Un artículo que publiqué en La República hace poco más de un mes abrió las compuertas de una sostenida discusión sobre el papel de Nadine Heredia en el gobierno y sus intenciones de perpetuar en el poder a una dinastía. (“Nadine con rumbo al 2016”, 26.2.12, http://www.larepublica.pe/columnistas/controversias/nadine-con-rumbo-al-2016-26-02-2012).
No es que antes no se mencionara el papel de la esposa del presidente, pero a partir de allí se ha abierto un debate, a veces encarnizado, sobre la posibilidad de que realmente intente hacerse elegir en las próximas elecciones y sobre el desmesurado rol que juega en las decisiones, aquí y ahora, del gobierno de Ollanta Humala. Quizás lo más representativo es lo que reflejan los caricaturistas de todas las tendencias y de todos los medios, que destacan el excesivo papel de Nadine en las resoluciones gubernamentales.
Steven Levitsky me ha criticado por eso (“Nadinefobia”, La República, 1.4.12). Incluso me ha acusado de machista. Esa imputación es tan ridícula como si yo le dijera machista a él por haber apoyado a Ollanta Humala en el 2011 mientras que yo voté por una mujer, Keiko Fujimori. Eso no me hace feminista ni a Levitsky machista. Estoy seguro que en su opción, como en la mía, lo que primó fue un razonamiento político y no uno de género.
Así como yo admiro a Margaret Thatcher -más todavía después de ver la excelente “Dama de hierro” con Meryl Streep- y él, probablemente, la aborrece. Se trata de opciones políticas y no de género.
En suma, los defensores del gobierno han acusado el golpe y enarbolan hoy día un argumento “políticamente correcto”: aquel que se atreve a señalar el inmoderado rol de Nadine es machista. De esa manera creen poder amortiguar el debate público de un tema importante.
Los temas
Para resumir, mis puntos son tres:
1. Nadine toma decisiones sin asumir la responsabilidad de las mismas. Es básico que en una república democrática que quien toma las decisiones asume las consecuencias. En este caso, como ella no tiene ningún cargo formal, no asume responsabilidad de nada. Levitsky obvia por completo este tema.
Levitsky pretende comparar el papel de Nadine con el de Hillary Clinton en el gobierno de Bill Clinton. ¿Acaso Hillary participaba en las reuniones de Bill con los jefes de gobierno de Rusia, Israel o Francia como Nadine interviene con Ollanta con los de EE.UU., China o España? ¿Acaso cuando había una crisis de gabinete Hillary hacía explícito su respaldo a un ministro para demostrar que tenía la confianza del gobierno? ¿Acaso Hillary utilizó los recursos del Estado para hacer campaña por todo el país y postular a la presidencia el año 2000 cuando terminó el mandato de Bill?
Por supuesto, nadie discute las capacidades políticas de Hillary y su derecho a postular el 2008, dos períodos después, y el papel que ha desempeñado como Secretaria de Estado. Pero eso es muy distinto a lo que está ocurriendo con Nadine hoy día.
2. Y esto me lleva al segundo punto, mi tesis que los Humala-Heredia pretenden perpetuarse en el poder con el esquema de los Kirchner-Fernández en Argentina.
Esa fue, por cierto, una de las diferencias con Levitsky el 2011. Una de las razones por las que me opuse a Humala era que, en mi opinión, iba a pretender perpetuarse en el poder. En ese momento, creí que iban a utilizar el esquema inaugurado por Alberto Fujimori y copiado por Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa. Pero ahora es obvio que a ellos les acomoda más el esquema Kirchner-Fernández, por las características de la pareja.
Levitsky se da cuenta, no descarta esa opción y enumera las dificultades para llevarla a cabo: “Es posible, como escribe Rospigliosi, que el gobierno piense ´perpetuarse en el poder usando el esquema Kirchner´. Pero los obstáculos -y los riesgos- son formidables”.
Por supuesto, esos obstáculos y esos riesgos existen. Alberto Fujimori tampoco podía reelegirse en 1995, y lo hizo. Tampoco el 2000, y lo hizo. En el Perú los impedimentos legales no son insalvables para quien carece de convicciones democráticas y tiene el poder para cambiar las reglas. Levitsky debería tener en cuenta que el Perú no es EE.UU., donde desde 1789 hasta la fecha, los períodos presidenciales de 4 años se han respetado escrupulosamente y nadie ha roto las leyes y la Constitución para perpetuarse. Franklin Roosevelt violó una costumbre –no más de una reelección- y fue reelegido 3 veces después de su primera elección. Y de inmediato se estableció legalmente que nadie podía tener más de dos mandatos.
