martes, 30 de diciembre de 2008

PROPOSICIONES / ¿ELIMINAR EL VOTO PREFERENCIAL? /Carlos Basombrío Iglesias

La política es en casi todo el mundo la actividad lícita menos respetada. Ello podría servirnos de consuelo a los peruanos si es que aquí el desprestigio no llegase a cumbres inalcanzadas en otros lares. (Quien dude de nuestro liderazgo en el tema, revise el Latinobarómetro 2008).

Debido a que el Congreso es el que más nítidamente exuda política entre todas las instituciones que soportan la vida democrática, éste tiende a concentrar las iras de la gente. ¡Vaya que los otorongos se han ganado a punche el afecto ciudadano! Muchos nos preguntábamos si después del Congreso del 2001-2006 se podía caer más bajo. A estas alturas pocos discuten que el actual es el peor del que se tenga memoria.

¿Hay posibilidad de revertir esa situación? Imposible por completo y menos aún en poco tiempo, pero algunas mejoras podrían darse. Para ello se necesita mejorar la calidad de la representación parlamentaria vía un conjunto de reformas políticas. De todas las propuestas que hay circulando, parece que la única que se puede llegar a plasmar es la de la eliminación del voto preferencial.

A mi juicio el voto preferencial terminó de malear la política partidaria en el Perú. Los congresistas entran al Parlamento en competencia, no con sus rivales de otras tiendas, sino derrotando a sus propios compañeros de lista. Los vicios de este sistema son múltiples. Por un lado los partidos buscan gente “conocida” (no importa mucho por qué) que atraiga votos preferenciales a su lista. Del otro, los miembros de la lista “invierten” harto dinero en sus propias campañas y/o recurren al vedetismo más chabacano para hacerse más visibles.

La gran mayoría de los que entran en el Congreso bajo esos términos buscan luego recuperar su “inversión”. Se conoce mucho de los pillos que les roban sus salarios a sus trabajadores o que falsifican facturas para mejorar sus ingresos congresales, pero se ha investigado poco de cómo en un Congreso donde los individuos priman sobre las agrupaciones se consiguen los votos para leyes que pueden significar millones a favor o en contra de determinados intereses.

Eliminar el voto preferencial y devolver a los partidos la posibilidad de construir un mínimo de institucionalidad sería un avance. Para empezar, obligaría a los aspirantes a congresista a interesarse en su organización y tener vida partidaria más allá de las elecciones, lo que ya de por sí sería una novedad en un país en donde luego de la etapa electoral los partidos no pasan de ser un membrete y algunos locales vacíos.

El problema es que solo es un parche a uno de los tantos chupos del enfermo. Si no hay otros cambios en paralelo, no va a servir de mucho. Hay múltiples otras reformas que debieran acompañarlo. La más importante sería la renovación parcial que ayudaría a recobrar legitimidad para la representación nacional en un país en el que, al año, ésta ya se ha perdido.

La eliminación del voto preferencial tendría que venir acompañada, también, de mucho mayores exigencias de democracia interna en los partidos y de una exigente fiscalización del origen de los fondos de campaña. La financiación pública de los partidos a cambio de límites y controles a las contribuciones de particulares –como ocurre en democracias avanzadas– es una idea a retomar; más todavía en un país cada vez más infiltrado por el narcotráfico y otras mafias.

lunes, 29 de diciembre de 2008

HUEVOS DE ESTURIÓN / EL MITO DE VISCATÁN / Fernando Rospigliosi

La guerra de trincheras terminó en Europa en 1918, hace noventa años. Los militares peruanos parecen no haberse enterado todavía. Con gran despliegue propagandístico han ocupado las trincheras senderistas en Viscatán. El resultado ha sido varias decenas de militares muertos y heridos, ni un solo terrorista abatido o capturado, y la conquista de un territorio montañoso dificilísimo de sostener que no les sirve para nada.

El concepto mismo de la operación, que empezó en agosto de este año, es profundamente equivocado. En el combate al senderismo en la selva central, no se trata de ocupar posiciones y mantenerlas. Ese es un absurdo que sólo a los incompetentes mandos militares que la diseñaron puede ocurrírsele.

Es verdad que Viscatán es una zona de refugio utilizada desde hace varias décadas por SL para refugiarse después de sus incursiones. Es un territorio agreste, propicio para las emboscadas y cubierto de nubes todo el año, lo que dificulta las operaciones aéreas.

El ocupar Viscatán ha supuesto un costo altísimo para las Fuerzas Armadas. Solamente al entrar, tuvieron –según versiones oficiales- 24 heridos (18 de ellos del Ejército) por las trampas cazabobos plantadas por los terroristas. Y después vino lo peor. Francotiradores senderistas han ido abatiendo militares sistemáticamente. Ayer domingo, mataron uno e hirieron a dos.

 Lo peor ocurrió en octubre, cuando una columna senderista emboscó una patrulla del Ejército y mató a 14 militares y dos civiles y se llevó todos los fusiles y pertrechos, en Tayacaja, Huancavelica. La excusa del Ministerio de Defensa, de que esa no es la zona del VRAE, es absurda. Es el mismo grupo senderista, que opera en la Selva Central, las alturas de Tayacaja y San Miguel y Huanta (Ayacucho), actuando en una zona de emergencia bajo control militar

En resumen, el balance es hasta ahora una veintena de muertos, medio centenar de heridos del lado de las fuerzas del orden, cuatro campesinos asesinados por los militares, cuatrocientos campesinos desplazados, y ninguna baja por el lado de los terroristas. ¿Esa es una victoria?

Mantener bases en Viscatán es peligroso y costoso. Los helicópteros son blancos apetecibles, como lo demostró el ataque del domingo 28. El abastecimiento de las bases tiene que hacerse muchas veces por aire. Hacerlo por tierra es tanto o más peligroso que en helicóptero. ¿Todo eso para qué?

Los senderistas han huido a otros lugares de ese extenso territorio, que conocen como la palma de su mano. El tener el control temporal de Viscatán es una ventaja que no significa un cambio estratégico. Es más, dada la situación, es dudoso que los militares puedan mantenerse en Viscatán mucho tiempo. Los costos humanos y materiales son muy elevados, las ventajas pequeñas.

El argumento para justificar las bajas militares es ridículo. Dicen que si no hicieran nada no tendrían bajas. Esa es una tontería. Es verdad que si se toma la iniciativa y se combate, es previsible que se sufran bajas. El punto es que las bajas solamente están del lado de las fuerzas del orden y no de los terroristas. Y que esas bajas son innecesarias.

Es decir, no se justifica el elevado número de bajas para tomar un territorio que no se va a poder mantener mucho tiempo y sin haberle dado un solo golpe al enemigo.

