No se trata de la expresión del susto de un
machista contumaz – que los hay, y muchos-, sino la exclamación espontánea de
una señora amiga mía, de extracción y residencia en un barrio popular, al
preguntarle qué le pareció el debate presidencial. En la víspera había estado
indecisa, con parte de la familia por PPK y otra por Fujimori (algo que debe
estar pasando a muchas.
He tenido una sensación similar, algo que
espero que cale, repensándolo, tanto en quienes ahora le están dando ventaja a
ella, como en quienes aún estaban indecisos o pensando expresar su voto de desilusión
o protesta en blanco o viciado, un error terrible en estas circunstancias.
No es que yo dudara por quién votar, porque
el compromiso con la democracia para mí es básico. Pero sí había dado a Keiko
el beneficio de la duda después de su intervención final y compromiso solemne para
la primera vuelta, en el sentido de observar durante el quinquenio que viene si
su compromiso era real, algo que sería positivo para nuestro país.
Pero no, resultó ser un show efectista. La
mansa paloma se convirtió como por arte de magia en una arpía, animal mitológico
con rostro de mujer y cuerpo de ave de rapiña, picoteando a PPK, cual alumna
aplicada de sus asesores, con mentiras y acusaciones terribles en vez de
plantear propuestas. Keiko A se convirtió en Keiko B, desdiciéndose para mal.
Lo central que resulta conteniendo la
mochila pesada de Keiko es una caja de Pandora de la que, desde la Presidencia,
saldrían ataques demoledores a nuestra institucionalidad ya debilitada, en
especial hacia el Sistema Judicial que quieren controlar para no tener que
responder de los delitos por los que ya están siendo investigados. La firmeza
que ella mostraba ante personajes secundarios se desvaneció cuando se trató de
su al parecer principal cómplice financista.
Como a muchas otras personas me ha
desilusionado algo el desempeño mediocre de PPK como candidato, así como algunos
planteamientos suyos con los que discrepo. Pero valoro:
·
su experiencia y su capacidad
de gestión durante medio siglo, tanto en el sector público como en el privado,
mucho más positivo que negativo –algo clave para hacer las cosas bien desde la Presidencia
·
su conocimiento real de
sectores empobrecidos y marginales con los que ha trabajado desde joven, al
igual que su padre, notable médico alemán con espíritu de servicio
·
y, principalmente, su respeto
por la democracia y las libertades ciudadanas, en el espíritu de Belaunde, que
todos los gobiernos después de Fujimori han tratado de respetar.
Prefiero que podamos a través de PPK respaldar
lo sustancialmente positivo para nuestro desarrollo y estabilidad, y poder
oponerme, en democracia, a lo que me suscite discrepancias, acumulando fuerzas
sociales y políticas para mejorar nuestras capacidades de avanzar en y hacia un
desarrollo sostenible.
Y no tener que oponernos radicalmente, con
enormes costos, a una dictadura fujimorista de fachada democrática, como las
que han destrozado la calidad de vida y la convivencia democrática en tantos países.
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