Recientemente, el Tribunal Constitucional invalidó la distribución gratuita de la anticoncepción oral de emergencia (píldora del día siguiente). A raíz de ello, hemos escuchado variados argumentos a favor y en contra, anclados en dos sistemas de pensamiento, ciertamente irreconciliables e irrefutables en sí mismos: los credos religiosos y las investigaciones médicas. Las creencias religiosas difícilmente se cambian y las explicaciones científicas terminan exigiendo un acto de fe, pues vaya uno – si no es médico- a entender argumentos por demás complejos. Por eso, la sensación que me quedó fue la de un diálogo de sordos entre sordos. Y cada uno (y cada una) con su propia posición sobre un tema que ciertamente agarra carne.
Curiosamente, la pregunta primordial es la que menos se han hecho quienes han discutido sobre este tema: “¿quién decide sobre mi cuerpo?”; es decir, ¿cuánto negocian los sujetos contemporáneos los límites de su libertad individual?
Lo más disparatado que he escuchado es que…”el cuerpo de la mujer no le pertenece” (Cipriani dixit). ¿Por qué el estado me pregunta si quiero donar mis órganos si sufro muerte cerebral en mi documento de identidad, pero a la vez me niega la posibilidad de decidir sobre mi propio cuerpo con relación a la anticoncepción?
¡Vivan los Estados Laicos! El cuerpo es más que un sistema orgánico, o un instrumento o recipiente ocupado por el alma y disociado de ella. El cuerpo es un vehículo de expresión y de recepción de ideas, sentimientos y afectos; es nuestra base de operaciones en el mundo. Por eso, ¡este cuerpo es mío!… sino, que me regresen a la Edad Media….
Curiosamente, la pregunta primordial es la que menos se han hecho quienes han discutido sobre este tema: “¿quién decide sobre mi cuerpo?”; es decir, ¿cuánto negocian los sujetos contemporáneos los límites de su libertad individual?
Lo más disparatado que he escuchado es que…”el cuerpo de la mujer no le pertenece” (Cipriani dixit). ¿Por qué el estado me pregunta si quiero donar mis órganos si sufro muerte cerebral en mi documento de identidad, pero a la vez me niega la posibilidad de decidir sobre mi propio cuerpo con relación a la anticoncepción?
¡Vivan los Estados Laicos! El cuerpo es más que un sistema orgánico, o un instrumento o recipiente ocupado por el alma y disociado de ella. El cuerpo es un vehículo de expresión y de recepción de ideas, sentimientos y afectos; es nuestra base de operaciones en el mundo. Por eso, ¡este cuerpo es mío!… sino, que me regresen a la Edad Media….
No me explico por qué a estas alturas la iglesia quiere imponerse con ideas transnochadas y soltar eso de: "nuestro cuerpo no nos pertenece", me parece que con esto de la píldora del día siguiente se está haciendo mucho circo, con la intervención incluso del Tribunal Constitucional, ...tengo la sospecha de que se trata de una nueva cortina de humo, de las que nos tiene acostumbrado este gobierno. ahora que llegó Canaán, ¿se sabe algo más del faenón de Quimper y León Alegría?
ResponderEliminarLas teorías de la conspiración siempre son bienvenidas en estos tiempos. Pero no olvidemos que algunos de nuestros connotados políticos aún intentan mantener la relación Estado -Iglesia, bajo la idea de salvarnos de las perversiones de los tiempos modernos, imponiéndonos sus "verdades". El argumento más fuerte de quienes nos oponemos a la decisión del TC, es el de la libertad de elección...
ResponderEliminarEn realidad, el cuerpo no es de uno, como si un elemento (el yo ) fuese dueño del otro (el cuerpo). Creo (más bien pienso) que mi cuerpo y yo no somos entidades distintas, sino una sola. Dicho de otro modo: yo soy mi cuerpo.
ResponderEliminarEn relación con la píldora del día siguiente, otra pregunta primordial sería si su acción impide la fecundación, en cuyo caso se trata de un efecto anticonceptivo. Pero si actúa sobre el óvulo ya fecundado, el efecto sería más bien abortivo.
Dos apuntes:
ResponderEliminar1) El fallo del TC no prohíbe la píldora en cuestión, sino solamente su distribución gratuita. Al margen de los considerandos que tenga, el problema no parece estar por el lado de la vida humana, sino por la inconveniencia de dar subsidios.
2) Las decisiones individuales tienen consecuencias colectivas. El extremo individualismo ("liberalismo") de las posturas "permisivas" va a tener consecuencias demográficas que ninguna sociedad (y ningún gobierno digno de ese nombre) puede pasar por alto.
Guillermo Rochabrún
"... Por eso, ¡este cuerpo es mío!… sino, que me regresen a la Edad Media…."
ResponderEliminarMe permito una corrección: "...¡este cuerpo es mío! si no, que me regresen a la Edad media".
(hay una diferencia entre "sino" y "si no", que es un condicional)
Hubert, ud. plantea un tema por demás complejo: la relación entre el yo y el cuerpo. Es cierto, no hay yo sin cuerpo (aunque sí puede haber cuerpo sin yo; por ejemplo cuando alguien sufre muerte cerebral...); pero no olvide que podemos objetivar nuestro cuerpo y hablar de él....
ResponderEliminarLiuba, pues sí, concuerdo que es un tema complejo pero me parece que ese es, al menos para mí, el tema de fondo: saber si el ser humano es uno, es decir si constituye una unidad, o más de uno o una multiplicidad.
ResponderEliminarMe inclino por la primera opción. Por eso decía que mi cuerpo y yo no constituimos entidades distintas y unidas por razones que, hasta donde tengo conocimiento, nadie ha podido explicar de manera convincente, sino una sola.
Con frecuencia he pensado, y sigo pensando, que el ser humano no es sino un cuerpo consciente de sí mismo y que dicha conciencia es producto del funcionamiento normal del cuerpo. Y lo mismo se aplica, por cierto, a todas las demás facultades espirituales y emocionales del ser humano.
También es cierto que podemos objetivar nuestro cuerpo y hablar de él, como usted bien dice, pero tampoco debemos olvidar que toda objetivación tiende a implicar una fragmentación mental de la realidad percibida, fragmentación que responde más a la naturaleza de nuestros procesos mentales, en particular cognitivos, que a aquella de la realidad en sí.
Hola a todos, en primer lugar admiro Liuba, en segundo lugar concuerdo con lo q dice. Basta ya de que la iglesia y en especial el cardenal Cipriani "politico con sotana" se meta en decisiones q primero es decision politica y en segundo en una decision q le compete a la mujer. De hecho Cipriani nunca experimentara un embarazo, una menstruacion, etc., y como puede opinar de algo cuyo cuerpo no percibe....podria opinar pero decidir sobre el, no!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarhola a todos, en primer lugar tengo admiro a Liuba, en segundo lugar concuerdo con ella. No commprendo como es q hasta ahora el cardenal cipriani "politico con sotana" se mete en decisiones q solo le competen uno a la politica y en segundo lugar a la mujer. Es obvio q el nunca pasara por un embarazo o por una menstruacion, asi q como podria decidir por algo cuyo cuerpo no percibe, podria opinar mas no decidir e imponer.
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