Qué duda cabe que la ficción manejada con maestría es el principal ingrediente para escribir una buena novela, aún cuando el relato se base en hechos históricos o en utopías históricas, la ficción siempre nos dará el deleite de la irrealidad o de la simulación de realidades; pero que la ficción sea el eje principal de la actuación de un Ministro y de cartera tan importante y tan sujeta a la realidad como la del Interior, ya nos debe mover a serias preocupaciones.
Hemos asistido a recurrentes acciones, declaraciones y decisiones del Ministro Salazar, inspiradas en la más pura ficción, que tendríamos que consentir en que se equivocó de vehículo y que la novela que vive llevada a decisiones sobre la seguridad de las personas, del Estado, del patrimonio público como privado y sobre las garantías para el ejercicio de libertades y derechos, estarían supeditadas a esta figuración de realidades.
Hagamos un breve inventario de su maravillosa imaginación:
Cuando Director General de la Policía, se le ocurrió establecer un servicio de “taxis dedicados” con patrulleros policiales, al servicio de ciudadanos que retiraban, real o supuestamente dinero de las entidades bancarias. Resultó frecuente la burla de “criollazos” ciudadanos que salían con sobres de manila de los bancos, llenos de papeles sin valor, pero que eran trasladados a sus domicilios en cómodos y seguros patrulleros.
Ya Ministro, “dijo y no dijo” que Sendero no era un peligro. Planteó con gesto adusto que debería penalizarse el consumo de drogas, sin decir por supuesto, donde y como cumplirían sus penas la legión cada vez más grande de consumidores. Ideó la mágica respuesta de los policías de aproximación, colocados al costado de un panel y que supone serían los receptores de las demandas ciudadanas por atención policial. Todavía se ven por la ciudad, lo que no se ha reportado es el nivel de eficiencia y resultados de esta modalidad. Hemos escuchado al Ministro, curiosas explicaciones sobre la procedencia de banderas con la hoz y el martillo, decía que si estos símbolos no estaban bien dibujados y en el sentido correcto, entonces no se podían atribuir a Sendero Luminoso. De haberlo sabido en las épocas duras de la subversión, ¡cuánto esfuerzo de análisis y de inteligencia se hubiese economizado!
Pero lo que realmente lo catapulta como gran manejador de la ficción es la reedición del mito de los pistachos. Me hizo recordar mis años infantiles, cuando nuestros mayores nos asustaban con estos “terribles” extractores de grasa humana, para impedir que pasásemos largas horas en la calle. Supongo que la continuidad de la ficción, lo llevará a proponerle a los “pistachos”, que se modernicen, que ya no es necesario matar a las personas para extraerles grasa, que resulta mucho más renovable el alimentar copiosamente a estas personas, para luego de obtener un engorde estimable, sean sometidos a extracciones de lípidos mediante succión y así tendrán una visión empresarial de la comercialización de grasa humana. Igualmente, sugerirle a las damas, tan inclinadas a cirugía lipoescultural, que no paguen precios tan altos a las clínicas que se dedican a estas operaciones, que se cobren con la grasa extraída si esta, como dice, cuesta a razón de $ 15000.00 el litro.
Más allá de estas consideraciones con evidente ironía, queremos excluirnos de alguna posible estereotipación que pudiese generarse respecto de los que compartimos la misma profesión con el Ministro y llamar la atención sobre los riesgos que implica dejar en manos de alguien con tan marcadas tendencias a la irrealidad, el manejo de asuntos tan serios como los que toca conocer al Sector Interior.
Hemos asistido a recurrentes acciones, declaraciones y decisiones del Ministro Salazar, inspiradas en la más pura ficción, que tendríamos que consentir en que se equivocó de vehículo y que la novela que vive llevada a decisiones sobre la seguridad de las personas, del Estado, del patrimonio público como privado y sobre las garantías para el ejercicio de libertades y derechos, estarían supeditadas a esta figuración de realidades.
Hagamos un breve inventario de su maravillosa imaginación:
Cuando Director General de la Policía, se le ocurrió establecer un servicio de “taxis dedicados” con patrulleros policiales, al servicio de ciudadanos que retiraban, real o supuestamente dinero de las entidades bancarias. Resultó frecuente la burla de “criollazos” ciudadanos que salían con sobres de manila de los bancos, llenos de papeles sin valor, pero que eran trasladados a sus domicilios en cómodos y seguros patrulleros.