La guerra de trincheras pasó a la historia en mayo de 1940, cuando las tropas francesas que permanecían parapetadas tras la línea Maginot fueron barridas en solo seis semanas por las rapidísimas divisiones de Erich von Mainstein, Heinz Guderian y Erwin Rommel.

En la guerra contrasubversiva es más insensato todavía actuar como en la Primera Guerra Mundial. Tomar las trincheras enemigas en una guerra de guerrillas, sin abatir un solo enemigo, carece por completo de sentido, a menos que eso vaya acompañado de otras operaciones. Y hasta ahora lo único que hay es el gran despliegue en Viscatán.

La zona se encuentra en estado de emergencia bajo control militar desde junio de 2003. Y desde diciembre de 2006, las fuerzas armadas instalaron un general en la base de Pichari. Luego de dos años, los resultados son nulos. Eso sí, todos los días piden más dinero, acompañados por un coro de congresistas ayayeros.

 

viernes, 26 de diciembre de 2008

¡FELIZ VANIDAD! / Jorge Bruce

En ocasiones basta intercambiar el lugar de dos letras para que las cosas se ubiquen, paradójicamente, en su sitio. Lo menciono a propósito del debate que se ha venido dando en estos días a propósito de la manera responsable no solo de manejar la crisis, sino de cómo perifonearla (o no). Las posiciones extremas serían la del ministro de economía, quien nunca ha hecho tanta gala de su apodo –“el mago”, en honor a su padre, taumaturgo de las canchas de fútbol- como en estos días. En reunión con el ex presidente Toledo, ha afirmado que el único problema con el plan anticrisis del Gobierno es el nombre, porque en el Perú no hay crisis. Se requiere de una magia que dejaría a David Copperfield como un principiante para lograr desaparecer una catástrofe de esas dimensiones, ante los ojos estupefactos del público mundial: sala cadula mágica bula y ¡zas! ¿dónde está la crisis? ¿ah? Salva de aplausos atronadores. En la platea, como dijo John Lennon en el Royal Albert Hall con los Beatles, pueden agitar sus joyas.

Por otro lado, Toledo aparece en plena temporada de fiestas a enmendarle la plana a sus “amigos” Simon y Valdivieso. Como diciendo: yo sé lo que se necesita hacer para enfrentar la situación de manera eficiente, coherente y responsable, cualidades que, salvo alzheimer indetenible, no le recordamos como sus principales atributos. Además, fiel a su estilo, ha dicho que está estudiando la situación y en los próximos días hará los anuncios respectivos, con las recetas salvadoras que nos han dejado en un suspenso intolerable. Esto último, más bien, suena más familiar. Yo lo sé, pero todavía no se los voy a decir, lo haré cuando sea el momento. Te conozco, pescao, aunque vengas disfrazado con tus jeans y esas ojeras delatoras (que compartimos).

García no se iba a quedar callado, como es de suponer. Fue en Manchay, en compañía del cardenal Cipriani, que en medio de una serie de reflexiones optimistas y religiosas que ni el papa –quien en su mensaje navideño urbi et orbi ha amenazado al mundo con la ruina si no se cambia el manejo económico mundial- se atrevería a proferir con tan megalómana certidumbre:

“Tengan confianza que este año 2009, Dios nos va a dar una buena sorpresa. No es posible que nuestra patria retroceda, ni sufra más dificultades, será al contrario, nuestra patria avanzará en empleo, crecimiento y dará los títulos a todos los que no tienen”.

¡Uf! Ya me siento mejor. No contento con insuflar esa dosis de energías positivas a los pobladores del arenal, arremetió contra el mensajero venido de lejos, que no es el Niño Jesús, sino, modestamente, el de Cabana:

“Hacia adentro no nos confortamos, no nos serenamos y a veces cunde el miedo, rápidamente, el rumor y también la mala fe del que llega y habla mal. Entonces, tenemos que desterrar eso de nosotros”.

¿Entendieron? No escuchemos a esos profetas del Apocalipsis, todo está bajo control. El 2009 no solo no habrá crisis, sino que nos irá mejor. No importa que, por una vez, los dirigentes sindicales estén de acuerdo con los empresariales, los economistas, los periodistas, toda la oposición política y hasta los metiches de los psicoanalistas como el suscrito (en sintonía con la inmensa mayoría de opiniones del mundo entero). En presencia del prelado representante del Papa y por ende Del que reina arriba de todos, el presidente garantizó que la crisis devastadora no causará desempleo, alzas ni menos hambre, sed o más injusticias, con sus correspondientes correlatos de violencia social. El 2009 el Perú seguirá su irresistible carrera ascendente y los aguafiestas tendrán que tragarse sus palabras con su amarga poción de preferencia (¿qué tal una botella de cicuta azul?).

Si se tratara del discurso de un paciente, mi primera hipótesis sería la de un delirio. Pero entonces, ¿qué me hago con el discurso del ministro de economía? ¿será una folie a deux? ¿y el premier que amenaza a los empresarios con drásticas represalias si no bajan los precios, adónde lo ubicamos en el espectro psicopatológico? (no por amenazarlos, que en otras circunstancias a lo mejor sería lo que correspondería ante casos probados de monopolios, oligopolios o especulación perniciosa, sino por lo irrisorio de su mensaje: ¿quién le va a hacer caso a estas alturas?) Mi impresión es que estamos, más bien, ante un caso de alucinación negativa causada por un inminente ataque de pánico en la persona del Jefe máximo (su escena temida podría formularse así: ¿y si todo se repite y en lo que me resta de Gobierno nos vamos cuesta abajo, cómo quedará mi imagen de estadista omni y ventripotente?). Sucede que su liderazgo, a diferencia del de Toledo que era inconsistente y poroso, es monolítico. Si el Presidente dice que no hay crisis sino gran oportunidad, entonces hay que corregir la economía, la política, la semántica y la psicología de las masas para que se adecuen a la visión grandiosa e infalible del maestro y guía.

La discusión sobre las medidas anticíclicas ya fue (exit jerga tecnocrática eufemística). La del blindaje, ídem. Ahora estamos en una época de fe, esperanza y caridad. Pero sobre todo el debate de fondo, es decir el modelo de sociedad al que queremos llegar ahora que han colapsado los dogmas de fe económicos post caída de los muros de Berlín y Wall Street, eso se lo dejamos a los amargados, los escépticos, los caviares, los parásitos, los perros del hortelano. A más calumnias, más capitalismo.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

MÁS SOBRE ZAPATOS Y POLÍTICA A FIN DE AÑO/ Liuba Kogan

Los cuerpos y sus adornos representan de alguna extraña manera,  un conjunto de códigos para hacer política.

La relación entre cuerpos y representaciones sociales es compleja. No entremos en  detalles académicos, pero rescatemos la fuerza de los adornos corporales para la política. Asunto que nos lo ha recordado  de un sopapo el reportero televisivo Muntazer al-Zeidi al arrojar sus dos zapatos a Bush, mientras gritaba "este es un beso de despedida del pueblo iraquí, perro". Evidentemente sus zapatos pasarán a la historia y no su enojado grito. ¿Por qué?

