Mercedes Cabanillas no tiene la menor intención de renunciar, a pesar que la última encuesta nacional de Ipsos Apoyo confirma que se ha convertido en la más repudiada del desprestigiado gobierno.
Un 73% demanda su renuncia y sólo un escuálido 19% responde que debería quedarse. En cuanto a responsabilidades, el 77% desaprueba su actuación en el conflicto y sólo 16% lo aprueba. El único que la supera en desaprobación en el conflicto es Alan García, con un 84%.
Así, Cabanillas pasó de ser la ministra más popular del régimen a la más rechazada, cuando un hecho serio puso a prueba su capacidad. Antes se había manejado con golpes de imágenes, cosa que si sabe hacer.
Precisamente una de las razones de tan alta desaprobación es su inaudita tenacidad para aferrarse al puesto. Así como no hay precedentes para una masacre como la de Bagua, no existen antecedentes tampoco de un ministro que se haya agarrado al puesto con uñas y dientes a pesar del masivo repudio popular y el rechazo abrumador de la Policía, desmoralizada por la matanza y por el hecho que la Cabanillas haya tenido gestos tan cobardes como echarle la culpa del fracaso al mayor Felipe Bazán, hasta ahora desaparecido, pero presumiblemente muerto.
Para tratar de ocultar su evidente responsabilidad, Cabanillas está tratando de amedrentar y sobornar a los policías. Según el diario El Comercio, un mecanismo ha sido el otorgar un ascenso a todos los efectivos que participaron en la fallida operación de Bagua, para evitar que hablen:
“La ministra del Interior, Mercedes Cabanillas, habría tomado la decisión de ascender por acción distinguida a los 12 oficiales y 420 subalternos que participaron en esa acción.”
“Iban a hablar
RÁPIDA ACCIÓN
La iniciativa para tomar esa medida habría surgido el miércoles (17) en la noche, luego de que la ministra y los altos mandos de la Policía Nacional fueran informados por fuentes de inteligencia que un grupo de efectivos que participó en esa operación planeaba convocar a una conferencia de prensa para revelar los gruesos errores y omisiones que ocurrieron antes y en el momento de la intervención.”
Saltando escalones
LARGO PROCESO
De ocurrir el ascenso por acción distinguida, se vulnerarían las normas que establecen que las propuestas respectivas deben pasar por tres instancias: las comisiones de evaluación e investigación y el Tribunal de Honor, que lo preside del director general de la Policía Nacional. Todo el trámite suele tardar meses.” (El Comercio, 21.6.09)
Los apristas son, por lo general, ineptos, traferos, insidiosos y tramposos. Pero Cabanillas está superando todos los records.
2 comentarios:
Alan solo tiene que preocuparse de hacer un gobierno positivo, correcto, honesto, abierto al dialogo y descomplicado. Sobre todo debe controlar sus propios ímpetus personales y el insaciable hambre de sus iluminados 'compañeros' de lucrar en perjuicio del Perú y copar el Estado para exprimirlo, eso es todo.
Aparte de lo mencionado, si Alan se queda tranquilito y no hace nada de nada más, cual muñeco de torta, también estaría bien porque la agenda del APRA estorba.
La verdad es que Alan ya ni la economía controla, pues esta es manejada por especialistas que se limitan a consultarle al presidente lo que ellos ya tienen planeado hacer y discutir ciertos aspectos presupuestales, nada más. ¡Felizmente!
Alan debe cuidar su lengua larga y no permitir que el Perú pierda más prestigio. ¡Madurez, sobriedad y perfil bajo!, deberían ser sus nuevos mottos. Y no como cuando hace poco dijo que la crisis económica no iba a afectarnos, que ese era un problema de las grandes potencias. Ignorancias supremas de ese tipo mejor se quedan guardadas en la Casa del Pueblo, bajo cerrojo con llave.
Hay que reconocer que Alan también lidea con algunas adversidades. Pero le falta tanto para aprender a manejarlas.
Como punto de comparación, el presidente Alvaro Uribe de Colombia es mucho más astuto que Alan. Callado, sencillo, observador, analítico, fundamental, bien asesorado, sin tanto aspaviento y perorata, ni ayayero a su lado. Y eso que no es ningún santo porque quiere un tercer período presidencial, todo indica que es demasiado ambicioso.
Lo nombro porque sin duda sabe lidiar con temas escabrosos como, por ejemplo, la guerrilla. Por mucho tiempo tuvo a Hugo Chávez, a su lado, fregándole la pita, diciendo esto y lo otro de su gobierno, picándolo con todo lo que podía a cada rato, pero él se mantuvo cauto.
Una vez que Chávez creyó que lo traía de hijo, ¡PUM! de un solo zarpazo le cayó el hocico a él y a su amigo ecuatoriano, el figuretti de Rafael Correa. En una operación militar magistral, Uribe metió un comando militar dentro de Ecuador, a solo 300km de Quito, y eliminó a los complotistas de las FARC que habían recibido albergue ahí y dejó en ridículo a los dos bocones. Sin pedirle permiso a nadie. Y fue solo después de esa maniobra que elegantemente sacó pechito, incluso invitándo a Chávez a ser parte de la solución al problema. ¡Santo remedio! Chávez cerró el pico y dejó de meterse con él y con Colombia.
A eso sí se le puede llamar mano dura en defensa de los intereses nacionales y además tener dos cositas que siempre le han faltado a los apristas.
Los apristas son, por lo general, ineptos, traferos, insidiosos y tramposos. Pero Cabanillas está superando todos los records.
Suscribo lo dicho en este párrafo porque es la mejor descripción de lo que es el Aprismo, ojalá que nunca más tengamos que sufrir un gobierno Aprista.
Publicar un comentario