Ya Ministro, “dijo y no dijo” que Sendero no era un peligro. Planteó con gesto adusto que debería penalizarse el consumo de drogas, sin decir por supuesto, donde y como cumplirían sus penas la legión cada vez más grande de consumidores. Ideó la mágica respuesta de los policías de aproximación, colocados al costado de un panel y que supone serían los receptores de las demandas ciudadanas por atención policial. Todavía se ven por la ciudad, lo que no se ha reportado es el nivel de eficiencia y resultados de esta modalidad. Hemos escuchado al Ministro, curiosas explicaciones sobre la procedencia de banderas con la hoz y el martillo, decía que si estos símbolos no estaban bien dibujados y en el sentido correcto, entonces no se podían atribuir a Sendero Luminoso. De haberlo sabido en las épocas duras de la subversión, ¡cuánto esfuerzo de análisis y de inteligencia se hubiese economizado!
Pero lo que realmente lo catapulta como gran manejador de la ficción es la reedición del mito de los pistachos. Me hizo recordar mis años infantiles, cuando nuestros mayores nos asustaban con estos “terribles” extractores de grasa humana, para impedir que pasásemos largas horas en la calle. Supongo que la continuidad de la ficción, lo llevará a proponerle a los “pistachos”, que se modernicen, que ya no es necesario matar a las personas para extraerles grasa, que resulta mucho más renovable el alimentar copiosamente a estas personas, para luego de obtener un engorde estimable, sean sometidos a extracciones de lípidos mediante succión y así tendrán una visión empresarial de la comercialización de grasa humana. Igualmente, sugerirle a las damas, tan inclinadas a cirugía lipoescultural, que no paguen precios tan altos a las clínicas que se dedican a estas operaciones, que se cobren con la grasa extraída si esta, como dice, cuesta a razón de $ 15000.00 el litro.
Más allá de estas consideraciones con evidente ironía, queremos excluirnos de alguna posible estereotipación que pudiese generarse respecto de los que compartimos la misma profesión con el Ministro y llamar la atención sobre los riesgos que implica dejar en manos de alguien con tan marcadas tendencias a la irrealidad, el manejo de asuntos tan serios como los que toca conocer al Sector Interior.
Creo que has descubierto al Asimov peruano ja ja ja
ResponderEliminarRenzo,
ResponderEliminarLos pistachos y “nuestro” Ministro parecieran se han confabulado para de sacar de negocio a las compañías que se dedican a la nutrición y perdida de peso. Esto ya es de ripley!
No pasa nada con los mejores "ficcionadores" del mundo entero... Este Salazar queda chicote anda el adiposo García: alguien pudo haberse imaginado la cantidad de dinero que cobró como devengados? o los faenones y su "chaplin" de "gordo" trasladado luego a Bieto? Lo de alas paeruanas? tener de ministra a meche y su historia horrible de Bagua en la cual nada tiene que ver? o la desaparición de los dineros de la reconstrucción de Pisco? mientras miles de pensionistas están batallando duramente por sus devengados de 300 ó 400 soles? Los "thrillers" modernos quedan en peliculas cómicas ante estas tragedias y nosotros, bien gracias... solamente decimos que es de ripley mientras estos delincuentes siguen como si nada.
ResponderEliminarAurelio Pastor, "ministro de justicia", encausado en San Martín por autoria intelectual de la muerte de uno de sus compañeros, inventa ahora la negacion de las relaciones directas o indirectas por cuestion de tiempo... que patético!
Uffffffff... paremos de contar y hagamos algo, por favor.
Por otra parte, me olvidé mencionar.
ResponderEliminarLa palabra correcta es "pishtaco" y no "pistacho".
"Pishtaco" viene de la voz quechua "pishtar", que traducido al castellano significa "cortar", "descuartizar", "despedazar" y se presume que, según la mitología andina y selvática, aquella de pocos años atrás, mas allá de otras épocas desconozco, habían en la sierra y selva hombres altos y blancos, "gringos", que se dedicaban a la comercializacion de grasa humana, para lo cual asaltaban a viajeros poco avisados en los caminos de herradura para extraerles la grasa. Ficción o realidad? Vaya uno a saber... nuestra selva y nuestra sierra son muy rica en tradiciones de toda índole y esta es una de ellas...
Bueno. y pistacho, creo que se relaciona con un dulce o manjar cuya procedencia desconozco.
Nada mas.