jueves, 13 de julio de 2017

Filantropía 2

Alfredo Stecher


Iré dando ejemplos de filantropía de todo tipo, una muestra en cierto sentido al azar para visualizar la amplitud y la diversidad del universo, mayor de lo que yo creía antes -con algunas opiniones mías.

Las mayores y más espectaculares donaciones son las de Warren Buffet, el oráculo financiero de Omaha, quien, además de hacer donaciones continuamente, ha involucrado a otros multibillonarios en el compromiso de legar la mitad de su fortuna a fundaciones, y él, personalmente, un 85% de su fortuna en vida. Su hermana Doris, está donando sus millones y lo que le da él a su pedido a través de la Fundación Sunshine Lady, para apoyar a personas en dificultad en las zonas en las que ella tiene residencia, porque considera que la proximidad es importante para que la ayuda sea realmente benéfica; en ello tiene el apoyo de otras mujeres y pide más voluntarios que sean prácticos, sin prejuicios y con corazón para ayudarle a decidir cuáles de los pedidos de ayuda que recibe son los más razonables.

George Soros, el especulador multibillonario inspirado en el filósofo Karl Popper, ha creado fundaciones y el Open Society Institute (Instituto de la Sociedad Abierta) que están activos en más de medio centenar de países emergentes donde promueven los valores de la democracia y de sociedades tolerantes con las nuevas ideas y con las distintas formas de pensamiento.
¿Eso cambia el sistema ? No y sí. En lo esencial y de inmediato, no, pero es un poderoso estímulo a disminuir el afán de ganancias máximas y, a través de las acciones que se impulsa, contribuye significativamente a una progresiva mejora de la sociedad y de los Estados, tendiente a aumentar la empatía y la solidaridad.

Hay filantropía claramente instrumental a un fin político o religioso, como el del Partido dominante en Turquía o los Hermanos Musulmanes en Egipto, y la de muchas religiones cristianas, lo que no le quita valor a los beneficios que brinda, pero los tiñe de un modo que puede ser retrógrado, sumamente negativo.

Y hay filantropía con finalidades políticas que impulsa cambios favorables al progreso, al apoyar movimientos democráticos a través de sus partidos o de ONGs. Un caso paradigmático es el de la Fundación Bill y Melinda Gates, que, además de su prioritario financiamiento a iniciativas de salud en África y de la ciencia necesaria para aumentar su eficacia, se preocupa por el fortalecimiento de los sistemas democráticos con miras a evitar que Estados frágiles se conviertan en fallidos, con impactos terribles en su propia población y países cercanos. Para ello han establecido una alianza con la ONG One, del cantautor Bono. Por supuesto que eso se da pensando también en la estabilidad política mundial y en la disminución de flujos de migrantes no deseados a los países desarrollados. Destinan no solo $4000 millones al año sino también todo su tiempo.

También las políticas de ayuda internacional tienen un ingrediente de filantropía, aunque suelen ser principalmente iniciativas para mejorar la imagen y ampliar la influencia de los países de origen, pero con un mayor ingrediente de filantropía en el caso de los organismos internacionales. En 2014 Simon Maxwell, experto del inglés Overseas Development Institute, resaltó la importancia del optimismo como una herramienta fundamental y de ser conscientes de que las políticas de desarrollo hablan también de nosotros, lo que queremos ser en el mundo. Señala que se ha invertido mucho en la mejora de la calidad de la ayuda internacional. Sostiene que hay que entregar la ayuda donde más se necesita, lo que matizo en el sentido de que conviene tener en cuenta los efectos carambola, en este caso apuntando a lo que más va a mejorar las condiciones que van a impactar luego también en los más necesitados, lo que significa fortalecer los procesos de gobierno o la gobernabilidad. Criticó -y concuerdo- el exceso de burocracia, que incluye la acción simultánea de hasta 20 o 30 donantes diferentes, y propone más acciones multilaterales en el sentido de involucrar a un abanico de iniciativas bajo una misma conducción. Dice que el éxito de las políticas de desarrollo se mide también en cómo se reflejan en los programas de los partidos y que incluyen temas globales como comercio exterior, inmigración, agricultura, cambio climático, medidas ambientales, evitar crisis financieras, tráfico de drogas. Propone centrarse en consensos y evitar las actividades que pueden generar un bloqueo, como ciertas formas de democracia formal y minorías sexuales, con lo que discrepo, salvo en el sentido de que convienen tanto los consensos obtenibles como la mantención, en la esfera cultural y social, de objetivos que no favorecen su obtención.



