El Corazón Helado, es el título de una estupenda novela de la escritora española Almudena Grandes, cuya lectura me fuera recomendada por un entrañable amigo. Reconozco el enorme acierto al leerla y apreciar la forma en que Almudena, percibe la frialdad de la protagonista principal de la trama, al ignorar ésta totalmente, los orígenes traicioneros y perversos de la fortuna familiar, y adelantar la vida como si las maldades de su difunto esposo para hacerse de bienes y fortuna que no le pertenecían, constituyeran simples detalles.
Como de corazones se trata, no pude sustraerme a la comparación con gélidos corazones de la escena política nacional, especialmente de la saliente Ministra del Interior, absolutamente insensible al asesinato de 24 policías, detalles atribuibles según ella a la estulticia de los mandos policiales. Y la terca persistencia de estos mandos por aceptar culpas ajenas, llegando al máximo grado de exaltación, en la persona del entonces Director General, al premiar por decisión singular a la antártida ministra con “El Corazón Policial”, medalla destinada a quiénes, sin ser policías, se identifican y trabajan por mejorar esta importante institución. ¿Contribuirá entrar en esta categoría el haber dispuesto una inoportuna acción policial que ocasionó la mayor catástrofe de la que se tenga memoria en la Policía Nacional? ¿Aumentará la calificación el negar recurrentemente la responsabilidad y la verdad? ¿Será mérito adicional el culpar de toda decisión a los mandos policiales?
Cuando decimos decisión singular, lo hacemos con el convencimiento absoluto, que sí el propósito de premiar a la entonces ministra se hubiese consultado al personal policial, el 99.9% de ellos se hubiese opuesto, por natural respeto a la memoria de los colegas inmolados.
Cabe preguntarnos si fue decisión del desubicado Director General; o fue un premio inducido por la propia destinataria para retirarse en olor a multitud.
Sí la respuesta fuera positiva para la primera opción, no cabe duda sobre la pobrísima percepción del General Sánchez y su absoluta falta de solidaridad con sus subordinados caídos. Si la respuesta se inclinara por la segunda posibilidad, sigue dejando muy mal al Director General por ceder a una maniobra inaceptable.
¿Ustedes imaginan un gesto de grandeza de la Ministra de rehusar la distinción por respeto a los policías caídos? Total ucronía.
Finalmente sostenemos que el General Sánchez no debió conceder la medalla “Corazón Policial” a tan discutido personaje, en todo caso, debió en justicia conceder la distinción: “El corazón helado”.
Coincido con el analogia y comemtario del articulo, especialmente de la saliente Ministra del Interior.. sólo me queda una duda que clase de corazon sería el de los mandos policiales que aceptan culpas ajenas, sobre todo el del entonces Director General, al premiar por decisión singular a la antártida ministra con “El Corazón Policial”....
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