Se ha tirado de todo en el fragor de la política: sostenes, piedras, sombreros, pañuelos… Pero los zapatos tienen un efecto devastador y han servido para expresar emociones muy intensas.

Es posible –como proponía Susan Sontag en La enfermedad y sus metáforas- que aquello que está por debajo de nuestro obligo y más cerca de nuestros órganos sexuales y excretores- se conecte más fuertemente con nuestras emociones más intensas. Yo le creo y quiero recordar otros zapatos que a fines de año  (el 30 de diciembre de 2004) también nos conmocionaron. Los zapatos /zapatillas  que conformaron un inmenso y profano santuario junto a la discoteca bonaerense República de Cromañón,  para  dramatizar la muerte de los 197 jóvenes argentinos que perdieron la vida en esa catástrofe urbana.

¿Qué tienen en común los zapatos de Muntazer al-Zeidi y las zapatillas del santuario  de los jóvenes bonaerenses? Pues la fuerza de la performance  para restituirle memoria a la política.  Cuando las víctimas no pueden hablar,  sus cuerpos lo hacen.  De allí la fuerza comunicativa de las imágenes de los zapatos arrojados frente al líder más poderoso del mundo y la indignación más visceral de los ciudadanos frente a la insensible  corrupción  cotidiana. En ambos casos los zapatos /zapatillas son vehículos para la política. En otros, sacarse los zapatos politiza la miseria humana- sin querer queriendo- como las medias con hueco de Paul Wolfowits.  No olvidemos –por último- que los zapatos pueden usarse como símbolo de poder: Imelda Marcos acumuló más de mil pares de zapatos.

Los teóricos también se han valido de los zapatos para hablar de la sociedad.  Los zapatos de polvo de diamante de Warhol y Los zapatos de labriego de Van Gogh le permitieron a F. Jamenson mostrarnos la lógica del capitalismo tardío. Por lo pronto, en estas épocas navideñas llenamos  con juguetes inocentes las medias de Papá Noel.  

PROPOSICIONES / PERÚ EN EL SIGLO XXI /Carlos Basombrío Iglesias

El Fondo Editorial de la PUCP acaba de publicar Perú en el siglo XXI (416 páginas). Un libro concebido y ensamblado por Luis Pásara, luego de un exitoso seminario en la Universidad de Salamanca que reunió a un selecto grupo de intelectuales peruanos.

Es curioso que en un país tan complejo y con tanta urgencia de ser discutido y entendido haya tan pocos esfuerzos como el que comentamos. Estoy casi seguro de que esta es la primera publicación que se aproxima a los dilemas del Perú en el siglo XXI desde ángulos tan diversos. Es más, y con el inmenso riesgo de que la magnitud de mi ignorancia olvide varios otros, sólo se me viene a la mente como precedente el Perú problema: cinco ensayos (IEP, 1968) de José Matos Mar que reunió a Augusto Salazar Bondy, Alberto Escobar, Jorge Bravo Bresani y Julio Cotler (el único que repite 30 años después).

En esta ocasión la lista de convocados es más amplia y los temas que se abordan son más diversos. José Luis Rénique lanza el libro con una aproximación histórica de largo plazo (“esperanza y fracaso”) que empieza en la Guerra del Pacífico y que da cuenta de cómo “en las postrimerías del siglo XX los modelos radical y arielista —los grandes referentes de la búsqueda de nación a lo largo de la centuria—parecían fundamentalmente agotados”, para luego reflexionar sobre la visión del país que Alan García propone ahora en su ya célebre serie “el perro del hortelano”.

Augusto Álvarez Rodrich (“las élites y las dirigencias nacionales, que durante las últimas décadas han estado muy distanciadas de las aspiraciones y demandas del ciudadano de a pie, dando la sensación de ser los protagonistas de una edición continuada de High Life) y Francisco Durand (“la reconfiguración drástica de la sociedad ocurrida a fines del siglo XX fue generada por factores internos y externos, en un raro contexto de transición larga y dolorosa que acentuó la concentración del poder económico y político”), exploran de distintas maneras el mundo del poder en el Perú.

En el siguiente bloque se abordan tres políticas públicas claves. La seguridad vista por Fernando Rospigliosi: “todas las reformas se frustraron debido a la debilidad de las instituciones de la democracia, el desinterés de la sociedad civil, la resistencia de los involucrados y la incompetencia del presidente de la República”. La justicia por Javier de Belaunde: “Un componente fundamental de la reforma o refundación del sistema judicial es buscar la plena autonomía del Poder Judicial y la independencia de los jueces, reforzando su rol frente al poder político”. La lucha contra la pobreza por Alberto Gonzales: “La desarticulación de los programas existentes, el abandono de un marco integral, la dispersión excesiva en intervenciones pequeñas y la carencia de mecanismos de rendición de cuentas han afectado seriamente la credibilidad en la inversión social en el país”.

En la sección siguiente Alfredo Torres construye un perfil económico, social y político de los “peruanos del hoy”, en base a su amplísima experiencia recogiendo e interpretando los datos de las encuestas.

La situación de los derechos humanos, marcada todavía a fuego por los años de violencia, es abordada por dos protagonistas centrales en el tema. Salomón Lerner, ex presidente de la CVR y Ernesto de la Jara, director del IDL. En la misma sección el embajador José Luis Pérez Sánchez-Cerro plantea una pregunta fundamental tratando de sacar “lecciones de una etapa sangrienta”: ¿hemos aprendido los peruanos?

Nuestra ubicación en el mundo contemporáneo es analizada por Farid Kahhat (“Los cambios abruptos —y poco meditados— en materia de política exterior no son hechos aislados”) y Michael Shifter (“una integración total a la economía global necesita un gobierno que sea efectivo en promover los intereses nacionales, gestionar expectativas y supervisar burocracias complejas”).

La economía es abordada por dos destacados expertos Óscar Dancourt quien abunda en el peso de los precios de nuestras materias primas para explicar nuestra situación y Élmer Cuba quien analiza el boom económico de la primera década del siglo.

Como corresponde el cierre del libro está reservado para Julio Cotler con un ensayo cuyo título es suficientemente explicativo: capitalismo y democracia en el Perú: la tentación autoritaria.

¿Es posible encontrar para este conjunto tan rico como diverso de reflexiones hilos conductores comunes? Luis Pásara ensaya cuatro al concluir este importante libro: (1) el fracaso del Estado, (2) el impacto duradero de la guerra interna, (3) el replanteamiento del tema de la esperanza y el fracaso en la historia nacional y (4) las responsabilidades de las dirigencias.

martes, 23 de diciembre de 2008

MÁS NAVIDAD QUE TELETÓN/ Ramiro Escobar

¿Se puede criticar la caridad pública, léase la Teletón, sin ser considerado un malagracia, un intelectual alejado de las masas, un ‘caviar’ irredento o un izquierdista circunspecto y sin alma? Juzgo que sí, que sí se puede y se debe. Primero, por respeto a la libertad de expresión y emoción. Y, segundo, porque  no creo que la limosna sea tan tan cristiana.

