Como explicación de mi actitud general y como
introducción, en este caso, al tratamiento de discrepancias en torno a los
transgénicos (TG), quiero recordar mi rechazo a todo fundamentalismo, que,
absolutizando verdades parciales de cualquier campo del conocimiento y de la
actividad humana, puede causar y muchas veces causa enorme daño. Incluso causas
justas pueden ser enturbiadas por la adhesión a ellas de personas con
posiciones fundamentalistas al respecto, que con frecuencia, más que
reforzarlas, las debilitan. Aplica el dicho ¡Mejor no me defiendas, compadre!
Claro que también en esto hay grados y matices que es importante distinguir.
El principal daño que inflige un
fundamentalismo consiste muchas veces, aparte de impedirnos ver bien la
realidad y de alimentar extremismos, en que, al convertir en antagónicas
contradicciones que pueden ser resueltas con el tiempo a través de la investigación,
de la acumulación de experiencia y de la discusión, dificultan o hasta impiden
ese proceso y generan un ambiente de conflicto agudo que invita a resolverlo
por la fuerza y que tiñe también a otras confrontaciones, que siempre existen
en toda sociedad. Impiden ver los aspectos positivos y aportes de la posición
contraria, la evolución de la propia y posibles compromisos en la práctica.
Felizmente la confrontación entre defensores
y cuestionadores de los TG, a pesar de incluir también posiciones
fundamentalistas, no llega a los niveles de encono a los que llegan otros
conflictos.
En setiembre escribí un artículo publicado en
este Foro de la revista virtual del Grupo Agronegocios y lamento haberme
demorado en darme cuenta de que el doctor Alexander Grobman había hecho en ella
un largo comentario, lo que aprecio, ya que, al fomentar la discusión, facilita
la clarificación de las ideas.
Aunque a veces resulte difícil, hay que tomar
y valorar las ideas independientemente de quién las formula. Personas que
suelen estar equivocadas pueden tener algunas ideas lúcidas y correctas. E incluso
las personas más serias y hasta algunas mundialmente famosas en investigación
en cualquier tema, a veces cometen errores garrafales, incluso en su propio
campo, o expresan opiniones que posteriormente resultan desmentidas por la
práctica, lo que no quita mérito a sus aportes. Ejemplos abundan. Y adversarios
en un campo pueden ser aliados en otros; adversarios hoy, pueden ser aliados
mañana, por cambios en las circunstancias y en las actitudes, sin afectar
principios y valores.
Aprecio la actitud y los métodos científicos
y la investigación y divulgación científica en todos los campos y las tomo en
serio aunque cuestionen o contradigan mis conocimientos, experiencias o
creencias previas, que siempre estoy dispuesto a revisar y a cambiar, si
corresponde. Por otro lado considero que felizmente han pasado los tiempos en
que, como tendencia general, la ciencia, o algunas ciencias en particular, eran
como una nueva religión, de verdades inconmovibles e incuestionables, y su peso
se ha relativizado, para bien, a la vez que se siguen desarrollando enormemente
todas las ciencias y aportando nuevos conocimientos y soluciones técnicas a la
vida humana.
A nuestra escala, y volviendo a abordar el
tema de los TG, quiero dejar constancia de que aprecio al doctor Alexander Grobman
como científico y como persona comprometida con el Perú y su desarrollo, y, lo
que considero errores y ligerezas en su posición sobre los TG, no le resta
mérito a su aporte en diversos campos.
Tomo alguna información sobre su persona de sus
datos en Internet y de una entrevista reciente suya a Materia, revista
informática, en Bogotá, en ocasión de Biolatam, encuentro de empresas
tecnológicas organizado por la Asociación Española de Bioempresas (Asebio), a
la que asistió en su calidad de presidente de Perú Biotec, Asociación Peruana para el
Desarrollo de la Biotecnología.
Su currículo es impresionante. Grobman obtuvo
el grado de PhD en biología con especialidad en genética en 1962, en Harvard, con
la tesis Races of maize in Peru, their
origin, evolution and classification (Variedades de maíz en el Perú, su
origen, evolución y clasificación), publicada como libro por la Academia
Nacional de Ciencias de Estados Unidos. Este trabajo fue precedido –y luego
continuado- por una intensa labor de colección de toda la biodiversidad de maíz
en el Perú, e incluye su estudio morfológico, genético, citogenético, adaptativo
y de potencial agronómico. Además emprendió un vasto estudio etnobotánico de
colecciones arqueológicas de maíz e impulsó, como fundador y primer director
del Programa cooperativo de investigaciones en maíz, un Banco de genes de maíz
en su forma original, en la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM), mi
alma máter como economista, banco que actualmente pasa de tres mil ejemplares.
Tuvo una muy destacada y reconocida carrera
como investigador y profesor en la UNALM y, en su larga vida, muchas otras
responsabilidades y actividades importantes. Destaco las quizá principales: ha sido miembro del plan nacional de la energía nuclear
para la aplicación de marcadores radiactivos para trazar la absorción de
fertilizantes; director de la División de
experimentación del Servicio de Investigación y Promoción Agraria (SIPA);
responsable del planeamiento del primer centro de cómputo con una macro computadora
1620 IBM en el SIPA y UNALM en 1967 (para la cual aprendí a perforar tarjetas
de cómputo siendo estudiante); presidente de Gentec Data, primer distribuidor
de Microsoft y de Redes Novell y de sistemas TeleVideo de cómputo en el Perú; Consultor y encargado del
programa de semillas de cebada maltera de Maltería Lima S.A.; gerente de la
Asociación tabacalera de investigación científica y tecnológica del Perú, a
cargo del exitoso desarrollo de tecnologías de producción de tabaco en Costa y
Selva; director de Investigación y desarrollo para América Latina de la gran empresa
multinacional de semillas Northrup, King & Co., con énfasis en el sorgo;
director general asociado del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT),
en Palmira, Colombia, a cargo del desarrollo de su Unidad de semillas; fundador
del nuevo INIA; socio de empresas consultoras agroempresariales; vicepresidente
de Concytec; líder de misiones del
Banco Mundial como asesor de países; es o ha sido
presidente del directorio de Semillas Penta del Perú S.A. (desarrollo de híbridos
de maíz y sorgo), Productora Agrícola del Campo SAC, Integradores de Sistemas
S.A., y coordinador de programas agrícolas del Instituto Peruano de Economía
Social de Mercado (sin fines de lucro); sigue cooperando en estudios
arqueológicos y etnobotánicos; es coordinador del área de agricultura en la
alianza política Unidad Nacional; tiene muchas publicaciones científicas.
Como se ve, el doctor Grobman es un
científico y técnico muy destacado y respetable. Necesitamos muchos de su nivel
en todos los campos. Y hay opiniones suyas que comparto. En mis siguientes
artículos menciono algunas, seguidas de mis discrepancias.
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