La absolución de Luís Valdez Villacorta, el ex alcalde de Pucallpa, es un síntoma del creciente poder del narcotráfico en el Perú.
El 21 de abril de 2004 el periodista Alberto Rivera fue asesinado a balazos en Pucallpa. Desde el año anterior, Rivera venía acusando a Valdez por sus vinculaciones con el narcotráfico.
El 2006, los sicarios que asesinaron a Rivera fueron sentenciados. Pero lo más importante no se resolvió: la autoría intelectual.
Desde que hace un lustro aproximadamente se generalizó la modalidad del sicariato en el Perú, son muy pocos los casos que han culminado con la detención y condena de los que pagan y ordenan los crímenes.
Esa es una de las razones por las que la modalidad de asesinato mediante sicarios se ha extendido. Los sicarios son desechables, si atrapan a uno se consigue a otro. El asunto es sancionar a los que los contratan. Si eso no ocurre, si quedan impunes, otros se sentirán alentados a alquilar sicarios para deshacerse de sus enemigos, críticos o rivales.
En casos vinculados al narcotráfico, interviene su enorme poder corruptor, que con frecuencia “aceita” a las autoridades encargadas de perseguirlo.
En el caso Valdez, como ha precisado el abogado de IDL Carlos Rivera, el caso tuvo que ser trasladado de Pucallpa a Lima porqué en aquella ciudad no había garantías para un proceso imparcial, debido a las influencias del alcalde.
Pero en Lima pronto surgieron los problemas. En octubre de 2009 la Tercera Sala Penal decidió anular el juicio contra Valdez porque el fiscal llegó diez minutos tarde. Ante el escándalo que suscitó esa extrañísima decisión retrocedieron y continuaron con el juicio.
El Fiscal y la parte civil aportaron evidencias de que el responsable del crimen era Valdez Villacorta, a pesar de lo cual los jueces Aguinaga Moreno y Carrera Conti consideraron insuficientes las pruebas.
Como dice el abogado de la familia del periodista asesinado, Carlos Rivera, “por ahora y seguramente por un buen tiempo el crimen del periodista quedará en la impunidad.”
Muy mala señal en un país donde el narcotráfico sigue avanzando, con su secuela de corrupción y violencia.
El 21 de abril de 2004 el periodista Alberto Rivera fue asesinado a balazos en Pucallpa. Desde el año anterior, Rivera venía acusando a Valdez por sus vinculaciones con el narcotráfico.
El 2006, los sicarios que asesinaron a Rivera fueron sentenciados. Pero lo más importante no se resolvió: la autoría intelectual.
Desde que hace un lustro aproximadamente se generalizó la modalidad del sicariato en el Perú, son muy pocos los casos que han culminado con la detención y condena de los que pagan y ordenan los crímenes.
Esa es una de las razones por las que la modalidad de asesinato mediante sicarios se ha extendido. Los sicarios son desechables, si atrapan a uno se consigue a otro. El asunto es sancionar a los que los contratan. Si eso no ocurre, si quedan impunes, otros se sentirán alentados a alquilar sicarios para deshacerse de sus enemigos, críticos o rivales.
En casos vinculados al narcotráfico, interviene su enorme poder corruptor, que con frecuencia “aceita” a las autoridades encargadas de perseguirlo.
En el caso Valdez, como ha precisado el abogado de IDL Carlos Rivera, el caso tuvo que ser trasladado de Pucallpa a Lima porqué en aquella ciudad no había garantías para un proceso imparcial, debido a las influencias del alcalde.
Pero en Lima pronto surgieron los problemas. En octubre de 2009 la Tercera Sala Penal decidió anular el juicio contra Valdez porque el fiscal llegó diez minutos tarde. Ante el escándalo que suscitó esa extrañísima decisión retrocedieron y continuaron con el juicio.
El Fiscal y la parte civil aportaron evidencias de que el responsable del crimen era Valdez Villacorta, a pesar de lo cual los jueces Aguinaga Moreno y Carrera Conti consideraron insuficientes las pruebas.
Como dice el abogado de la familia del periodista asesinado, Carlos Rivera, “por ahora y seguramente por un buen tiempo el crimen del periodista quedará en la impunidad.”
Muy mala señal en un país donde el narcotráfico sigue avanzando, con su secuela de corrupción y violencia.
Valdez no ha sido condenado, seguramente por falta de pruebas, ¿quieren que se le condene a la fuerza?. Si El Comercio y RPP son los tribunales, mejor cierren el PJ y que los medios condenen y encarcelen.
ResponderEliminar¿Alguna vez respetaràn el criterio de conciencia o sòlo cuando resuelven como desean algunas ONG?
El Poder Judicial y los demás entes encargados de administrar justicia en el pais están podridos, no se puede esperar nada positivo, en esa cloaca camina como en su casa ese nakasaki, experto en defender criminales de alto vuelo.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con su artículo Sr. Rospigliosi.
estoy de acuerdo.!!!
ResponderEliminarwww.laficcionysusviajes.blogspot.com