Me explico, a riesgo de ser excomulgado por aguafiestas. En rigor, lo que se ha hecho estos días es –por más que el presidente, en curioso arrebato bíblico, llamó a dar “hasta que duela”- ofrecer lo que, en mayor o menor medida, sobra. Puede ser que alguien haya esgrimido un ay por lo que dejó en las cuentas bancarias, pero no mucho más.

Y menos aún en los predios donde, literalmente, el dinero es la divisa. Ya Humberto Campodónico ha explicado en La República (edición del 20/12/08) cómo la rebaja de los impuestos a los bienes suntuarios equivale a una pérdida tributaria equivalente a más de 10 teletones. Los ricos también lloran, dan, se conmueven; pero, al final, nunca pierden.

La manera cómo se ha organizado el evento, además, desde las alturas políticas (con una poco cristiana cena en Palacio de a 2,000 dólares el cubierto), sinceramente ruboriza. No hacía falta, no lo reclamaba nadie; todo lo contrario: al subir esta loable colecta pública al estrado del poder se le ha revestido de un glamour innecesario, excesivo.

Qué diferencia, por ejemplo, entre esta faraónica celebración, con fuegos artificiales casi de Olimpiadas como fin de fiesta, con la espontánea ola de solidaridad que se generó tras el terremoto de Pisco, en octubre del 2007. Eso sí le salía más del alma a la gente, acomodada o modesta, quizás por una razón que ahora quedo enterrada por el show.

Los sismos, como otras tragedias provocadas por la naturaleza, derrumban seguridades ficticias, hacen que se desplomen nuestras miserables diferencias. Nos igualan a todos frente al espanto, ante la presunción de que pudimos ser nosotros. Una Teletón por todo lo alto, en cambio, pronuncia las diferencias, erige a la limosna como símbolo social.

Deseo que la Clínica San Juan de Dios siga adelante, pero me he sentido poco navideño al ver la fiebre teletónica, tan llena de caridad pero tan poco asociada con la justicia. Con la justicia que el Estado y la sociedad deberían promover como permanente, y no como dependiente de las dádivas públicas, cada vez que las arcas de beneficencia se vacían.

Cierto: la Biblia llama a dar al necesitado, a no olvidar al desvalido. Pero siempre resalta a la mujer pobre que dio de lo que tenía, al samaritano que no le importó a quien ayudaba o al Niño que nace en un lugar pobre, pobrísimo. Y que luego, a lo largo de su vida, se juega, hasta la muerte, por los más ninguneados, por los apestados, por los marginados.

Quizás, entonces, necesitamos más Navidad auténtica que teletones. Sobre todo si a esta fiesta occidental se le sacude de esa episódica caridad que no exalta al Cielo ni cura a la Tierra. Especialmente si se asume que el amor que uno puede dar a sus allegados, o a los más pobres, necesita de estos días para reciclarse, pero de toda la vida para ser real.

Conozco el pesebre donde, presuntamente, nació Jesús y, acaso por el tumulto político que lo rodea (Belén es una zona palestina rodeada de soldados israelíes), sigue siendo un recinto pobre, algo desvencijado. Pero sospecho que el lugar guarda, a su vez, una secreta austeridad que ni los siglos, ni las luchas fratricidas y necias, han podido arrebatarle.

Cada vez que se acercan estas fechas, lo recuerdo intensamente y siento que, más allá de la poca o mucha fe que uno tenga, o incluso si no tiene ninguna, ese modesto espacio está allí para recordarnos que, en el principio de la vida, todos somos iguales. Y que, si hay una redención en el imaginario humano, pasa necesariamente por una mayor justicia.

¿Cómo se logra? No lo sé, ha habido tantos desvaríos por conseguirlo que es pecaminoso aventurar una fórmula. Pero algo me dice que la caridad desprovista de perspectiva, o envuelta en lentejuelas y discursos, no conduce hacia esa entelequia. Y que más bien la paz y la buena voluntad de nuestra especie crecen entre la humildad y el sacrificio.

Feliz Navidad, a pesar de todo y de lo poco, desde este espacio sincero y compartido.

domingo, 21 de diciembre de 2008

HUEVOS DE ESTURIÓN / Políticos paranoicos / Fernando Rospigliosi

         La semana pasada murió, a los 95 años, Mark Felt, el famoso Garganta Profunda del caso Watergate.

En 1972, el presidente norteamericano Richard Nixon postuló a la reelección y la tenía prácticamente ganada. Pero como la mayoría de los políticos, era un paranoico que quería saber qué hacían sus adversarios del Partido Demócrata.

         Nixon autorizó una operación para instalar clandestinamente micrófonos en el cuartel general demócrata, en el edificio Watergate. Las cosas salieron mal y los chuponeadores fueron descubiertos.

         Al principio parecía un caso sin importancia. Pero la habilidad y tenacidad de dos periodistas, Bob Woodward y Carl Bernstein, del Washington Post, permitió que los responsables de la operación fueran quedando desenmascarados. Y resultó que eran altos jefes de la campaña republicana.

         Woodward encontró una fuente inapreciable, ubicada en las altas esferas, que le confirmaba, a cada paso de su investigación, los hallazgos que conseguía y lo orientaba por el camino a seguir. Esa fuente fue bautizada como Garganta Profunda y su identidad jamás fue revelada, hasta que en el año 2005, 33 años después del comienzo de la historia, el propio Mark Felt la hizo pública.

         Felt era en ese momento un alto funcionario del FBI, resentido porque Nixon no lo nombró jefe de ese organismo a la muerte de John Edgard Hoover.

         Primera conclusión: casi siempre en estos casos, por lo menos parte de la información, tiene su origen en disputas en las alturas del poder.

Felt dijo luego que estaba indignado por la corrupción del gobierno de Nixon, lo cual puede ser parcialmente cierto. Pero si lo hubieran nombrado director del FBI, de seguro no hubiera colaborado con la investigación del Washington Post.

         El caso de Nixon, apodado Dickie el Tramposo, es sintomático. Él no tenía reparos morales en emprender una acción ilegal, pero lo hizo sin necesitarlo, por el puro placer de enterarse qué hacían sus adversarios.

         Pero su perdición se consumó por las grabaciones que hacía en su propia oficina. Nixon había mandado instalar un equipo que registraba todas las conversaciones que sostenía con sus ayudantes.

