martes, 18 de septiembre de 2012

CHILE DE ANIVERSARIO/ Alfredo Stecher


Hace 111 años, el 18 de setiembre de 1811, Chile, a través de un Cabildo Abierto de Santiago, eligió su primera Junta de Gobierno, que a su vez convocó a un congreso nacional de representantes de Santiago y de Concepción.
Así siguió el ejemplo de las juntas en España y en la mayor parte de la América española, en ocasión de la invasión francesa a España en 1808, la abdicación del rey Fernando VII y de su padre, Carlos I, ante el emperador Napoleón Bonaparte, y la instauración de José I (Pepe Botella), hermano de éste, como rey en 1810. El gobierno de éste, personaje más bien débil, principalmente basado en las tropas francesas y en sectores minoritarios pro franceses, era resistido por una gran mayoría del pueblo español, quien organizaba juntas provinciales reivindicando la soberanía popular, aunque invocando la figura del rey depuesto.
Destaco que Fernando VII, uno de los reyes más absolutistas, arbitrarios, traicioneros, vengativos e ineptos de los últimos siglos, conocido como El Felón, debe haber contribuido con sus abusos y desaciertos a nuestras independencias, estimuladas por las ideas de la Ilustración, por la independencia de Estados Unidos y las ideas libertarias, impulsadas por nuestros próceres, en muchos casos masones, y muy destacadamente José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II.
Entre 1808 y 1810 se fueron formando sucesivamente las juntas en México, Montevideo, Chuquisaca, La Paz, Quito, Caracas, Cartagena, Buenos Aires, Cali y Santa Fe en Granada (Colombia), y, posteriores a Santiago de Chile, las de Asunción de Paraguay y Cuzco, la mayoría de ellas efímeras, en general débiles también por sus discrepancias y disputas internas. Casi todas estas juntas habían reconocido a Fernando VII, pero no al gobierno español resistente en Cádiz, afirmaron su autonomía y se negaron a enviar delegados ante el llamado de las Cortes de Cádiz.
Aunque ya en 1812 José Miguel Carrera había dado pasos separatistas, formalmente todavía con reconocimiento de la figura del rey – primera bandera, desconocimiento de órdenes de fuera de Chile y establecimiento de relaciones diplomáticas con los Estados Unidos de Norteamérica -, en rigor la independencia de Chile recién fue declarada en 1818.
Entre 1813 y 1817 los españoles, desde el Virreinato del Perú, habían retomado el control de Chile; pero, hostigados por el abogado guerrillero Manuel Rodríguez y sus huestes, el de la famosa canción, fueron derrotados en abril de 1818, después de batallas con desenlaces contradictorios, por el ejército argentino – chileno del bonaerense San Martín, provenientes de Mendoza, Argentina, en los llanos de Maipú (al Oeste de Santiago).
Ya el 12 de febrero de 1818 el militar chileno O’Higgins, nombrado Director Supremo por un Cabildo Abierto en Santiago (ante el desistimiento de San Martín), había declarado la independencia. Antes la habían declarado en 1816 las Provincias Unidas del Río de la Plata, bajo José Gervasio Artigas, en su congreso en Tucumán (aunque sin la participación de Paraguay y la Provincia Oriental, Uruguay, que se habían independizado de Buenos Aires, así como del Alto Perú, excepto parte de Tarija – al Sur, por la contraofensiva española).
Escribo estas líneas refrescando y reforzando mis fragmentarios conocimientos de historia, en homenaje y agradecimiento al país hermano que me alberga, en sus Fiestas Patrias. Obviamente sigo inspirado en el Canto de amistad y buena vecindad, y guiado por principios humanistas de solidaridad y paz.

viernes, 14 de septiembre de 2012

LA CRISIS CARACOL/ Alfredo Stecher


A veces me pregunto, qué sentido tiene que escriba sobre la crisis mundial, cuando abundan las noticias y artículos al respecto, en muchos casos de personas con mucha mayor autoridad en el tema. Y me contesto que quizá algunas personas que leen mis artículos no sigan los otros tanto como yo y que a algunas les puede interesar mi opinión. De modo que insisto.