jueves, 8 de junio de 2017

Filantropía

Alfredo Stecher


Retomo mi blog después de un paréntesis motivado por problemas de salud pasajeros. He estado siguiendo las informaciones sobre filantropía en el diario La Tercera de Chile, ocasionalmente de otras fuentes, y me asombra y alegra tanto la amplia cobertura, en cuanto a amplitud de campos, como la real multiplicación y ampliación de su magnitud e impacto. Quiero en sucesivas entregas dar ejemplos de esto, que contribuyen a reforzar mi idea de que, a pesar de todo -y Trump-, la humanidad sigue avanzando, que son poderosas las fuerzas capaces de seguir mejorando nuestro mundo y de enfrentar a las contrarias, por cierto muy poderosas.

Filantropía, según la RAE, es amor al género humano. Puede ser definida como la ayuda a otras personas sin pensar en un beneficio propio (al menos no como objetivo principal), expresión de empatía y de solidaridad, que puede ser instintiva o fruto de educación y entorno, o combinación de ambos. Esto puede ser real, en el sentido de no buscar un beneficio material, al menos inmediato, o aparente, en el sentido de diseñado para favorecer sus intereses personales directamente. En general se trata de una combinación de consideraciones, de corto o más largo plazo, de expresión de un sentimiento o de reflexión sobre beneficios futuros no solo económicos ni solo propios, por ejemplo, respecto de cómo se quiere que sea la sociedad en la que vivir y legar a hijos y nietos.

Al margen del objetivo, se espera que se trate de ayuda efectiva, que puede ser asistencial, para aliviar problemas, o proveedora de medios o de capacidades para resolverlos. Son frecuentes las críticas a iniciativas filantrópicas, como mecanismo de propaganda o barniz de actividades explotadoras o solo interesadas en aumentar ganancias, o como búsqueda de indulgencia por prácticas despiadadas. Todo eso se da en la filantropía, como se dan abusos e hipocresías de parte de personas y entidades de los más diversos campos y peso económico en sus relaciones laborales o personales.

Pero también se da, y con creciente frecuencia y magnitudes, expresiones de empatía, de responsabilidad social y ambiental y de intención de devolver algo a la sociedad que le ha permitido tener éxito y/o ganancias, donde el efecto imagen, siendo real, es un aspecto subordinado. Y son muy frecuentes las fundaciones benéficas, muchas veces con el nombre de su creador o de quien proviene la donación, que buscan mantener vivo el nombre. La filantropía con frecuencia se combina con el activismo por diferentes causas, con donaciones o arriesgando ingresos seguros al manifestarse a favor o en contra de algo.

Es difícil calibrar el peso que en cada iniciativa filantrópica tienen las diversas motivaciones que se conjugan; lo importante es que el resultado sea algo globalmente positivo, que predominen los aspectos favorables para los beneficiarios y a la humanidad. Es necesario a la vez valorar lo positivo y denunciar lo negativo.

Hay que distinguir la beneficencia, que pudiendo tener características similares, muchas veces es asociada a un desprecio por la dignidad humana, a veces injustamente, como el caso de las campañas de solidaridad con víctimas de catástrofes, no solo útiles, sino estimulantes de las facetas solidarias de mucha gente.

