Hace 111 años, el 18 de setiembre de 1811,
Chile, a través de un Cabildo Abierto de Santiago, eligió su primera Junta de
Gobierno, que a su vez convocó a un congreso nacional de representantes de
Santiago y de Concepción.
Así siguió el ejemplo de las juntas en España
y en la mayor parte de la América española, en ocasión de la invasión francesa a
España en 1808, la abdicación del rey Fernando VII y de su padre, Carlos I, ante
el emperador Napoleón Bonaparte, y la instauración de José I (Pepe Botella),
hermano de éste, como rey en 1810. El gobierno de éste, personaje más bien
débil, principalmente basado en las tropas francesas y en sectores minoritarios
pro franceses, era resistido por una gran mayoría del pueblo español, quien
organizaba juntas provinciales reivindicando la soberanía popular, aunque
invocando la figura del rey depuesto.
Destaco que Fernando VII, uno de los reyes más
absolutistas, arbitrarios, traicioneros, vengativos e ineptos de los últimos siglos,
conocido como El Felón, debe haber contribuido con sus abusos y desaciertos a
nuestras independencias, estimuladas por las ideas de la Ilustración, por la
independencia de Estados Unidos y las ideas libertarias, impulsadas por
nuestros próceres, en muchos casos masones, y muy destacadamente José Gabriel
Condorcanqui, Túpac Amaru II.
Entre 1808 y 1810 se fueron formando
sucesivamente las juntas en México, Montevideo, Chuquisaca, La Paz, Quito, Caracas,
Cartagena, Buenos Aires, Cali y Santa Fe en Granada (Colombia), y, posteriores
a Santiago de Chile, las de Asunción de Paraguay y Cuzco, la mayoría de ellas
efímeras, en general débiles también por sus discrepancias y disputas internas.
Casi todas estas juntas habían reconocido a Fernando VII, pero no al gobierno
español resistente en Cádiz, afirmaron su autonomía y se negaron a enviar
delegados ante el llamado de las Cortes de Cádiz.
Aunque ya en 1812 José Miguel Carrera había
dado pasos separatistas, formalmente todavía con reconocimiento de la figura
del rey – primera bandera, desconocimiento de órdenes de fuera de Chile y
establecimiento de relaciones diplomáticas con los Estados Unidos de
Norteamérica -, en rigor la independencia de Chile recién fue declarada en 1818.
Entre 1813 y 1817 los españoles, desde el
Virreinato del Perú, habían retomado el control de Chile; pero, hostigados por
el abogado guerrillero Manuel Rodríguez y sus huestes, el de la famosa canción,
fueron derrotados en abril de 1818, después de batallas con desenlaces
contradictorios, por el ejército argentino – chileno del bonaerense San Martín,
provenientes de Mendoza, Argentina, en los llanos de Maipú (al Oeste de Santiago).
Ya el 12 de febrero de 1818 el militar chileno
O’Higgins, nombrado Director Supremo por un Cabildo Abierto en Santiago (ante
el desistimiento de San Martín), había declarado la independencia. Antes la
habían declarado en 1816 las Provincias Unidas del Río de la Plata, bajo José
Gervasio Artigas, en su congreso en Tucumán (aunque sin la participación de
Paraguay y la Provincia Oriental, Uruguay, que se habían independizado de
Buenos Aires, así como del Alto Perú, excepto parte de Tarija – al Sur, por la
contraofensiva española).
Escribo estas líneas refrescando y reforzando
mis fragmentarios conocimientos de historia, en homenaje y agradecimiento al
país hermano que me alberga, en sus Fiestas Patrias. Obviamente sigo inspirado
en el Canto de amistad y buena vecindad, y guiado por principios humanistas de
solidaridad y paz.
Cuantos errores y desinformación, don Alfredo.
ResponderEliminarTengo dificultad para mandar comentarios, no aparecen. Intento por tercera vez corregir un lamentable error: Fue en 1810, hace 112 años. Agradezco cualquier señalamiento de error. Busco reforzar mi/nuestra memoria, no aportar a la historiografía.
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