         Esas grabaciones cayeron en poder de los fiscales y jueces del caso, y terminaron de hundir a Nixon, a pesar que hizo borrar algunas de las más comprometedoras. Las cintas comprobaron que Nixon no solo conocía el asunto, sino que intentó encubrirlo.

         Segunda conclusión: la mayoría de los políticos son paranoicos, les encanta enterarse de lo que dicen sus adversarios y también sus amigos, llegando al delirio de grabarse a sí mismos, igual que Vladimiro Montesinos.

         Nixon, por supuesto, usó todo su poder para tratar de limpiarse. Presionó a las autoridades judiciales, al Congreso y al periodismo, sobre todo al Washington Post, que lideró la investigación. Pero no pudo doblegarlos.

         Un ejemplo de instituciones que funcionan independientemente.

         En el caso del Washington Post, su director Ben Bradlee y la propietaria, Katharine  Graham, se comportaron ejemplarmente, resistiendo las presiones y respaldando a los periodistas durante los dos largos años que duró el proceso, hasta la renuncia de Nixon en 1974.

         Tercera conclusión: en todas partes los políticos ejercen presiones para evitar que sus chanchullos sean descubiertos, expuestos públicamente y sancionados. Pero en las democracias que funcionan, por lo general la prensa y las instituciones resisten esas presiones.

         En cambio, en países como el Perú, el poder político casi siempre logra torcer las instituciones y amedrentar a la prensa, como está ocurriendo ahora en el caso de los llamados petroaudios.

 

sábado, 20 de diciembre de 2008

PROPOSICIONES / ESAS COSAS DE NUESTRA AMÉRICA/ Carlos Basombrío Iglesias

Álvaro Uribe decía no querer la segunda reelección, pero dejó que sus partidarios recogiesen firmas para promover un referéndum que lo autorice. Ahora, después de marchas y contramarchas, el Congreso ha aprobado que se haga la consulta. Pero, pequeño problema, la pregunta para que la que recogieron firmas estaba equivocada. Dice así: "quien haya ejercido la Presidencia de la República por dos periodos constitucionales podrá ser reelegido para otro periodo". Ojo: “haya ejercido” significa que ya no ejerce. Ergo, si se respeta la pregunta, Uribe aún ganando el referéndum no podría postular el 2010, sino recién el 2014.

Hugo Chávez ya perdió su referéndum para reformar la Constitución venezolana para la reelección presidencial indefinida. Ahora Chávez va por otro referéndum, esta vez para enmendar la Constitución y permitir su reelección. El truco: la Constitución contempla reformas para asuntos de fondo; pero, además, para temas menores y pulido en la redacción, habla de enmiendas. Ya no puede reformar la Constitución para la reelección indefinida, porque ya el pueblo le dijo que no. Pero dice que si puede enmendarla. Total es un asunto menor.

Michelle Bachelet ha pedido a su par boliviano, Evo Morales, la revisión de la norma que acaba con la importación de autos usados a su país, puesto que la medida afectará a Iquique en un negocio que mueve 300 millones de dólares anuales y genera 13.000 fuentes de empleo. ¿Bachelet permite que los autos usados que entran por Iquique sean comercializados en Chile? ¡No! Eso es sólo para bolivianos y peruanos.

Evo Morales quiere llevar a Estados Unidos a los tribunales internacionales, porque ha decidido no prolongar a Bolivia el APTDEA, a saber las preferencias unilaterales de acceso a sus mercados que otorgan a los países andinos, a cambio de su cooperación con la lucha antidrogas. La razón: Bolivia ejerciendo legítimamente su soberanía había expulsado al embajador norteamericano y a la DEA. Ahora Morales objeta que Estados Unidos, haciendo uso del mismo derecho, acabe con un beneficio gratuito que le otorgaba a Bolivia.

Daniel Ortega es acusado de intromisión electoral y fraude en las recientes elecciones municipales en Nicaragua. Haciendo eco de los informes de los observadores internacionales, hasta el usualmente cauteloso José Miguel Insulza, secretario general del OEA, ha expresado su preocupación por lo ocurrido. Nicaragua es un país pobrísimo que vive en mucho de la ayuda internacional. A consecuencia del fraude, tanto los Estados Unidos como la Unión Europea, le han cortado la ayuda. No hay problema ha contestado el sandinista: Rusia y Libia reemplazarán lo perdido.

Félix Batista, experto norteamericano en asesorar empresarios para protegerse de los secuestros, llegó al Estado de Coahuila, en el norte de México, invitado por la Secretaría de Seguridad Pública. Al concluir sus actividades almorzaba en restaurante local, cuando recibió una llamada para que saliera de lugar a entrevistarse con alguien: ¡lo secuestraron!

Rafael Correa, ha anunciado en Ecuador que no pagará parte importante de la deuda externa por considerarla ilegítima. De hecho, el lunes pasado dejaron de abonar una cuota de 32 millones de dólares. El país se prepara para una durísima etapa, en la que el acceso a los fondos internacionales, que Ecuador duramente afectado por la caída del precio del petróleo necesita con urgencia, se complicará muchísimo. Al día siguiente el presidente Correa estrenaba nuevo avión presidencial, un jet ejecutivo tipo Legacy 600 de fabricación brasileña. Ha costado US 30 millones de dólares.

Raúl Castro fue recibido en Brasil por sus pares de la región por todo lo alto. Pero perdió el buen humor cuando un periodista le preguntó por la situación de los prisioneros de conciencia, adoptados por Amnistía Internacional. "Si quieren a los disidentes, se los mandamos mañana, con familia y todo, pero que nos devuelvan a nuestros cinco héroes" detenidos en los Estados Unidos. La Comisión Cubana de Derechos Humanos ha dicho que sus declaraciones "ponen de relieve la falta de independencia de los tribunales en Cuba", porque el gobierno "puede dar la orden" de liberar a los presos.

Dick Cheney, Vicepresidente de los Estados Unidos, admitió hace unos días que estuvo directamente implicado en la aprobación del uso de la tortura por parte de la CIA. Apoyó, además, explícitamente, la utilización del “submarino”, una técnica de tortura que consiste en simular el ahogamiento de la víctima. Sostuvo, también, que la prisión militar de Guantánamo debería permanecer en funcionamiento por tiempo indeterminado.

viernes, 19 de diciembre de 2008

¿TRASPLANTE O LAVADO DE CARA? / Liuba Kogan

Un grupo de cirujanos norteamericanos reemplazó el 80% de la cara de una mujer que pidió no ser identificada. Es la cuarta operación mundial de cambio de rostro.

Al margen de la proeza médica y de los temas éticos que este trasplante implica, me puse a pensar que el “cambio de cara” resulta ser una metáfora potentísima.

En nuestro país el “lavado de cara” es una práctica frecuente y a veces preocupante. Sobre ahora que se acerca el fin de año y no sabemos a ciencia cierta si ponerle buena cara al 2009. A pesar de ello, todo comienzo se asocia al lavado de cara: levantarse en la mañana implica forzosamente un lavado de cara: le ponemos cara limpia a todo emprendimiento.

