El Congreso va a nombrar una Comisión para investigar los sucesos de Bagua. En realidad, será una Comisión para limpiar a la inepta ministra del Interior Mercedes Cabanillas, responsable de la más grande matanza de policías en la historia del Perú.
En efecto, la incompetente Cabanillas es habilísima para la artimaña, la manipulación, la trampa. Ella ha sido presidenta del Congreso, ha repartido prebendas y canonjías, conoce los rabos de paja de sus colegas y puede manejarlos.
Su interés es lograr que la Comisión la exculpe a ella y responsabilice a cualquier otro. Y probablemente lo va a conseguir.
Después dirá que su caso es “cosa juzgada” y que ya nadie puede investigar más. De esa manera pretende protegerse de pesquisas que podrían realizarse después del 2011, cuando los apristas ya no controlen el poder.
Así, se trata en verdad de una Comisión limpiadora.
Entretanto, la Comisión de Osvaldo Luízar, que supuestamente investiga el chuponeo, sigue como siempre, en nada.
Es una Comisión cuya única finalidad es perseguir a los que denunciaron los “petroaudios”. Desde que se creó no ha investigado nada. Las pocas cosas que obtiene las logra parasitando a la fiscalía o el poder judicial.
Acaban de visitar a la jueza del caso, María Martínez, para gorrearle alguna información que luego presentarán como propia.
Recientemente los apristas y sus aliados prorrogaron 6 meses la vida de esa Comisión-parásito, con el propósito de seguir husmeando en las comunicaciones y cuentas bancarias de los que denunciaron la corrupción aprista.
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