jueves, 7 de octubre de 2010

EL VALOR DE NUESTRO VOTO/ Gustavo Carrión Zavala

Hasta antes de lograr la modificación constitucional para lograr que militares y policías pudiesen expresarse como ciudadanos de este país a través del voto, solamente nos quedaba observar, con desazón comprimida, como se producían los enjuagues políticos, como siempre se ignoraba a esa importante parte de la ciudadanía representada por la comunidad profesional policial y como después de ofrecer siempre mejorar la condición laboral de los policías, siempre fue el último punto a tratar en la agenda política del mandatario electo.


Ejemplo de lo que se argumenta lo representa el inaplicado DS 213, firmado por Alan García en las postrimerías de su primer gobierno y desconocido en todos los idiomas durante su actual segundo gobierno. Igualmente las promesas de campaña, respecto del mejoramiento de la condición de los trabajadores policías, ha tenido como corolario la traición de plantear la supresión de la actualización de las pensiones de militares y policías. No vamos a valernos de razones que pudiesen considerarse “patrioteras”, como las de señalar que son los militares y policías los únicos que ponen el pecho frente a los embates de las organizaciones criminales (terroristas, narcotraficantes, bandas de asaltantes, etc.), sólo queremos recordarle que la contribución en horas adicionales a las obligatorias ocho, acumuladas durante 35 años y que jamás fueron reconocidas, son el aporte suficiente para actualizar las pensiones de los retirados durante los 25 años promedio de vida más allá de la fecha del pase al retiro. No reconocer este trabajo extra realizado, convertiría al estado en un empleador explotador y que estima que militares y policías son ciudadanos de segunda categoría. Si esto hubiese ocurrido en las épocas que no podían expresarse a través del voto, es posible que siguieran perpetrándose estos cambios en las reglas de juego, ahora tenemos la oportunidad de rechazar a los políticos mentirosos negándoles nuestro voto.

En la misma línea, y cada quién podrá tomar la posición que le satisfaga, hemos asistido a una elección municipal, que en el caso de la provincia de Lima, ha estado saturada de infamias, calumnias, intervenciones tendenciosas , reacción visceral de los sectores identificados como la derecha peruana, que no tuvieron ningún reparo en asociarse para llenar de lodo la campaña. Expresión de lo sostenido es la violación de la neutralidad a la que estaba obligado el presidente García, haciendo declaraciones orientadoras hasta el mismo día del acto electoral, declaraciones y acciones vedadas del alcalde de Lima haciendo colocar pancartas en contra de la candidata que no era de su simpatía, aparición de PPK anunciando el apocalipsis financiero si ganaba la elección la candidata identificada como de izquierda, todos los diarios con titulares infamantes y mentirosos en contra de la candidata de FS, participación demoledora de periodistas como Bayly por un lado y Mariátegui por el otro, recurriendo el uno a audios obtenidos a través de la comisión de un delito, y el otro sugiriendo mentirosamente la asociación de Susana Villarán con el genocida Abimael Guzmán.

Para poner la cereza en el pastel, en el debate entre las candidatas, Lourdes Flores no tuvo ningún empacho en mentir sobre hechos tan groseros como los de impresionar a la audiencia diciendo que habían quemado públicamente al alcalde de Ilave, hecho falso, pues fue cierto que fue muerto por los golpes de la población enardecida, cuando este personaje después de haber sido sacado de la ciudad por la policía por el encono que se había acumulado en contra de su gestión y llevado a Puno para evitar lo que finalmente sucedió, el alcalde retornó subrepticiamente, convocó reunión de concejo en su domicilio, siendo detectado por los opositores que provocaron lo que lamentablemente sucedió. Mintió Lourdes Flores, pues en ese entonces la señora Villarán no desempeñaba ningún cargo en el ministerio, y no dijo que la policía evitó una inminente matanza de pobladores, actuando con total prudencia logrando dominar la situación. Dijo también que Susana Villarán había asistido a Londres a una reunión de prédica a favor de Sendero Luminoso con la organización “Perú Consulting Group”, que está dedicada a la promoción de los derechos humanos y consolidación de las democracias, por lo que resulta perverso haber insinuado que su oponente es defensora de la agrupación genocida que tanto daño hizo al país.

En este panorama de agresiones, surge la figura de Jaime Salinas López Torres, cuyas apariciones nos hacían apreciar a un personaje sumamente soberbio, que aparentemente jugaba un partido personal y al cuál le calzaría perfectamente lo que expresara en una parodia hace algunos años el cómico Carlos Alvarez:”todas las horas del día las he repartido así, doce horas soñando conmigo y doce horas pensando en mí”, pues daba la impresión de ser dueño de una inmensa vanidad.

Esperemos que lo comicios que se avecinen no tengan las mismas características de los que acaban de culminar, y que el valor del voto de cada miembro de la Policía, pueda discriminar entre aquellos que ofrecen lo que después no cumplen y los que verdaderamente ofrezcan las condiciones laborales pertinentes a un trabajo tan delicado, como el que está vinculado a la defensa de la indemnidad de las personas, de sus bienes y del ejercicio de sus libertades y derechos.

1 comentario:

Gerardo Cailloma dijo...

Muy interesante la perspectiva planteada desde las FF.AA. Es cierto que el estado debe preocuparse y priorizar los tres grandes estamentos de la sociedad: salud, educación y seguridad. Todas están desatendidas en nuestro país y los gobiernos han sido muy parcos en otorgarles las rentas que se merecen. Peor aún cuando estas decisiones se toman desde Lima sin ninguna contemplación de las múltiples realidades que nuestro inmenso país tiene. He ahí la razón por la que mucha gente, como Althaus y otros, se han sorprendido por el triunfo de tantos partidos regionales. La pena es que muchos de estos partidos regionales, a la larga, buscan cómo trepar a la pseudo política para después ganarse una curul e irse a Lima a olvidarse de la gente que votó (botó, también) por esos personajes. Hay que profesionalizar la política y hacer cartas de compromiso concreto con la sociedad. A final de cuentas, como dice Rousseau, es la ciudadanía quien le está otorgando una licencia, si éste falla, hay que reclamar. Estamos muy acostumbrados a preservar el status quo, ¿para quién?. De ahí viene los fantasmas que en cada elección aparecen. Vencidos esos fantasmas, los vencedores crean nuevos para "entornillarse". Dura lucha tenemos como ciudadanos para que nuestros representantes se preocupen en lo que tienen que hacer: gobernar.