I.
Aspectos generales
1. Siempre hay que tener en cuenta que nuestro cuerpo es algo
complejísimo, en gran parte todavía desconocido e incomprendido, con unos cien
billones de células (los estimados varían mucho) -organismos vivos
relativamente autónomos-, de las cuales cien mil millones son neuronas (con cien
billones de sinapsis – conexiones entre ellas).
2. Si quiere estar sano, a la larga, o poder sanar duraderamente, coma
bien - calidad, gusto, cantidad y oportunidad-, y muévase –trabajo físico o
caminatas y ejercicios.
3. Estar sano incluye el tener células sanas, con un sistema
inmunológico potente, lo que es posibilitado por una alimentación saludable,
que puede resumirse en: lo más diversa, integral, natural, fresca y menos
procesada posible, que evite componentes que generan problemas físicos o
rechazo sicológico, que conjugue calidad y placer, moderación cuantitativa y
oportunidad.
4. Debe ir a la par con una buena digestión y regular excreción.
5. Es clave para tener un buen estado tanto físico como de ánimo (y
evitar las depresiones).
6. Es importante la regularidad y la moderación cuantitativa de la
ingesta de alimentos, comer con tranquilidad, masticar bien, tomar mucha agua
no gasificada, evitar o contrarrestar el estrés y dormir bien (en promedio ocho
horas, variable según cada persona).
7. La cantidad adecuada de comida depende de nuestro metabolismo y de
nuestro gasto en energía, que debe alcanzar el nivel indispensable para tener
un metabolismo sano.
8. Es positivo que las comidas sean experiencias de interacción, tener
un clima positivo y no tratar temas estresantes, y puede ser, por ejemplo, favorable,
con o sin connotación religiosa, un ritual de iniciar la comida con gracias por
los alimentos; también ayuda tener música de fondo agradable para todos los
comensales.
9. También para los alimentos y sus componentes vale la frase del
médico suizo Paracelso (siglo XVI), que la dosis hace al veneno, que invita a
la moderación; hasta el exceso de agua es dañino (más de tres o cuatro litros
adicionales a la contenida en la comida) y en extremos hasta puede causar la
muerte).
10. Es muy saludable tomar uno o más vasos de agua al levantarse, un
tiempo antes del desayuno, para ayudar al cuerpo a limpiarse, e indispensable
tomar varios vasos de agua entre comidas, hasta unos dos litros.
11. La calidad nutricional del agua varía según su fuente y estado;
donde la calidad del sistema y de las cañerías domésticas, así como las
características bacteriológicas, lo permiten, es mejor tomar agua de la llave o
grifo, sin hervir –en lo posible, filtrada (con filtro en buen estado)-, donde
no, es positivo complementar las aguas hervidas con aguas industriales o
minerales.
12. Una alimentación equilibrada permite ir eliminando al menos una
parte de los elementos dañinos o en exceso, incluso de residuos de agroquímicos
presentes en comida y entorno, que de otro modo se siguen acumulando.
13. Aún más importante que la ausencia o nivel bajo de residuos de
agroquímicos es la inocuidad bacteriológica y la ausencia de parásitos, ya que
infecciones de origen alimentario pueden anular temporalmente -y los parásitos,
por tiempo prolongado- los beneficios de una alimentación por lo demás sana.
14. La tolerancia a patógenos infecciosos depende de las resistencias
diferentes de cada persona según sus características físicas y sus niveles
previos de exposición, menores tanto en bebes y ancianos como en foráneos,
nacionales o extranjeros, no arraigados en el lugar.
15. Conviene aplicar también en la preparación y consumo de alimentos
los criterios de no despilfarro, reutilización, reciclaje y adecuada
disposición de residuos, así como el menor uso posible de plásticos y el no uso
de utensilios de espuma plástica -poliestireno- (por riesgos para la salud y
por su devastador efecto ambiental).
16. Personas socialmente responsables vinculan además una comida sana
con precios justos para los productores y condiciones laborales adecuadas para
los trabajadores, lo que explica el auge del comercio justo, especialmente en
Europa y de las certificaciones que lo garantizan.
II.
Dieta adecuada
17. Es incluso más importante aumentar la proporción y diversidad de
alimentos positivos que evitar algún consumo de los negativos –lo que, en
parte, será consecuencia automática de lo primero.
18. Es muy positiva la mayor diversidad posible de alimentos en el tiempo,
pero es preferible poca diversidad en cada comida, para facilitar la digestión
y asimilación, no sobreexigiendo al hígado.
19. Son ampliamente preferibles los alimentos naturales -realmente-
integrales, menos procesados y más frescos, además algunos fermentados.
20. El cuerpo necesita, y, en parte, produce, algunos radicales libres,
a la vez que antioxidantes que los compensan, pero el exceso de radicales
libres es pernicioso, y proviene más de los alimentos refinados; tiene que ser
compensado por ingesta de antioxidantes de los no refinados, importantes para
prevenir y combatir enfermedades y enlentecer el envejecimiento.
21. También nos generan radicales libres la contaminación ambiental,
aditivos químicos, pesticidas, radiación (también la solar en exceso), inhalar
humo activa- o pasivamente, muchos medicamentos, drogas, productos cosméticos
con ingredientes sintéticos, etc.
22. Entre los antioxidantes destacan algunas vitaminas (C y E), glutatión,
ácido lipoico y úrico, melatonina, carotenos, la provitamina A, algunas
proteínas, algunos minerales básicos y oligoelementos (zinc, cobre, manganeso,
selenio), algunas enzimas, algunos colorantes naturales y algunos fitoquímicos (todos
positivos en su estado natural en la comida menos procesada, no -o mucho menos-
positivos, como suplementos artificiales, y además, en exceso, dañinos).
23. Con una dieta variada es poco probable que una persona sana tenga
alguna insuficiencia y casi imposible, un exceso.
24. Entre los vegetales tienen más antioxidantes los de color más oscuro
(especialmente entre anaranjado, rojo y morado), como cebolla morada,
zanahoria, zapallo, camote, pimiento, ají, berenjena, coles (incluidos brócoli,
de Bruselas y morada), palta/aguacate, tomate; entre las frutas, destacan los
cítricos, mango, papaya, tuna (más la roja), uva negra, semillitas en las uvas,
kiwi, fresa, maracuyá, coco/pipa, mora, aguaje, ciruela, melocotón, durazno y
similares, guayaba, chirimoya y guanábana; también hay antioxidantes en ajo, cereales
y legumbres, té y café, carnes, pescados y lácteos, y, en especial, en
germinados.
25. El cuerpo necesita eliminar sustancias químicas y toxinas, y
excedentes de los naturales, lo que es facilitado por el agua y por alimentos
diuréticos (en especial sandía, pepinillo, zanahoria, berenjena, apio,
espárrago, alcachofa, piña y la cocción de su cáscara, además de café, té y
alcohol, en particular cerveza), también por apio, cebolla, ajo, perejil, cereales
integrales, limón, uva y manzana.
Autorizo
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