Estos paraísos financieros nacieron a principios del siglo 20, aunque recibieron un impulso importante en los sesentas, en plena guerra fría, como una respuesta frente al peligro latente del ascenso de gobiernos socialistas hostiles a la propiedad privada, o simplemente progresistas, no demasiado amigos de las empresas y los capitales particulares. Comenzaron a crearse en
Sus principales atractivos han sido, desde su nacimiento, (i) la protección del capital privado, (ii) el no pago de impuestos (o impuestos muy bajos), (iii) la garantía del secreto en la identidad de los dueños del dinero, (iv) nulo control sobre el movimiento de capitales, y (v) facilidades para constituir razones sociales diversas (y ocultar identidades). Con el debilitamiento de
Los montos involucrados en los paraísos financieros se conocen sólo parcialmente. Hay varias investigaciones, hechas con metodologías y alcances diferentes, que tratan de responder a la pregunta ¿cuánto dinero se mueve en estas localidades? Sus resultados fluctúan entre 1.7 millones de millones de dólares (trillones en el mundo anglosajón) para los capitales invertidos a través de estos territorios, calculado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el año 2000, hasta 11.5 millones de millones de dólares (trillones) en activos mantenidos offshore por los individuos, calculado por
El reparto de estos montos entre los diversos paraísos financieros es también complicado; aunque el estudio del FMI daba cuenta que la proporción entre las diversas regiones en las que operan los centros offshore, es la siguiente: 19.5% en la zona del Caribe (incluyendo Panamá y Costa Rica), 21.7% en el Asia y el 58.6% en Europa y el resto del mundo.
Esta danza de millones fue aceptada, de alguna u otra manera, por los gobiernos, pues durante mucho tiempo los paraísos fiscales fueron vistas con buenos ojos por el público. Tenían la imagen positiva de proteger a los ciudadanos y ciudadanas de la voracidad de los Estados izquierdistas, populistas o excesivamente benefactores; los que no encontraban mejor idea que echar mano a los bolsillos ajenos. Proteger el dinero y los capitales ganados por los profesionales y las clases medias era vista como una tarea encomiable. De paso, es verdad, se beneficiaban las corporaciones y los más ricos, que también tienen el derecho de proteger su dinero y de minimizar sus contribuciones al fisco. La propaganda para atraer los capitales, en algunos de estos paraísos, se centraba en resaltar los peligros que acechaban el dinero de las personas, como por ejemplo, las ex esposas demasiados celosas o codiciosas. Más en serio, protegían el dinero contra los delincuentes y secuestradores que suelen seleccionar como víctimas a la gente con signos exteriores de riqueza, o con cuentas muy abultadas.
Economistas neoliberales como Daniel Mitchell del CATO Institute afirman que los paraísos fiscales son muy buenos para las economías y las personas en general. Sostiene que mientras más bajos sean los impuestos, mayor será la inversión y el empleo; y que estos centros offshore mantienen la presión hacia los gobiernos para que los impuestos vayan para abajo. “La economía de hoy (2008) es mucho más fuerte (sic) a la que era en 1970, en parte gracias a los paraísos financieros, y a las leyes que son menos hostiles al trabajo, los ahorros y
Casi desde sus inicios, estos paraísos fueron utilizados por el narcotráfico y el terrorismo. Sin embargo, en los últimos años estas dos instituciones se han transformado radicalmente, convirtiéndose en narcotráfico global y el terrorismo internacional. El primero ha ido evolucionando de un negocio pequeño y local, administrado por mafias nacionales cercanas a los campos de cultivo de las drogas, a empresas multinacionales con mayor poder que muchos Estados productores y consumidores. En este tema, la política represiva de los países más desarrollados ha sido ambigua y poco transparente. Por un lado, desde hace tiempo le vienen echando la responsabilidad del problema a los países productores de la droga, generalmente pobres, como si la demanda no tuviera nada que ver en ello. Y por otro lado, algunos gobiernos han utilizado los flujos de dinero del narcotráfico para financiar actividades encubiertas, como salió a luz con el caso de Iran-Contra en 1985. Algo similar ha ocurrido con el terrorismo que se ha internacionalizado.
