Es una buena noticia que un término indicativo de una línea de pensamiento, como es “izquierda”, se haya hecho de un lugar en el escenario electoral. Es un contraste bienvenido con lo que ha sido la norma en los últimos tiempos: la proliferación de grupúsculos políticos que adoptan como denominaciones, meros slogans (estrambóticos muchos de ellos), que no dicen nada de lo que piensan sus fundadores, en el entendido, claro, de que éstos tengan una línea de pensamiento, más allá de la ambición, perfectamente legítima por cierto, de acceder a un cargo público. Es deprimente ver el tablero político poblado de agrupaciones con nombres tales como “Chim Pum Callao”, “Siempre Unidos”, entre otros. Es un síntoma de la frivolización de nuestra política, pero que, a su vez, la ahonda. Se podrá decir que, ante el declive de las ideologías, es un fenómeno inevitable. Sin embargo, como podemos constatarlo, las ideologías no han desaparecido del todo; en todo caso, no entre el personal político.
Así, un número apreciable de los fundadores de los llamados movimientos “independientes” del interior del país, tienen una clara ideología de izquierda radical. Asimismo, hay socialcristianos y liberales convencidos que están repartidos en diversas agrupaciones. Es decir, como en la época del fujimorismo gobernante, el rótulo de “independiente” es engañoso. Entre la población, en cambio, sí hay una desideologización pronunciada. Una clara señal de ello es el hecho, apuntado por diversos analistas, de que gran parte de las intenciones de voto a favor de Alex Kouri se hayan convertido finalmente en votos por Susana Villarán.
Habrá que ver hasta qué punto la reaparición de la palabra “izquierda” puede llevar a un cierto reposicionamiento del electorado en base, ya no a ideologías propiamente dichas, pero sí a sensibilidades que podrían considerarse más o menos de izquierda y derecha. El personal político podría ayudar a ello, agrupándose en función de sus inclinaciones y creando partidos cuyos nombres indiquen la corriente que los inspira. Así, sería interesante que se consolidara un Partido Liberal, como existe, lo que es un acierto, un Partido Socialista. Le corresponde a Susana Villarán, posicionarse claramente dentro del espectro de la izquierda pues su alianza con Patria Roja, transmite un mensaje bastante confuso. Es necesario y hasta crucial que lo haga porque de esa manera, permitiría que muchos pierdan el miedo a todo aquello que aparece como de “izquierda” y que explica en parte, más allá de la campaña de los extremistas de siempre, la histeria de muchos en torno a su candidatura.
En otros términos, hay que sincerar nuestra política y hacerla más legible, para, por esa vía, estructurarla. En ese esfuerzo, los nombres que se escojan para las agrupaciones tienen un papel importante. Es una manera de ejercer la docencia, una tarea que los políticos han olvidado pero que debería ser la primera en sus mentes.
Por eso el partido Tierra y Libertad que lidera Marco Arana ha publicado su ideario y està dsifundiendo en las bases sus planteamientos para que en la campaña presidencial no se vote por simpatìas personales sino por un proyecto polìtico que responda a las necesidades del pueblo peruano.
ResponderEliminarLa democracia no puede ser consolidada sin partidos políticos representativos. Desde 1990 que gano un "outsider" un "sin-partido" y desde que se cambio la constitución 1979, los "independientes" florecen al ritmo de la coyuntura. El problema es institucional. Y ni Toledeo ni AGP han cambiado en el fondo la C93. EL fujimorismo continua pudriendo la democracia en nuestro pais.
ResponderEliminarLA izquierda ha vuelto a renacer gracias a un "outsider" y no por propuestas progresistas diferenciadas a la derecha. Espero que tengas razón y que tengamos por fin partidos representativos en favor del dialogo y negociación. Me temo en el fondo que la mayoría de los políticos (independientes o no) peruanos sean impregnados por la ideología autoritaria.
Me da la impresión que muchos viven a la espera de otra fase autoritaria, como si depues de 10 años de relativa democracia surja otro régimen de tipo fujimorista o velasquista (nuestro chavismo).
Tal vez, esto sea la razón de que muchos partidos nazcan y mueran. Y los viejos partidos continúen "cultivando" el secreto o la clandestinidad.
L'attente du Grand Soir ou l'attente du putch.
Toda victoria para la consolidación de la democracia es bienvenida. En eso estamos juntos.