Felicito al destacado periodista Luis Davelouis,
a quien no conozco personalmente, por expresar en Perú21 su solidaridad con las
mujeres, a favor de un trato igualitario, enfatizando (y precisando que, en
promedio), los mucho mayores riesgos a los que se ven expuestas y la
desigualdad de remuneraciones por igual trabajo, lo que lo motiva a afirmar que
habría que estar loco para escoger ser mujer, además de entender que muchas
mujeres preferirían no serlo. Hace bien en recordar las otras discriminaciones
perniciosas, por color de piel, credo, idioma, nacionalidad, estado civil o si
le gustan los hombres u otras mujeres (agrego, entre otras).
Me permito hacer algunas anotaciones amistosas,
porque lo siento representativo de muchos hombres en camino a la igualdad de
género, para contribuir a que la fecha también sea de mayor reflexión sobre el
tema:
Las mujeres suelen ganar menos no solo
aunque hagan lo mismo, sino incluso haciéndolo con frecuencia mejor. Llegar al
mismo cargo o nivel que los hombres, normalmente les ha costado mayor
dedicación, muchas veces con un punto de partida de mayor inteligencia, y por
lo tanto las ha calificado más, aparte de que, para algunas, en realidad para muchas
funciones, suelen tener además algunas características pertinentes, como una
mayor sensibilidad, empatía y minuciosidad, más que nosotros.
Efectivamente, por lo que señala, a muchas
les da ganas de no haber nacido o no ser mujer. Pero olvida el otro lado, que
toda realidad tiene, que es lo que ellas pueden y nosotros no, ser madres, una
experiencia envidiable.
Por supuesto que no todas las mujeres son
iguales, tampoco todos los hombres, y hay aspectos en que mujeres y hombres no
podemos ser iguales. Se trata de igualdad de crianza básica, formación, trato y
oportunidades, dentro de un marco legal y reglamentario favorable, en lo que sí
podemos ser iguales. Aunque es fundamental y un gran avance en la medida en que
esto se logra, no basta con medir con la misma vara. Tenemos que luchar, conjuntamente,
hombres y mujeres, feministas o no, para que las mujeres lleguen a ser medidas
a partir de condiciones iniciales y de procesos de desarrollo personal comparables
a las de los hombres. Es decir, no solo igualdad de medición sino también de
oportunidades para lograr lo mismo (o más), y acción para favorecer su
empoderamiento que les facilite resistir el machismo.
Davelouis cita a Carolina Trivelli, a la
que valoro mucho, como persona y como profesional, una de las que nos han
igualado o superado a muchos en campos similares, pero discrepo de su
afirmación de que no hay nada que celebrar (sin embargo comparto la intención implícita).
Sí tenemos mucho que celebrar, y debemos hacerlo, porque, a pesar de lo
muchísimo que falta, por lo que tenemos que seguir luchando, tanto mujeres como
hombres, hemos avanzado enormemente (aunque demasiado poco), gracias a las
luchas feministas y los esfuerzos de todas las mujeres, de modo que la
celebración es también un homenaje a estas luchadoras sociales, intelectuales y
políticas. Concuerdo con Carolina en aspirar a que no necesitemos un día
especial.
Aportemos todos los días, con nuestro
ejemplo y esfuerzos específicos, a que esto llegue a ser realidad, ojalá de
manera más significativa, ya dentro de solo un par de generaciones en nuestro
medio, comenzando por la educación doméstica e institucional y la actitud de
cada quien con su entorno.
¡Frenemos y superemos nuestro machismo,
juntos, mujeres y hombres!
Escribo esto gracias a una comunicación
interna de la ONG Centro Ideas, institución de promoción del desarrollo a la
que pertenezco, fundada en1978 por tres mujeres y tres hombres, que desde sus
inicios ha procurado la igualdad de derechos de las mujeres en su seno y en sus
proyectos. Nuestro presidente, Manuel Aguirre, nos recuerda las resistencias y
los esfuerzos de muchos hombres, también entre nosotros (y, agrego, también de
mujeres) por aceptar el enfoque de género e interiorizarlo en nuestras vidas
personales y laborales, así como en nuestras actividades de incidencia política.
Y nuestro gerente general, Fernando Alvarado, contribuye con el mencionado
artículo de Davelouis. Aclaro que en anteriores directivas ambos cargos fueron
ejercidos alternada o simultáneamente por mujeres (ahora con responsabilidades
fuera de la institución), que nuestros programas de promoción siguen a cargo de
mujeres que prefieren permanecer en sus regiones, y hemos tenido períodos con
mayoría femenina en los cargos directivos.
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