Supongo que por una combinación de instinto y de educación familiar -padre ex sacerdote y madre maestra- llegó a primar pronto en mí una actitud de filantropía (sin que tuviera conciencia del concepto), inicialmente con una motivación también religiosa, que se manifestó en la selección de mi profesión -la economía entendida como ciencia social- y en mi rol como dirigente estudiantil, luego en el plano político, en el de apoyo social y de promoción del desarrollo a través de una ONG, en el de priorización de proyectos de desarrollo en el marco de la empresa de consultoría, en la formación y conducción de una empresa certificadora ecológica y finalmente, en esta última etapa de mi vida, en seguir contribuyendo a lo anterior y en la elaboración de mi blog de artículos de opinión.

Resalto que la filantropía no tiene por qué ser una actividad especializada, sino que puede darse combinada con cualquier otra actividad principal lícita, laica o religiosa, estatal o privada, empresarial o de investigación. En algunos países, en particular los EEUU, hay una tradición antigua, de siglos, a partir de convicciones religiosas o cívicas, de to give o give back -dar o devolver-, que se expresa en el peso económico de la filantropía -más de 2% del PBI, y que ha ido evolucionando hacia una filantropía comprometida y hacia la inversión social, que toma de la económica la elaboración de planes estratégicos, estudios estadísticos, investigaciones académicas, asesorías y la mediciones del impacto. En las últimas décadas ha aumentado exponencialmente y se ha sofisticado notablemente la filantropía de gran escala, a tal punto que lo llaman el tercer sector, después del privado y del estatal.

miércoles, 8 de marzo de 2017

Trump, un divertimento serio



Alfredo Stecher


Coincidiendo con el Día de la Mujer, muy importante para recordarnos que todos los días del año debemos respeto, reconocimiento y esfuerzos por alcanzar una real igualdad de oportunidades, me toca referirme a uno de los mayores misóginos de la actualidad.
Es tan sui generis y terrible Trump, que no hay artículo o declaración críticos que no incluyan algunos o muchos adjetivos muy poco habituales para su cargo a semanas de su asunción. Se me ha ocurrido algo inusual, hacer una lista de todos los leídos aplicados o aplicables a él.
Seguramente siguen faltando algunos. Cuando escribí esto, hace dos semanas, había llegado a 30, y decidí esperar un día más, a ver si aparecían o se me ocurrían otros. La catarata no paraba, pero hoy he decidido cerrar la lista, decuplicada, para que no me siga ocupando parte del cerebro, una vez bajada a cinco la cantidad diaria de aumento de los calificativos (antes de veinte a treinta). Un divertimento breve se me fue convirtiendo en una ligera pesadilla.
No creí que llegaría a tantos. Es muy inusual que alguien como yo dedique parte de su escaso tiempo a hacer una lista así, expresión de lo preocupante que considero al trumpismo para nuestro futuro como países y como humanidad.
Es muy útil nuestro idioma, que él desprecia, para describir sus características. He optado por no considerar el enorme vocabulario del hampa y excluir palabras poco conocidas. También he tachado algunas palabras que, respecto de otra persona, podrían tener una connotación positiva.
Nadie es perfecto e incluso a dirigentes positivos le pueden calzar algunos de estos adjetivos, pero jamás tantos.
Bastará una lectura veloz, salvo que se quiera ver si alguno quizá no corresponde, aunque lo dudo. Y puede ser una pequeña ayuda para quienes quieran escribir algo sobre el novedoso presidente.
La doctora Hildebrandt podría ir explicando los calificativos menos comunes.
Quizá este divertimento tétrico pueda resultar en un indicador que nos permita expresar cuán inadecuada es una persona para los más altos cargos del Estado.
Pido disculpas a Trump si he omitido algunas de sus facetas que él considera virtuosas -y que no lo son.