¿Pero cuánto nos transforma un lavado de cara? Nos gusta creer que las cosas han cambiado: que el Perú se transforma y cambia profundamente, que ya somos modernos e iguales. Los turistas dicen que Lima ha cambiado de cara.

Sin embargo, no creo que los lavados de cara nos transformen recónditamente. Por ejemplo, los vecinos del edificio donde vivo, decidieron cambiarle la cara al inmueble con una pintada total. Casi muero de espanto al ver desde mi ventana del cuarto piso a los jóvenes pintores “en sayonaras” y sin ningún tipo de arnés, pintando con rodillos a ritmo tropical. Ni leyes de protección al trabajador, ni indignación de los vecinos, ni sensibilidad del contratista. Nadie perdió la cara de vergüenza.

No me quiero poner tan pesimista: lavarse la cara y disfrazarse son actos positivamente subversivos, ya que nos pueden empujar hacia pequeños y sostenidos cambios.

Cuerpos y caras han empezado a entenderse como elementos fundacionales de la identidad individual, social o corporativa. Un trasplante no es cosa de juego: resulta en un difícil pero a veces necesario proceso de cambio de identidad. Rostro e identidad son pues, las dos caras de una misma medalla.

Solo situaciones límite de daño profundo o pérdida de la cara (aquí sí de forma material y simbólica) ameritan un trasplante. Los cuatro sujetos que lograron trasplantarse la cara, literalmente la habían perdido. A veces el problema es que en nuestro país no nos damos cuenta sobre cuándo deberíamos perder la cara de vergüenza e indignación. O peor aún, no sabemos qué cara ponerle al presente y al futuro inmediato.

jueves, 18 de diciembre de 2008

HUEVOS DE ESTURIÓN / Los manuscritos de Canaán / Fernando Rospigliosi

No tienen la trascendencia de los rollos del mar Muerto, encontrados en las grutas de Qumran. Pero los manuscritos de Fortunato Canaán muestran algunas de las ramificaciones de la red de corrupción que integraba Rómulo León Alegría.

Publicados el miércoles 17 por el blog Útero de Marita, sólo han sido reproducidos hoy jueves, muy parcialmente, por el diario La República. En los otros medios, nada. Una evidencia que la política de control y amedrentamiento de la red de corrupción les ha dado buenos resultados hasta ahora.

Y una prueba que quienes integran esa red son muy poderosos. De lo contrario no podrían hacer lo que hacen.

Se trata de ocho hojas de puño y letra de Canaán, probablemente de febrero de este año, donde imparte instrucciones detalladas a su empleado León Alegría que, a juzgar por el texto del dominicano, no es un adicto al trabajo.

Canaán le señala paso por paso las gestiones que tiene que hacer para sacar adelante el Proyecto Perú, que consta de los siguientes rubros:

- Proyecto Hospitales (Ministerio de Salud, Provincias y Universidad de San Marcos).

- Proyectos Petróleo (Petro Perú, Perú Petro).

Hay varias cosas interesantes en las instrucciones de Canaán. Por ejemplo, en el rubro Hospitales, “obtener que Hernán apriete OEI y proceder a nombrar a Jordi por OEI/MINSA”.

Se refiere, naturalmente, al entonces ministro de Salud Hernán Garrido Lecca. Y a la Organización de Estados Iberoamericanos, institución supuestamente independiente que realiza licitaciones para el Estado peruano.

Las indicaciones de Canaán, y otras menciones a la OEI en algunos audios, muestran que esa organización no era tan imparcial como parecía.

Más adelante Canaán insiste en la “Designación de OEI para la preparación de TODO LO CONCERNIENTE a HOSPITALES de LIMA”.

Y luego precisa: “DESIGNACIÓN DE OEI es un OBJETIVO a cumplir DE VIDA o MUERTE”.

¿Por qué es tan importante la OEI? La respuesta la da el mismo Canaán. El precio que el Ministerio de Salud asigna al metro cuadrado de construcción es de $ 750 pero Cannán quiere por lo menos 50% más: “RÓMULO: EL PRECIO MÍNIMO QUE IRÍAMOS SERÍA US$ 1,100.00 a1,150”.

Y más adelante precisa: “EL PRECIO DEBIERA SER 1,200/1,250 M2.- Para cubrir todos los compromisos y que nos quede a nosotros”.

No hay que ser muy perspicaz para entender que “cubrir todos los compromisos” es lo que Rómulo sintetiza en una conversación con la palabra “aceitar”. Es decir, se entiende que el sobreprecio es para pagar coimas y que les “quede” a ellos una super ganancia.

Para sobrevalorar los precios es que, según Canaán, necesitan a la OEI: “ESTO SOLO SE CONSIGUE CON OEI haciendo el expediente técnico de H. del NIÑO y la TRES EMERGENCIAS”.

Por último, algunas referencias interesantes. Bajo el subtítulo de Perú Petro, “3. Actividad que pueda realizar (debe y puede hacer) Jorge del Castillo.”

Y poco después, “5. Solicitar CITA con el presidente DANIEL SABA.- (lunes o martes) NAVA, MIRTHA, JORGE para que se puedan explayar de Peruano a Peruano.”

Como se puede apreciar, hay mucho material para la investigación judicial y congresal.

EL MUNDO SIN ZAPATOS/ Ramiro Escobar

Acaso sin proponérselo, el pasado 15 de diciembre el periodista iraquí Muntazer al-Zaidi se convirtió -al menos en Oriente Medio- en un serio rival de Barack Obama en la carrera hacia el título de ‘El hombre del año’. Su epopéyico gesto de arrojarle a George W. Bush, en pleno corazón de la ‘zona verde’ de Bagdad, un par de zapatos talla 44, lo ha catapultado, al filo de cierre, como uno de los hombres ilustres de este 2008 que fenece.

Todo indica que el joven reportero de la cadena Al Bagdadia no tiene objetivos políticos o de figurettismo global. Al parecer, sólo lo movió una auténtica ira santa (según su hermano Dargham, plenamente premeditada), lo que le ha granjeado simpatías en todo el planeta, tan deseoso de ver que alguien, en el nombre del Cielo, exhiba algún gesto simbólico que despida, con merecidos anti-honores, a tan controvertido presidente.

Cierta cortesía epitelial llaman a ver este arrebato genuino con distancia pudorosa. Pero no neguemos que a muchos -a millones de personas en el mundo probablemente- el hecho nos ha producido una secreta fruición: Bush, el que pisoteó el derecho internacional, el que pasó por encima de las Naciones Unidas, el que no se quitó sus No. 43 para entrar violentamente en Bagdad, finalmente humillado por un par de tabas.

