
Es terrible la posibilidad de que gane el fujimorismo, mientras su práctica durante al menos un período gubernamental no evidencie sinceridad del solemne y, en principio, positivo compromiso de Keiko de romper con el legado de su padre, para convertirse en una conservadora populista no mafiosa. Y es sumamente preocupante la posibilidad de que gane Verónika, con base principalmente en su personalidad, energía juvenil y simpatía, criterio principal para muchos votantes, además del interés personal, en un proceso electoral en que el debate programático ha sido un gran ausente.
Para preocuparnos se combinan su escasa experiencia política, la debilidad y problemas serios de su apoyo partidario, pero, aún más, dos problemas gravísimos: la muy equivocada orientación de su plan de gobierno, además de en gran medida incumplible aún en las mejores condiciones, cuya inexistencia es el segundo problema básico, la absoluta insuficiencia de apoyo ciudadano para grandes cambios y la esperable cerrada oposición cerrada de gran parte de: los partidarios de los demás partidos, principalmente de fujimoristas y apristas, desde fuera y desde dentro del Estado, incluidas la policía y fuerzas armadas, de la jerarquía de la iglesia católica y de diversas iglesias evangélicas, del empresariado, de muchos medios de comunicación, de los otros Poderes del Estado, con un Congreso mayoritariamente en contra. En resumen, el peor de los escenarios incluso para grandes cambios necesarios y correctos, pero de visión cortoplacista, y potencialmente catastrófico por cambios incorrectos que implican enfrentamiento con casi todos a la vez, desde concepciones y propuestas de buenas intenciones, pero en gran parte equivocadas.
Tiene valor el antifujimorismo, pero es, aunque mayoritario en la población, una base absolutamente insuficiente para gobernar si no es encabezado por una fuerza política aglutinadora, siguiendo la orientación del Acuerdo Nacional. El Frente Amplio no tiene esa capacidad ni esa voluntad, al contrario, rechaza es imprescindible camino.
Mi apoyo sigue siendo para PPK como mal menor, que combinará lo mejor del mediocre gobierno de Toledo con condiciones para que se desarrolle más una alternativa de izquierda seria, ojalá con inclinación hacia el centro, desde actitudes de colaboración y desde una oposición ojalá constructiva.
Continuaré con un análisis del plan de gobierno del Frente Amplio.
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