa, se retractan, niegan lo dicho y sostienen que fueron amenazados para sindicar al procesado”.

¿Por qué lo hicieron? Para entenderlo baste ver el contexto. Los soldados fueron buscados y traídos de lugares muy remotos de la selva, en avión y con hotel pagado en Lima, les contrataron abogados y fueron al juez, ante quien se desistieron de lo que dijeron y acusaron a la CNDDHH de haberlos manipulado en la primera ocasión.

Es obvio quién está detrás de estas retractaciones y en este caso no es el congresista Núñez.

¡Qué importan las humildes víctimas de Madre Mía y la justicia que merecen esos campesinos, si lo que hay que asegurar es que el candidato no tenga “problemas legales” pendientes en el 2011! ¡Qué importa la dignidad de los soldados a quienes se les ha hecho mentir y calumniar, sabe Dios por qué dádivas o amenazas!

Más detalles sobre el caso Madre Mía



Más detalles sobre la “retractación”


(3)

Ahora bien: ¿qué une a estas dos historias? ¿Qué hace que coincidan en el método del “vale todo” los autoproclamados “defensores del sistema” y los temidos “antisistema”?

Al menos dos cosas:

Uno: un profundo desprecio por la verdad y la justicia, las que no importa manipular para sus propios fines políticos.

Dos: la reiteración de que la última rueda del coche siguen siendo los más pobres e indefensos de la sociedad, a los que no importa usar y desechar para conseguir sus propios fines.

Nunca más cierto lo que dijo la CVR en su informe final:

“… existió una notoria relación entre situación de pobreza y exclusión social, y probabilidad de ser víctima de la violencia. (…) conjuntamente con las brechas socioeconómicas, el proceso de violencia puso de manifiesto la gravedad de las desigualdades de índole étnico-cultural que aún prevalecen en el país. (…) en términos relativos, los muertos y desaparecidos tenían grados de instrucción muy inferiores al promedio nacional. (…) la tragedia que sufrieron las poblaciones del Perú rural, andino y selvático, quechua y asháninka, campesino, pobre y poco educado, no fue sentida ni asumida como propia por el resto del país; ello delata, a juicio de la CVR, el velado racismo y las actitudes de desprecio subsistentes en la sociedad peruana a casi dos siglos de nacida la República”.

Y como vemos en estas dos historias ese desprecio continúa.

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