Curiosamente, el episodio trae a la memoria otro momento en el cual el calzado humano puso al descubierto el discutible estilo del gobierno más poderoso del mundo. En enero del 2007, Paul Wolfowitz, una de las eminencias grises de la cofradía gobernante ahora saliente, mostró sus calcetines agujereados al tener que entrar descalzo en una mezquita turca. Hizo uno de los papelones de ese año, por culpa de un par de zapatos, justamente.

Mucho antes, en 1952, se dice que el candidato demócrata Adlai Stevenson perdió la elección porque Bill Gallagher, un sagaz fotógrafo, le tomó una foto en la cual su calzado derecho exhibía, impunemente, un notorio orificio en la planta. Stevenson, en efecto, fue derrotado por ‘Ike’ Eisenhower y Gallagher ganó el Pulitzer con la instantánea. No hay que despreciar, por eso, la trascendencia de un zapato. Roto o no, puede hacer historia.

También viene a cuento recordar el arrebato de Nikita Kruschev en la Asamblea General de la ONU de 1960, cuando el representante filipino lo acusó de negarse a la ‘desnuclearización’ del mundo. El dirigente soviético golpeó su escaño con un zapato, causando la sorpresa general. En el caso iraquí, paradójicamente, es el mandatario de otra gran potencia quien, en vez de manipular un zapato, tiene que esquivarlo raudamente.

Hay que reconocer que, en tan memorable momento, Bush sacó de algún sitio sus dormidos reflejos de ex soldado, pero ¿qué hubiera pasado si, acaso para felicidad de algunos devotos del antiimperialismo más furioso, al-Zaidi daba en el blanco? Quizás la algazara global hoy sería menor, quizás se hubiera pensado que, mucho mejor, hubiera sido un pastel, al estilo de Moe atacando sin piedad al indefenso y desprevenido Curlie.

Porque un zapato, sobre todo de esa talla, le hubiera causado cierto daño al mandatario, haciéndolo sangrar incluso, lo que hubiera cargado de dramatismo esta especie de gag geopolítico. Quedémonos entonces con lo que ocurrió, pero a la vez saquémonos los zapatos en son de protesta por los presuntos varios años (hasta 15, se afirma) de prisión que podrían darle al colega, por el simple hecho de haber expresado su rabia con los pies.

Está bien que sea una descortesía. De acuerdo con que no se debe tratar así a un presidente de visita, por extraviado que sea. Pero, ¿meter en prisión, durante más de un lustro, a esta especie de ícono de la ira planetaria contra unas políticas que pusieron de cabeza al mundo durante 8 años? Reporteros sin Fronteras ha pedido clemencia para al-Zaidi, aunque ha reconocido que la única arma de un reportero “son sus palabras”.

Suscribo esa afirmación, pero si la condena se produce se comprobará, precisamente, que, en ocasiones, las palabras son inútiles. Y que, dependiendo del poder que se tiene, resulta ‘lícito’ no sólo tirar zapatos sino, además, bombardear con ‘efectos colaterales’, lanzar ofensivas poco quirúrgicas y, encima, hacer malabarismos verbales y conceptuales para justificarlo. En suma: pisotear, con ganas, la ética y los derechos más elementales.

Ojalá el proceso anti-zapatos no avance porque, sino, tendremos que sacar de la tumba a Maxwell Smart para que nos ayude. Si un poderoso puede agarrar a patadas a un ciudadano (acá en Lima lo hemos visto en vivo), o lanzar misiles que dejarán en muletas a miles de personas, y no pasa nada; mientras que un reportero, por un gesto brusco pero sin consecuencias, va preso, es que este mundo está tristemente descalzo y sin rumbo.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

ABIERTOS Y CERRADOS / Sandro Venturo

La televisión peruana de señal abierta es andina. No era así hace veinte años dado que estaba tomada por la influencia gringa. La programación estaba llena de enlatados y la escasa producción nacional intentaba reproducir los formatos del norte con contenidos propios. Gamboa, acaso, fue lo mejor de aquel momento: teníamos por fin una serie policial que sucedía en las calles de Lima, la fea.

La televisión nacional ahora ilustra otra realidad. La farándula y toda su desfachatez choliwoodense. Las series más vistas retratan la vida de personajes populares que provienen de la cumbia o el huayno eléctrico. Los noticieros juegan al reality e inundan las mañanas y las noches con dramáticas historias que dan cuenta de lo difícil que es sobrevivir en el Perú pobre de hoy. Los del medio día reemplazaron al paternalismo de Ferrando hace mucho tiempo, subrayando un lenguaje frívolo e inclusivo. Los programas de humor, finalmente, descarnados y cínicos, muestran una colección de prejuicios que las investigaciones sociológicas no bastan para comprender.

Lo mismo sucede con la radio. Hace tres décadas la FM era un territorio de música “elegante” y “culta”, por un lado, y de Billboard, por otro. De nuevo el sonido venía desde la gringada, aunque en un formato tieso y con fidelidad en los valores mesocráticos postvelasquistas. Eso ya cambió de raíz: ahora la FM es popular (son varias las radios que lanzan la misma programación en AM y FM) y por sus ondas se escuchan todos los géneros musicales que se bailan en las fiestas pitucas y barriales, y que se sufren en el taxi o en la chamba.

Los medios masivos, son pues, una ventana a través de la cual tenemos acceso a la actual cultura de la calle y de los hogares de nuestro país. Y esa cultura es andina urbana; es migrante, poliforme y, con exageración, mixta. Es deliciosa. Pero esta diversidad también da cuenta de una idea de país que aún no termina de autoretratarse. Es como si los productores de medios masivos y sus públicos no pudieran, todavía, identificar cuál es la identidad que realizan dialécticamente.

La verdad es que tampoco las ciencias sociales lo pueden hacer. Cuando en los seminarios de discute acerca de la choledad –y todas las aristas que esta realidad por reconocer supone- siempre queda la sensación de que se explora un territorio sin referencias claras, sin historia identificable. Abundan, eso sí, las interpretaciones parciales, las ganas de definir algo que no soporta aún iniciales consensos.

En la señal de cable, y la internet, sucede algo muy distinto aunque igualmente interesante, muy interesante. La televisión de señal cerrada, desde una forma de producción, digamos, más sofisticada, nos presenta un país más integrado y con harta capacidad de integrarse a su vez con el mundo. Lo mismo sucede con los proyectos-web de contenidos “peruanos” (claro, es la web). Y esta forma de pertenencia, además, viene con una alta motivación de logro: nos seduce la idea de ubicarnos en el globo por fin como personajes únicos, singulares, culturalmente sofisticados.

Entonces la gastronomía, la ecología, el emprendimiento, las artes escénicas, entre otras prácticas sociales, son mostradas desde un orgullo cultural que evita que el televidente minusvalore lo que está consumiendo. Por el contrario, comienza a mitificarlo. Ahora los sectores medios están idealizando la peruanidad: no la blanquiroja, no la que proviene de la ideología de Estado Nación; sino la otra, la cotidiana, la que proviene de la relectura de nuestras costumbres andino-criollas. Y quienes consumen estos programas no sólo pertenecen al segmento A o B.