Naturalmente, yo no he dicho que Nadine va a ganar las elecciones del 2016. Ni siquiera que va a poder postular. Lo que he dicho, y lo repito ahora, es que su intención -la de los Humala Heredia- es perpetuarse en el poder y lo van a intentar.
Y si a Levitsky o a alguien le queda alguna duda, que lea nuevamente la respuesta que dio Humala en la entrevista del 25 de marzo. Después de varias evasivas, Rossana Cueva pregunta directamente “¿es tan difícil decir simplemente que no va a postular?”. Y Humala contesta “ella es la que menos está pensando hoy en temas de carácter electoral”. (La República, 26.3.12). ¡Qué fácil habría sido decir “no, eso no va a ocurrir, no va a postular el 2016”! Pero no lo dijo.
La campaña de Nadine en todo el país, repartiendo regalos, proponiendo políticas, llevando a ministros como comparsa, campaña que cuenta con un equipo que le prepara las visitas y otro de comunicaciones, es clarísima.
Si hay gente ingenua que no se da cuenta y otros que pretenden ocultarlo porque están de acuerdo con una dinastía Humala-Heredia, allá ellos.
Aquí y ahora
3. Un problema muy serio del intento de perpetuarse en el poder es que hoy se toman decisiones en función de la postulación de Nadine el 2016. La pareja vive pendiente de las encuestas porque sabe que necesita mantener una alta popularidad, primero para cambiar las reglas por el camino que sea, y segundo para ganar. Eso va a llevar inevitablemente a no hacer cosas que hay que hacer pero que pueden costar puntos, y a realizar otras que no deberían hacerse, para ganar puntos.
Alan García tenía la obvia intención de gobernar por tercera vez. Pero tenía la puntería puesta en el siguiente período. Igual Alejandro Toledo. Es distinto a pretender la reelección inmediata.
Por último, no discuto que los consejos de Nadine sean buenos. Hasta donde se sabe, parece que es así. ¿Y qué? No se trata de que sea buena consejera o no. Ni que otros parientes sean peores. Ese no es el tema. Ojalá solo fuera una buena consejera. El punto es que toma decisiones sin asumir responsabilidades, que pretende perpetuar una dinastía en el poder y que muchas acciones del gobierno van a estar orientadas por esa pretensión.
Sr. Rospigliosi, todo tipo de razonamiento político, más aún para el análisis del caso Nadine, lleva inherente el razonamiento de género. ¿Por qué? Porque las relaciones de poder entre hombres y mujeres son desiguales, por lo tanto, esas inequidades deben ser adecuadamente tratadas, puesto que el "...género, junto con la clase y la raza, determinan los roles, el poder y los recursos para mujeres y hombres en cualquier cultura". En ese sentido, creo que las conclusiones del Sr. Levinsky tienen un análisis objetivo.
ResponderEliminarEl artículo de Rospigliosi es político-ideológico y con sesgo machista, y eso no desmerece en nada su pensamiento sólo lo ubica. Me pareció excelente el artículo de Levinsky
ResponderEliminarEudocio Ravines cada vez más recargado, como por un tubo hacia "Correo"
ResponderEliminarvirogentsysto Cierto que Nadine se excede en sus intervenciones. Sin embargo, en ningún momento Fernando valora que ella, aparte de esposa, está obrando como una de las lideresas del partido nacionalista, si se pudiera llamar así. Ella está actuando en esa doble condición. Así también, ella está actuando en una nueva actitud de la nueva mujer peruana que no se reduce "a apoyar al marido y rodearlo de alabanzas y defenderlo frente a sus enemigos", sino actuar junto con él, "de igual a igual" con propuesta, críticas e iniciativas, para beneficio de ambos y del país. Dice bien de Humala, aceptar este tipo de relación de igual a igual que es de avanzada, así sea presidente. Tal vez Fernando sin ser machista, está esperando la antigua forma de relación tradicional de la pareja.
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