jueves, 12 de marzo de 2009

NI APRISTA NI PROCHILENO / Javier Torres Seoane

Una vez más la mar de prejuicios que pueblan nuestra historia republicana, emerge. Esta vez como consecuencia de la propuesta del Presidente de la República de proponer como Contralor de la República, al economista Edmundo Beteta Obreros.

Al parecer, Beteta llevaría en su corazón dos de las más graves taras que pueden afectar a un peruano. La primera tener algún vínculo familiar con el Partido Aprista, y la segunda que su carrera profesional la haya desarrollado en Chile, peor aún que trabajó para el gobierno chileno.

Como comparto la primera de las “taras” por ser nieto y sobrino de apristas quiero expresar mi indignación. Uno puede criticar la propuesta de Beteta por su poca experiencia en el sector público peruano, pero no por el hecho que su padre sea militante aprista. Uno puede discrepar con el Poder Ejecutivo por haber hecho una consulta a la oposición para luego sacar a un candidato “sorpresa”, lo cual no necesariamente descalifica al nominado. ¿Es un pecado haber trabajado en Chile? Este hecho, representa un insulto para los miles de peruanos y peruanas que viven en ese país, desde aquellos profesionales que como Beteta encontraron en ese país un lugar para desarrollarse hasta gente que no encontró otra manera de salir de la pobreza que emigrando. Sin embargo los nacionalismos patrioteros de izquierda y derecha seguirán insistiendo en que todo aquel que se vincula a Chile es sospechoso de traición a la patria.

Ciertamente sería lo ideal que el candidato gozará del consenso político necesario, pero acaso ya nos hemos olvidado lo ocurrido hace unas pocas semanas con la candidata a Contralora Ingrid Suarez, quien engañó a la Comisión Webb, a la comisión permanente del Congreso y al país entero. Los días y las semanas transcurren y la Contraloría avanza acéfala en un país donde la corrupción en el sector público atraviesa todos los espacios, desde los más altos niveles de gobierno, como nos mostraron los petro audios hasta los gobiernos municipales rurales donde la pobreza sigue creciendo a pesar de los recursos que llegan para la ejecución de obras públicas, gracias al canon y al Foncomun.

No se si Beteta sea finalmente nombrado Contralor, pero tengo claro que es un excelente profesional como también lo son Mayen Ugarte, Humberto Campodónico o Carmen Rosa Graham, quienes en algún momento fueron propuestos para el cargo. Lamentablemente en el Perú, nuestros políticos han optado porque la inteligencia y la decencia queden fuera del sector público, lo cual es una lastima, pero también una realidad.

2 comentarios:

  1. Señor Torres Seoane:

    Me imagino que usted debe ser pariente de ese gran señor y político aprista de apellido Seoane. Claro, eso será bueno si es que usted no lo desdibuja y lo mancha con sus propias acciones.

    Con esto le digo que no porque alguien pertenezca a tal o cual institución ya es algo igual a todos. Tengo amigos apristas, uno muy cercano, quien, hasta ahora, vive en la misma condición humilde desde que Alan subió en su primer gobierno. Es de los que se dice “de corazón”; pero de bolsillo, cero. Si los actuales dirigentes del APRA fueran parecidos en algo a mi amigo le aseguro que yo ahora sería aprista. Pero por ahora eso no va a ser posible.

    El tema es que, si la Contraloría es una simple institución burocrática, profesional y técnica, no levantaría el vuelo ni el interés que ahora tiene. Elegirían a su director tan igual que hoy lo hacen con todos los funcionarios del gobierno. Pero por la magnitud y las consecuencias que este cargo suscita, se nota claramente que es un órgano político, y, por lo mismo, necesariamente tiene que ser dirigido por una persona con ese perfil. Así fue antes y no veo porqué no tenga que serlo ahora.

    Pero con lo que sí no comparto de ninguna manera es con esa afirmación hecha por usted de que “la señora Suárez engañó a la Comisión Webb, al Congreso y al Presidente”. Eso está bien para la prensa, pero para personas como las que yo creo que soy simplemente es vergonzoso. Y me da pena por el padre Garatea porque hasta el último instante, y yo lo escuché en CPN, sostuvo que la señora sí calificaba y que sí era válido su título. Espero que sea la edad la que le está jugando una mala pasada.

    Incluso usted recordará lo que pasaba en el Congreso, cuando el señor Lescano a viva voz les decía a todos que el título era falso e igualito la aprobaron al carpetazo.

    Señor Torres Seoane, ella no engañó a nadie: todos sabíamos que tenía ese rabo de paja que iba a ser muy útil a la hora de presionarla para tal o cual cosa. Esto se llama, nada más ni nada menos, que política, a secas.

    Eso es todo lo que le quería comentar y no se avergüence de su militancia porque mi amigo no lo hace ni yo se lo hago sentir, puesto que es honesto.

    Muchas gracias.

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  2. Estimado Luis Enrique


    Agradezco sus comentarios. Lo único que quiero precisar es que no tengo ninguna militancia partidaria. Si la tuviera no tendría ningún temor en comunicarla.

    Javier Torres Seoane

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