La presencia en Lima del Alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani y hace diez años de William Bratton, Jefe de la Policía que puso en práctica la política del primero, nos complace porque deja valiosas enseñanzas. Bratton, en un informe de Julio del 2,002, señaló entre otros aspectos la importancia de la presencia policial en las calles, la inteligencia para erradicar puntos críticos, mapas georreferenciados, la necesaria participación ciudadana y los mecanismos de evaluación “compstat” para conocer el modus operandi del delito. Giuliani, con mayor o menor énfasis preconiza similares conceptos que son importantes porque constituyen requisitos principales a tener en cuenta por cualquier organización policial para luchar contra el delito.
Estos mismos criterios y otros más los han señalado con detalle de tiempo atrás especialistas peruanos en seguridad ciudadana y lo siguen manifestando en diferentes foros a los cuales son invitados. Cuando nos visita un especialista de otro país pareciera novedad, quizá por el hecho de ser experto extranjero, pero no es así.
La gran diferencia es que Bratton tuvo en el alcalde Giuliani un firme impulsor político para que estas valiosas ideas se hagan realidad. En nuestro país estos criterios, preconizados con anterioridad, han carecido del soporte político necesario a nivel municipal y del gobierno central por la carencia de una política de orden y seguridad consistente que tenga sostenibilidad en el tiempo, por lo menos durante un periodo presidencial.
La falta de un proyecto en seguridad ciudadana conlleva a confusión y desorden a la hora de tomar decisiones, sobre todo entre el Ministerio del Interior- Policía Nacional, con los Gobiernos Municipales. Mientras los primeros quieren mantener liderazgo “desde arriba” en temas de seguridad que son fundamentalmente locales, un gran porcentaje de los segundos se obstinan en querer tomar las riendas de la institución policial en sus demarcaciones territoriales, como si la policía careciera de comandos superiores con los cuales coordinar. Este “tira y jale” data de quince años aproximadamente y hasta ahora no somos capaces de encontrar soluciones satisfactorias entre las partes.
Mientras tanto los ciudadanos no pueden esperar, quieren y exigen con justa razón más y mejor seguridad en sus barrios y distritos. Yo creo que a la par de encontrar las mejores soluciones a estos problemas, el gobierno central y los gobiernos municipales deben poner en ejecución de inmediato aquellas acciones que los unen y articulan, como por ejemplo:
1. Mayor número de policías en las calles, relanzando a las comisarías como el centro de la prevención, investigación y el control del delito a nivel local, con sistemas computarizados y de comunicaciones estandarizados que permitan implementar mapas y observatorios del delito.
2. Fortalecer los programas preventivos, educativos y de reinserción para jóvenes pobres y adolescentes en riesgo.
3. Fomentar con énfasis la participación de la comunidad en seguridad ciudadana, implementando “redes locales contra el delito”.
4. Recuperar los espacios públicos para mejorar la calidad de vida de los vecinos.
5. Establecer una política de mano firme para ocasionales y reincidentes, coordinando con el Poder Judicial para sancionar rápidamente a los autores con penas de arresto en “salas de meditación” y programas de trabajos comunitarios a nivel distritos para adolescentes en riesgo, hasta penas de internamiento para autores de delitos execrables.
Si queremos en verdad reducir la delincuencia en Lima y en las principales ciudades del país tenemos que empezar AHORA MISMO con la puesta en ejecución de estas propuestas, que no son nuevas ni producto de la experiencia de expertos internacionales, sino son fruto de nuestra realidad desde hace mucho tiempo. Como podrán apreciar, no son medidas que demanden mucho dinero del Estado ni menos acciones difíciles de realizar o que generen divergencias. Solo se necesita voluntad política para ejecutarlo, liderazgo y una franca coordinación entre los actores del problema.
Los ilustres visitantes Bratton, Hugo Acero, Antanas Mokus, Lucía Danmert, Laura Chinchilla, José María Rico, entre otros expertos que estuvieron en Lima en otras oportunidades y ahora Guiliani, creo que estarían de acuerdo con la ejecución de estas acciones si tuvieran que asesorar a las autoridades peruanas para reducir el delito. Lo que si no estarían seguramente conformes es en reproducir al “pie de la letra” experiencias exitosas de otros países o ciudades en nuestra realidad, porque los escenarios en la evolución del delito son diferentes y hasta contrapuestos.
Por tanto, este es el momento de pasar de las meras declaraciones a la obra, a la ejecución de las políticas con estrategias de consenso. Por supuesto que existen muchas acciones más pero por algún lugar debemos empezar. Iniciemos pues por estos cinco propuestas y si existen especialistas que no están de acuerdo con las mismas – no me cabe duda que existan – comencemos con cualquier otra medida pero que sea ampliamente aceptada por el gobierno central y los gobiernos municipales.
Si los planes de gobierno de los partidos políticos de Keiko Fujimori y Ollanta Humala otorgan a la seguridad ciudadana un lugar preferente, entonces cualquiera de ellos a partir del 28 de julio debe acometer esta gran tarea con firme voluntad y decisión. La delincuencia no espera, ni mucho menos los ciudadanos.
Disculpen el modo mas rápido e inteligente para reducir el o los delitos comunes no son las cominsarías ni mas policias, tenemos que acabar con la pobreza y mas con la miseria, esta es la causa básica para la delincuencia, eso no quiere decir que ser pobre nos hace delincuentes,es la situación de pobreza, la angustia por sobrevivir, la cultura de los sin casa, sin comida ,sin salud y sin educación hace la delincuencia, de otro modo necesitaremos un ciudadano un policía, y eso es solo encubrir el tema, debemos resolver desde las causas no desde las consecuencias,
ResponderEliminartodo eso de seguridad ciudadana y mas cámaras y computadoras y motos y carros no es mas que gasto inútil, asi pienso y no estoy despistado, un abrazo
rodolfo gonzales wang
y el gran problema de la corrupción policial? ni una palabra?
ResponderEliminarSaludos cordiales.
ResponderEliminarCoincido con el General Yépez que una de las acciones que debemos insistir es "Fortalecer los programas preventivos, educativos y de reinserción para jóvenes pobres y adolescentes en riesgo", pues, son los jóvenes en riesgo quiénes constituyen el "semillero" de los futuros delincuentes. Si logramos cortar este "relevo generacional" tendremos sustancialmente menos delincuentes. Sin embargo, esta ACCION debe tener el peso de una POLITICA DE ESTADO, para poder contar con presupuesto que no sólo asegure buenos equipos técnicos de promotores juveniles(sicólogos, educadores, sociólogos y otros, sino también los equipos e implementos necesarios para esta tarea que, sugiero, debe desarrollarse a partir de la oficina de participación ciudadana de cada Comisaría en coordinación con las áreas de promoción juvenil de los gobiernos locales. Lamentablemente, y es crónico en nuestro país, no obstante ser a todas luces más económica, aún no valoramos el poder de la PREVENCION, pues es un tema que electoralmente 'no vende', que no tiene rédito político a corto plazo; y más aún, para los Jefes policiales no abulta en la famosa "producción policial" que le exige el Comando.