A dos semanas de la primera vuelta electoral Keiko Fujimori parece estar en nada. No es casualidad que Ollanta Humala le lleve 6 puntos en la primera encuesta de Ipsos Apoyo, a pesar del rechazo y el miedo qué suscita el comandante retirado.
Humala está haciendo lo qué necesita para ganar, abriéndose a quienes lo criticaron y atacaron. Por ejemplo, fue a visitar y se exhibió con Alejandro Toledo, qué basó la etapa final de su campaña en la denuncia del peligro del salto al vacío que significaba el candidato chavista, al que atacó sostenidamente en el debate del 3 de abril, recordándole Madre Mía y el andahuaylazo, y al que combatió en sus últimos spots de TV.
Pero eso no fue obstáculo para que Humala se fotografiara sonriente con Toledo y luego le birlara a medio equipo de plan de gobierno.
Keiko Fujimori, en cambio, no tiene mejor idea que ir a misa y lucirse con el Cardenal Juan Luis Cipriani y el presidente Alan García, dos personajes que la aman y que sin duda votarán por ella, pero que son aborrecidos por buena parte de los electores que necesita conquistar para ganar.
¿Qué gana Fujimori exhibiéndose mostrándose con Cipriani y con García? Nada. ¿Qué pierde? Deja de ganar. Sigue encerrada en su propio círculo. Refuerza la aversión o, por lo menos, las dudas de quienes tienen una opinión negativa de ella.
Un tímido pedido de perdón por algunos de los delitos cometidos en el gobierno de su padre es insuficiente.
Parece que su segundo, el candidato a la vicepresidencia Rafael Rey, no le ha explicado nada.
En 2006 Alan García, que aparecía todavía como socialdemócrata, necesitaba abrirse hacía la derecha, a los partidarios de Lourdes Flores, para ganarle a Humala. Lo hizo.
Llamó a su lado a Rafael Rey y Antero Flores Araoz, dos de sus más tenaces perseguidores de principios de los 90. Ambos sustentaron la Acusación Constitucional contra García en aquél entonces.
En 2006 García los necesitaba para demostrar que había cambiado y ellos -Rey y Flores Araoz- querían ayudar a la derrota de Humala.
Parece que Rey no le ha aclarado a Fujimori como se maneja una campaña electoral. O quizás él tampoco se ha dado cuenta.
En cualquier caso, Humala lleva ya 6 puntos. Si las cosas siguen así, podría continuar ampliando su ventaja. El miedo no basta para ganarle, como parecen creer en la campaña de Fujimori.
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