De casualidad tropiezo con una cita de Albert Einstein en un anuncio a toda página, con buena argumentación, de oferta de acciones de La Polar, el cuarto actor del retail chileno (sí, el que está saliendo, con una nueva y al parecer eficiente gestión, de la crisis por el destape del cerca de un millón de repactaciones fraudulentas de deudas y de engaño al Estado): “La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera a la crisis se supera a sí mismo sin quedar superado.” No deja de ser curioso que una cadena de tiendas cite a Einstein en la propaganda para vender acciones, pero en su caso particular, como en el de otras grandes empresas que mencionan como antecedentes exitosos, entre ellas LAN, el dicho del sabio puede tener directa aplicación.
Estas poéticas palabras recuerdan al telegráfico “Crisis es oportunidad”, de los chinos, evocado, hace lustros, si no me equivoco, por uno de nuestros mejores economistas, Richard Webb. Debo decir que me gusta y resulta estimulante el optimismo que estas citas expresan, pero que es bueno recordar que, al lado de algunos que la superan exitosamente, suele haber una mayoría que sufre fracasos y con frecuencia indecibles penurias y hasta muerte, y, especialmente en las crisis económicas, éstos pueden ser la inmensa mayoría y hasta el mundo entero, como en la Gran Depresión de 1929 a 1933, que contribuyó decisivamente a facilitar el ascenso del fascismo y al desencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial. La oportunidad no es solo para la creatividad positiva, sino también para la negativa. Soy de quienes creen que, a pesar de todo, el mundo es ahora mejor que hace medio siglo y, en general, todo tiempo previo, pero también de quienes tememos que un mal manejo de la crisis nos pueda llevar otra vez a grandes catástrofes, mucho mayores aún que los efectos inmediatos que ya viven millones de personas en la forma de desempleo, pérdida de niveles de bienestar y de esperanza, aumento de conflictos y depresiones, y agresiones racistas y xenófobas.
El proceso de la actual crisis económica puede ser visualizado como caracol, no por su lentitud, aunque algo de eso tiene, sino como escalera de caracol, por la que vamos descendiendo. Esta incluye descansos, momentos en los que parece estabilizarse la economía, pero también peldaños sueltos o debilitados, por los cuales de repente tenemos pequeñas o grandes caídas bruscas. No sabemos cuántos peldaños de bajada faltan – aunque con seguridad muchos - cuántos de ellos traicioneros, y adónde exactamente nos llevan. Y, lo peor, hay intereses privados y políticos así como miopías que llevan a la destrucción de peldaños y empujan a saltar otros hacia el siguiente descanso con la ilusión o engaño de que ya será el último (a la vez que protegen intereses propios y cercanos) y que más pronto podremos subir por la siguiente escalera de caracol.
Estamos en uno de esos descansos, más grande que otros, pero en el que no nos quedaremos mucho tiempo, quizá semanas, a lo más algunos meses: el brindado por la decisión del Banco Central Europeo, BCE, bajo la batuta de Mario Draghi, hasta con el respaldo de Ángela Merkel, con la ahora solitaria oposición de uno de los dos representantes alemanes, de comprar bonos de los países en problemas de liquidez, ilimitados en cantidad, pero limitados por la condición de pedir previamente un rescate – obviamente con condiciones, afinadas – al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera o al Mecanismo Europeo de Estabilidad, que está reemplazando al anterior - y en duración, a no más de tres años. Con ello ha disminuido – por un tiempo – la presión de los mercados que había elevado las tasas de interés de los bonos soberanos en Europa del Sur (es decir, de los Estados) a niveles insostenibles. A esto se agrega, convergentemente, el mecanismo de facilitación cuantitativa QE3 (quantitative easing) de la Reserva Federal de Estados Unidos de compra de hipotecas inmobiliarias por hasta 40 mil dólares al mes y de bonos de largo plazo para bajar los intereses de las hipotecas y de los bonos, que busca contribuir a evitar una recesión.
Al cumplir Draghi su promesa de hacer todo lo posible por sostener al euro y respaldarlo Merkel en función de su compromiso con el euro como mecanismo fundamental de la Unión Europea, han aumentado las probabilidades de supervivencia del euro y han ganado tiempo para las decisiones políticas necesarias para mantener al euro a la larga. Esto no significa ni que la continuidad del euro esté garantizada ni menos que la crisis esté superada. Todavía quedan muchos peldaños por bajar, tanto por factores económicos como, crecientemente, por factores políticos disgregantes en forma de corrientes y partidos políticos euroescépticos y eurofóbicos.
Quiero acá expresar, coincidiendo en gran medida con la opinión de Vargas Llosa, mi reconocimiento a Ángela Merkel como líder política, a pesar de estar en desacuerdo con su línea política general y su defensa a rajatabla de la austeridad. Si bien en sus tomas de posición lógicamente juegan un rol central los intereses económicos de Alemania, le creo y valoro cuando plantea un ideal europeísta de paz, valores y bienestar, en defensa de todo aquello que asegura el futuro de la humanidad: la dignidad humana, la libertad de opinión, la libertad de prensa, el derecho de manifestación, la gestión económica sostenible, la protección del clima, con una visión de la unión política de Europa como política interior.
Más bien discrepo de la desafortunada y gratuita crítica al economista Paul Krugman que Vargas Llosa cree tener que hacer en defensa de Merkel, por sus fundadas críticas a las políticas de austeridad extremadas.