En esta actividad, las autoridades mundiales y los países comprometidos en la lucha contra estas dos fuerzas (narcotráfico y terrorismo) han tenido éxitos parciales, y la mayoría de países en donde existen paraísos fiscales y centros financieros offshore, colaboraron con las medidas. Este éxito parcial (y total en algunos casos) sumado a la ambigüedad de algunos países desarrollados (en el caso del narcotráfico) y de algunos países en desarrollo (en el caso del terrorismo), hizo que se llegara a un cierto equilibrio de fuerzas que auguraba una larga vida para los paraísos fiscales.
Sin embargo, la cuenta regresiva para los países fiscales comienza con la crisis financiera mundial. Uno de los casos más emblemáticos de la crisis financiera fue el de Bernard Madoff, un conocido financista de Wall Street, respetado, y hasta admirado por medio mundo, que manejaba el dinero de las mayores fortunas del planeta, y de muchas instituciones públicas y privadas. Su esquema Ponci de 170,000 millones de dólares, nombre técnico de la vulgar pirámide financiera, fue la mayor estafa de todas las que se registraron en este proceso. Cuando se descubrió que Madoff utilizaba cuentas secretas en
Ya no era cuestión de unos cuantos ricachones que dejaban de pagar impuestos, de unos cuantos narcotraficantes que blanqueaban su dinero, o unos cuantos terroristas que financiaban sus operaciones, sino que se trataba de que en la oscuridad de los paraísos fiscales, en donde la falta de regulación es absoluta, se podían gestar las peores desgracias para la economía mundial. Porque no es poca cosa tener la capacidad de desatar la mayor recesión desde la crisis del 29. Los países más desarrollados no podían seguir tolerando la existencia de estos desagües financieros, pues mientras sólo despedían mal olor de vez en cuando, no pasaba mucho; pero si se reconoce que tienen la capacidad de fabricar verdaderas bombas atómicas en la oscuridad, capaces de paralizar al planeta entero, la cosa cambia.
Muchas voces de la sociedad civil, entre las que destaca OXFAM Internacional, que desde hace años viene señalando este problema, habían planteado la conveniencia de regular, o eventualmente cerrar, los paraísos financieros por varias razones: (i) la evasión de impuestos, (ii) el desfinanciamiento de la lucha contra la pobreza, (iii) el empeoramiento en la distribución del ingreso, (iv) el financiamiento de actividades perniciosas como la drogadicción, la prostitución, la trata de niñas y niños, entre otras. Ciertamente no tuvieron mucho éxito; tuvo que venir la crisis financiera, y descubrirse el rol de estos paraísos para que recién se reaccionara a escala global.
No faltaran los gobiernos y los políticos que seguirán planteando que los paraísos son necesarios y convenientes, que representan la libertad económica, la defensa del individuo frente a la voracidad fiscal, aunque esperamos que sean pocos.
Dos de las grandes lecciones de esta crisis fueron planteadas por sendos premios Nóbel. Stiglitz nos demostró que la teoría del trickle down (bajarle los impuestos y darle todas las facilidades a los ricos para que generen desarrollo) es un completo fracaso. Krugman demostró que el sector financiero desenfrenado (sin regulación) no crea valor, lo destruye. Justamente los principales argumentos a favor de los paraísos fiscales (atraer los capitales de los ricos y fortalecer los sectores financieros desregulados).
Si a pesar de estas evidencias, algunos gobiernos y políticos insisten en fomentar o proteger a estos paraísos financieros, los ciudadanos y ciudadanas de a pie tendremos todo el derecho de pensar que no son los valores ni el bienestar general sus consejeros, sino el dinero y la corrupción.
* Esta es una versión resumida del Artículo "Paraísos perdidos" publicado en la Revista Economía Exterior No. 49, Madrid, Julio 2009.
2 comentarios:
Excelente artículo. Los legos tenemos oportunidad de enterarnos de las mil formas del capital y de los recónditos escondrijos de tantos malandrines. Cuán útil sería por ejemplo seguirle la pista al capital del japonés que nos gobernara y llegar a descubrir en dónde se encuentra, y con cuántos testaferros cuenta. Esto ciertamente es cosa de otros especialistas.
Felicitaciones.
A colación de lo que propone el amigo Fernando, yo añadiria tambien que le sigamos la pista al delincuente Alan Garcia, ya nos olvidamos de sus aventuras de su dinero sucio en los paraisos fiscales de Luxemburgo cuando término su primer mandato?, otro si digo, y la plata del tren eléctrico, dolares MUC, de los MIRAGE(triangulación que se hizo con Jordania)?, y otros muchos mas..........!!!
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