domingo, 3 de noviembre de 2013

CENTRO IDEAS, 35 AÑOS DE SERVICIO AL PAÍS (2) /Alfredo Stecher

El aporte más visible y de mayor impacto del Centro Ideas se ha dado en el campo de la agroecología.
En 1983 constatamos que la asistencia técnica convencional de nuestros ingenieros agrónomos no traía ningún beneficio económico a campesinos pobres en Cajamarca y encontramos en la agricultura orgánica una alternativa más adecuada, que progresivamente fuimos interiorizando y desarrollando como beneficiosa para los productores, para el agro en general y para los consumidores, como uno de los pilares de un desarrollo sostenible.
Desde ese entonces hemos impulsado de manera sostenida la agricultura orgánica y toda su cadena de valor en nuestros proyectos de promoción y a través del impulso y contribución a eventos de discusión y organización, a la formación de asociaciones y a la orientación de lo que terminaron siendo la Red de Agricultura Ecológica (RAE), la Asociación Nacional de Productores Ecológicos (ANPE), las ferias ecológicas y solidarias y asociaciones de consumidores ecológicos; y finalmente el Consorcio Agroecológico que agrupa a las anteriores. Recientemente hemos contribuido a los exitosos eventos de Mistura a través del apoyo a la participación de productores ecológicos en ellos.
A nivel de incidencia política hemos contribuido a la ley de promoción de la agricultura orgánica o ecológica, a la normativa sobre certificación ecológica, a la formación de la Comisión Nacional y de algunas Comisiones Regionales de Productos Orgánicos, así como a la ley de moratoria de transgénicos, y estamos participando en los esfuerzos por lograr su adecuada implementación.
También cabe destacar nuestro rol impulsor en la formación de InkaCert, certificadora ecológica peruana, que sirvió de base para la posterior creación, junto con socios de otras tres empresas certificadoras de Bolivia, Colombia y Nicaragua, hace ya 15 años, de la empresa BIOLATINA, certificadora latinoamericana con acción desde Bolivia hasta el sur de México, con sede en Lima. También hemos apoyado esfuerzos de constitución de sistemas locales de garantía participativa para productos ecológicos.
Hemos estimulado y en parte realizado estudios sobre la realidad en la que trabajábamos, sus antecedentes y las concepciones que promovíamos, así como sistematizaciones de nuestras experiencias y apoyo a otras entidades en este aspecto. Durante algún tiempo tuvimos una Unidad de Investigación y Sistematización a cargo de importantes proyectos, algunos en cooperación con otras entidades, que desembocó en nuestra participación en proyectos de desarrollo participativo de tecnologías. Hemos publicado libros y folletos, apoyado esfuerzos de difusión en provincias, tenido un programa de radio en Lima. Destaco la edición semanal regular desde hace ya tres lustros, del boletín Compartiendo, un órgano electrónico de difusión de información relevante, especialmente agroecológica, con criterio serio y amplio, por iniciativa y siempre a cargo de nuestro actual gerente general, Fernando Alvarado.
Con relación al agro hemos contribuido a la formación o fortalecimiento de organizaciones como el Instituto de Promoción para la Gestión del Agua (IPROGA), la Coordinadora de Ciencia y Tecnología en los Andes (CCTA), el Consorcio Latinoamericano de Agroecología y Desarrollo (CLADES), el Grupo Ecológica Perú, el Movimiento Agroecológico Latinoamericano (MAELA), la Red de Municipalidades Rurales del Perú (REMURPE), el Secretariado Rural de agencias y ONGDs de Bolivia y Perú y la Red Peruana de Comercio Justo y Consumo Ético.
Hemos desarrollado en los años 80 un innovador y ambicioso proyecto agroindustrial, a partir de una investigación tecnológica del Centro Internacional de la Papa, cristalizado en la empresa Ideagro, con una innovadora pequeña planta industrial en Concepción, para la producción de derivados de la papa y su comercialización, junto con la de otros productos andinos, en supermercados, habiendo sido pioneros de su distribución envasada y con marca – Abril, mes de inicio de la cosecha. Al igual que muchas otras empresas y los propios supermercados sucumbimos y tuvimos que cerrar, sin quebrar, ante la hiperinflación. Creemos haber sido la única empresa alimentaria en la región que no cedió ante las exigencias de coimas de parte de funcionarios municipales – para la venta de una mezcla de suplemento nutricional para niños, Chicolac, para programas de alimentación infantil. A partir de esta experiencia contribuimos a la formación de la Red de Agroindustria Rural a escala latinoamericana, en el marco del IICA.
Durante un largo período tuvimos proyectos de microcrédito urbano y rural, principalmente con el sistema La Chanchita, y participamos en la formación y dirección del Consorcio de organizaciones de pequeña y microempresa (COPEME).
Por algunos años tuvimos un centro médico dedicado a brindar atención de salud de calidad y asequible a personas de organizaciones populares, el mismo que luego continuó funcionando, ya como institución autónoma.
En la última década, profundizando nuestras posiciones previas, destaca nuestra orientación a una mayor incidencia política no partidaria a nivel local, regional y nacional, a innovar procesos de calidad de vida y a modificar causas estructurales de pobreza y exclusión, con aportes a nuevas concepciones de desarrollo rural más integrado, de base territorial, y a la gobernabilidad democrática, con fortalecimiento de la dimensión de ciudadanía y de participación ciudadana activa, siempre con una concepción de fortalecimiento de la institucionalidad.
A partir de experiencias iniciales de mesas de concertación ciudadana y municipal, posteriormente consejos de coordinación locales y regionales y acuerdos de gobernabilidad, desarrollamos proyectos de formación de facilitadores en concertación y de orientación a candidatos y autoridades electas. En ese sentido propiciamos la generación de liderazgos políticos propositivos y concertadores, nuevos mecanismos de gobierno local más participativos, también para la formulación de presupuestos públicos, y la formación y funcionamiento de redes de organizaciones y ciudadanos, locales o regionales con esos objetivos. Hemos enfatizado especialmente nuestro trabajo de participación ciudadana y de salud reproductiva y mejora de la nutrición con organizaciones de mujeres.
Participamos activamente en la Red Perú de iniciativas de concertación para el desarrollo local, en el Acuerdo Nacional, en la Sociedad Nacional del Ambiente (SNA), la Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza, la Comisión Hábitat y los Foros Salud y Ciudades para la vida.
Poco de esto hubiera sido posible sin el apoyo significativo y sostenido de agencias de cooperación internacional que confiaron en nosotros, concediéndonos mucha autonomía de iniciativa y gestión. Tampoco sin la cooperación de diversas ONGs amigas y algunos pequeños empresarios innovadores. Hemos aprendido juntos, en parte también a través de plataformas de contrapartes de algunas agencias. Lamentablemente, cambios en su óptica y en su apreciación de las necesidades del Perú, así como crecientes limitaciones económicas, han llevado a que este apoyo decline. En los últimos lustros, al igual que otras ONGDs, dependemos crecientemente de la participación en concursos de proyectos diseñados por otros y, en parte, de recursos del Estado a nivel municipal y central, o de grandes empresas, lo que nos convierte también en operadores de proyectos que consideramos positivos, sin dejar de formular proyectos propios.
Seguimos adelante, persistiendo en nuestra misión, siempre en evolución, pero orientada por los mismos principios, con mucho esfuerzo y dedicación, frecuentemente con bastante sacrificio personal, de nuestras colaboradoras y colaboradores, así como con el aporte en gran parte voluntario de directivos, ex directivos y antiguos asociados.


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