miércoles, 30 de marzo de 2011

¿PROMESAS EDUCATIVAS QUE PUEDEN MEJORAR LA EDUCACIÓN PERUANA?/ Anetty Molinero Nano

El pasado domingo, un programa televisivo mostró un reportaje sobre la situación de la educación básica regular en el Perú, y concluía presentando las propuestas de los candidatos presidenciales. En todas ellas escuchábamos una lista de ofrecimientos: programas de estimulación temprana, más wawa-wasis, más PRONOEI, computadoras, programas de alimentación escolar, acceso a Internet, infraestructura, equipamiento moderno de las escuelas, becas a los mejores estudiantes, etc. En ningún caso se vio un plan de mejora de la educación a corto, mediano y largo plazo.   

El día de hoy llega a mis manos un estudio titulado “Maestros y escuelas efectivas: lecciones aprendidas de sistemas de alto rendimiento”(1), impulsado por la “Alliance for Excellent Education” (Alliance) y “Stanford Center for Opportunity Policy in Education” (SCOPE). El estudio se centra en tres modelos educativos: Finlandia, Singapur y Ontario (Canadá), que muestran excelentes resultados de sus estudiantes en las evaluaciones internacionales de aprendizaje (PISA), sin presentar grandes diferencias en los resultados individuales de cada uno de ellos. Cabe señalar que sus escuelas atienden a una población heterogénea de estudiantes.  El estudio tiene como objetivo extraer lecciones para aplicarlas al contexto de Estados Unidos. 

Revisando el estudio podemos ver que la educación en esos lugares ha llegado al nivel en el que se encuentra, como consecuencia de un trabajo integral, sistemático, de largo plazo y de políticas articuladas. No es resultado de medidas inmediatistas, aisladas y desarticuladas, como plantean los candidatos peruanos.  Por ejemplo, Finlandia comenzó a enfatizar intensamente la preparación inicial de sus docentes en el año 1979, y es por ello que ahora tiene docentes con niveles de formación muy altos.  Esta mejora en la preparación de los docentes ha ido de la mano con políticas de mejora de las condiciones para la enseñanza, de desarrollo de liderazgos y de políticas de retención de los buenos maestros. 

Un tema común en estos tres sistemas es la fuerte apuesta por la formación profesional de sus docentes. Inicialmente, tuvieron programas de formación docente compensatoria. Hoy en día no solo se tienen sistemas de evaluación interna y externa, sino que también usan la información de las evaluaciones para mejorar su desempeño, y tienen diferentes niveles de desarrollo profesional.  Asimismo, sus programas de formación consiguen mejorar las prácticas docentes, tienen sólidos programas de inserción a la práctica profesional y dentro de su jornada laboral los docentes tienen en promedio 15 horas semanales para participar en comunidades de aprendizaje. 

Creo que un gran problema que tenemos como país es que, en ese deseo de imitar a aquellos otros países que han alcanzado grandes logros, damos saltos de garrocha, olvidando que hay pasos previos que se tienen que dar para alcanzar dichos resultados.  Sabemos que la formación docente en el país tiene grandes carencias.  La mayoría de los docentes de las escuelas públicas son el resultado de la baja calidad educativa que han recibido del Estado.  Primero, en su educación básica, y luego en su formación inicial como docentes.  Entonces, para alcanzar grandes estándares educativos, tendremos que actuar en primer lugar sobre los grandes vacíos que ha dejado esta formación, comenzar a articular las políticas educativas, y pensar en políticas de corto, mediano y largo plazo.
    
Necesitamos urgentemente que quienes asuman la conducción del país en los próximos cinco años puedan tener una mirada de la problemática educativa en toda su complejidad. Lo importante es que demos pasos seguros, firmes y con proyección al gran salto educativo.  No sigamos repitiendo los mismos errores de siempre y aprendamos de los recorridos que han realizado aquellos que han conseguido hacer realidad la gran promesa de igualdad y desarrollo a través de la educación.   

1.- Teacher and School Leader Effectiveness: Lessons Learned from High-Performing Systems. Darling-Hammond and Robert Rothman (edit), 20011. En: http://www.all4ed.org/files/TeacherLeaderEffectivenessReport.pdf

lunes, 28 de marzo de 2011

ASUSTADOS RESENTIDOS INTOLERANTES / Sandro Venturo

A dos semanas de las elecciones, el ambiente se ha caldeado. Ollanta Humala encabeza las preferencias electorales con su minoría absoluta y se esfuerza más que nunca por aparecer modosito y hasta terriblemente ciprianista. De allí que sus opositores lo califiquen de chavista travestido de lulista, comunista disfrazado de oveja, velasquista camuflado, estatista caleta. Y todos los ciudadanos que son sistemáticamente indiferentes a la vida política, aquellos que desprecian los asuntos públicos y miran a sus representantes con absoluta indiferencia, aparecen hoy sumamente preocupados. Y escupen comentarios y patalean con virulencia.

De la misma forma, desde el bando opuesto, muchos simpatizantes del Comandante Humala no pueden responder sino con semejante desprecio ciudadano. Para los nacionalistas más articulados, los demás candidatos tienen en común su condición de siervos del gran capital que todo lo engulle y contamina. Y según quien repunte en estos días, atacarán a Toledo por arrogante y arribista, a Keiko por ser el títere de un padre inmoral y a PPK por encarnar al imperialismo yanqui y a la pituquería discriminadora.

De pronto muchos de mis amigos y conocidos, de uno u otro bando, aparecen enarbolando las banderas de la intolerancia, acaso sin querer queriendo. Desde hace unos días, por ejemplo, el Facebook local es un continente de insultos y descalificaciones que se expresan con orgullosa sinceridad. Pura agresividad que sugiere algo mucho más profundo que la exacerbación de la disputa electoral.

Acaso estas declaraciones sin pretensión dialéctica hablan menos del insultado y más del emisor asustado o resentido. Y proyectan una vocación destructiva que intoxica a toda la comunidad, multiplicando la desconfianza, debilitando los vínculos sociales, dinamitando la competencia política.

La tragedia cultural es está: el juego de la democracia se convierte en una oportunidad para descalificar radicalmente a los conciudadanos que no comparten nuestras opciones electorales. Y, en el extremo, ya son varios los que se sienten con derecho de expulsar de nuestra sociedad imaginada a los otros, a los equivocados, a los diferentes.

La fantasía dictatorial, de uno y otro lado, hace bien su trabajo y debilita a una comunidad política cada vez más precaria, más inmadura.