He reflexionado sobre qué es lo más peligroso del trumpismo y lo marco con negritas en los calificativos que lo expresan.

absolutista
abusador
abusivo
abyecto
acosador
adicto al Poder
adusto
agitador
agresivo
aislacionista
alarmista
altisonante
ambicioso (en exceso)
amnésico
amoral
antiglobalizador
antipático
antisemita
antidemocrático
apabullante
aplastante
apocalíptico
arbitrario
armamentista
arrogante
artero
astuto
autócrata
autoritario
avasallador
ávido de Poder, fama y dinero
azuzador
bárbaro
belicista
belicoso
berrinchudo
bilioso
bloqueador
bochornoso
bravucón
bribón
brutal
bruto
burdo
burlón
calculador
calumniador
cándido
caótico
caradura
cavernario
cazurro
censurador
chabacano
charlatán
chantajista
chovinista
cínico
clientelista
codicioso
colérico
compulsivo
conchudo
conflictivo
confrontacional
confuso
conspirador
contradictorio
contrafáctico
creído
demagogo
desagradable
desatinado
descalificado
descalificador
descalificador
descarado
desconcertante
descalificador
descarado
desconcertante
desconfiado (extremo)
desconsiderado
descortés
desdeñoso
desenfrenado
desequilibrado
desfachatado
descalificado
descalificador
descarado
desconcertante
desconfiado (en extremo)
desconsiderado
descortés
desdeñoso
desenfrenado
desequilibrado
desfachatado
deshonesto
desmemoriado
desmesurado
despectivo
despiadado
despótico
despreciable
desquiciado
destructivo
desubicado
desvergonzado
dictatorial
difamador
discriminador
disoluto
disparatado
dispendioso
distorsionador
divisivo
divisor
dominante
economicista
efectista
egocéntrico
ególatra
embaucador
embustero
engreído
envidioso
envilecedor
especulador
estafador
estrafalario
exhibicionista
explosivo
explotador
extremista
fabulador
facineroso
falso
fanático
fanfarrón
fantasioso
fatuo
farsante
fascista
fascistoide
fatuo
fóbico
frío
fundamentalista
furioso
gánster
grandilocuente
granuja
grosero
grotesco
hipócrita
histérico
histriónico
homofóbico
hosco
humillante
huraño
ignorante
ilegítimo
ilusionista
imperioso
impertinente
impetuoso
impostor
impredecible
imprevisible
improvisado
imprudente
impúdico
impulsivo
incendiario
incoherente
inconsciente
inconsecuente
inconsistente
inconstante
incontinente verbal
incorregible
inculto
indecente
indecoroso
inefable
inescrupuloso
inestable
infantil
ingenuo
injurioso
injusto
inmisericorde
inmoderado
inmoral
innoble
insensato
insensible
insidioso
insolente
intrigante
insultante
intolerante
intratable
intrigante
iracundo
irrespetuoso
irresponsable
irritable
jactancioso
lujurioso
machista
maleducado
malhablado
malhumorado
malvado
mangonero
maniobrero
manipulador
maniqueo
matón
matonesco
mecedor
mediocre
megalómano
mentiroso
mercantilista
militarista
misógino
montaraz
nacionalista
narciso
nativista
nepotista
no confiable
no realista
obsceno
obsesionado
obsesivo
oclócrata
odioso
oligárquico
opaco
oportunista
opresivo
ordinario
orgulloso
oscurantista
ostentoso
pandillero
paquidermo
patán
patriotero
payaso
peligroso
pendejo
pendenciero
petulante
pícaro
picón
pirómano
pleitista
plutócrata
pomposo
populista
posfáctico
posverdadero
prejuicioso
presuntuoso
primitivo
proclerical
proteccionista exagerado
provocador
rabioso
reaccionario
rencoroso
retardatario
retrógrado
rudo
satanizador
sectario
showman
sicópata
simplón
simulador
siniestro
sinvergüenza
soberbio
soez
superficial
suspicaz
taimado
teatrero
tendencioso
terco
terrible
timador
tirano
torcido
torpe
torturador
tosco
tramposo
tremendista
triunfalista
trol
truculento
truhán
turbio
ultra
unilateralista
utópico
vanidoso
veleta
venenoso
vengativo
ventajista
vertical
vertiginoso
victimario
vil
violento
visceral
vociferante
voluble
voluntarista
vulgar
xenófobo