¿Cuál es el sentido de hacer contrapunto entre canales abiertos y cerrados?

Esta es mi hipótesis: mientras en el masivo (abierto) predominan las voces acerca de cómo somos, en el cable (cerrado) hegemonizan las voces respetuosas sobre el otro. Mientras la expresión del “nosotros” es reinvindicativa (“aquí estamos, delante del escenario”) y al mismo tiempo suele atentar contra la dignidad (racismo, sexismo, etc.), la lectura sobre el otro separa a la comunidad en dos grupos -ilustrados y globalizados versus puros y generosos- y tiende a idealizar la realidad de los ciudadanos con menos recursos, esto es, los rurales.

Esta idealización, finalmente, no deja de ser una paradoja en esta época de huellas del conflicto armado interno. Después de haber ignorado al mundo rural y anónimo de las provincias altas, hoy esas mismas clases medias vuelven la mirada, a través del cable, al campo para ilustrarlo sin más ni más que con amable curiosidad.

Mientras tanto los cholos seguimos desbordando de forma caótica y creativa al Estado, insistimos de manera espontánea, y hasta involuntaria, en el cultivo de nuevas costumbres, de inéditas versiones de la tradición desencajada. Achorados y a su vez minusvalorados, las nuevas promociones de peruanos seguimos protestando contra el centralismo, reproduciéndolo en cada capital de provincia; continuamos luchando por el reconocimiento, a costa de negar los deberes ciudadanos más elementales.

En resumen: el desborde popular –señalado por el profesor Matos Mar- sigue su curso de bola de nieve sin la capacidad de cristalizar un discurso político programático. En este proceso, la pequeña burguesía ilustrada no encuentra –no encontramos- una vía para integrarnos a esta avalancha social e insistimos con el discurso sobre el otro en vez de participar de este proceso de transformación sin ideología propia. Y en la medida que carecemos de un discurso político que constituya nuevos actores políticos, las diversas formas de discriminación han dejado de ser privativas de los hijos y nietos de la “oligarquía”. Mientras más abiertos los canales de comunicación, más sincera la desigualdad. Se trata pues de una discriminación frente al espejo.

Sin embargo, de la sociedad poscolonial cada vez queda menos aunque lo poco que queda -en nuestras mentalidades- es muy fuerte. Seguimos avanzando hacia una modernidad indefinida y cuánto, a la vez que las capas geológicas de nuestra identidad cultural no revelan todavía todos sus movimientos sísmicos.

Como dijo el poeta Verástegui: luchar es el triunfo más hermoso.

martes, 16 de diciembre de 2008

HUEVOS DE ESTURIÓN / La inconsistencia como política / Fernando Rospigliosi

El Premier Yehude Simon está dedicado a tiempo completo a su campaña electoral 2011. El lunes estuvo en Quillabamba, Cusco y ofreció pagar más por la hoja de coca, construir carreteras y revisar el contrato del nuevo gasoducto.

Como él mismo admite en privado, aceptó el premierato para “hacerse visible” nacionalmente, en función de sus perspectivas electorales. Y está usando sin pudor el cargo para su campaña.

Es cierto que todos los políticos hacen algo parecido. Su antecesor, Jorge del Castillo, tenía las mismas ambiciones. Pero trataba de cumplir determinados objetivos que lo prestigiaran ante la opinión pública como un eficiente administrador.

Simon, en cambio, no parece tener otra meta que su propia promoción como candidato. No intenta abordar ninguno de los problemas que agobian al país.

Para empezar, él reemplazó a un Premier que cayó por un escándalo de corrupción. Simon no ha movido un dedo, hasta ahora, para enfrentar ese flagelo.

Peor aún, más allá de los discursos, las señales son completamente desalentadoras. Aceptar el nombramiento de ministros apristas con larga trayectoria en carteras como Transportes y Comunicaciones y Vivienda, son gestos que valen más que mil palabras.

El sábado pasado fue más lejos, en una entrevista en Radioprogramas, proponiendo que se sancione a quienes difunden “audios ilícitos”, en clara alusión a los denominados petroaudios.

Simon dijo que los medios de comunicación “deben renunciar a publicar las interceptaciones telefónicas solo porque les reporten noticias. `Si ellos no hacen eco de las conversaciones telefónicas interceptadas, para hacer escándalo, entonces habremos avanzado (...) Aquí hay complicidad de todo el mundo, así que todos debemos ayudar´, remarcó.” (“Simon pide penalizar el tráfico de audios ilícitos”, El Comercio, 14.12.08).

Así, de acuerdo a Simon, los que denuncian la corrupción son cómplices de la corrupción. De esta manera, el Premier se sumó al coro de los que pretenden encubrir la corrupción y sancionar a quienes la denuncian.

Uno de los pocos asuntos en el que se esperaba algún aporte de Simon en el gobierno aprista, era en la lucha anticorrupción. Ahora está claro que no habrá nada de eso.

Está por verse si Yehude Simon logra su propósito de beneficiarse políticamente con el puesto que ocupa. ¿Será suficiente viajar por el país y ofrecer casi todo lo que le piden? ¿Decirle a cada auditorio lo que quiere oír? ¿O su inconsistencia terminará poniendo en evidencia su verdadera talla?

lunes, 15 de diciembre de 2008

PROPOSICIONES / ¿DE LAS RATAS A LOS HAMSTERS? / Carlos Basombrío Iglesias

Dos meses y medio después de conocerse los “petroaudios” las cosas han cambiado significativamente. No por el lado de la percepción de corrupción en el gobierno de García y su partido, que sigue siendo tan alta como entonces, sino por la incapacidad de la sociedad y del Estado para lograr una investigación seria que permita conocer la magnitud de lo que ocurrió y la creación de mejores condiciones para que hechos así no se repitan.

Veamos:

1.- Yehude Simon entró al cargo como un abanderado de la lucha anticorrupción. Por decir lo menos, las expectativas que generó han superado a las realidades. ¿Qué es lo más audaz que ha hecho? Proponer una terna independiente para la Contraloría. No es una mala idea, pero aún si lograse pasar el filtro de García y luego el del Congreso, no parece ser el inicio de una revolución moralizadora. En estos días debemos conocer el Plan Anticorrupción de Simon. Luego de dos meses en el cargo ya es difícil imaginar que éste pase de ser una suma de buenas intenciones de poco efecto práctico. En general, Simon parece moverse en otras aguas. Parece estar preocupado de cómo demostrarle al presidente que le puede ser útil en el cargo, pero a la vez sacarle el jugo a la alta exposición mediática que le da su paso por el gabinete para su candidatura presidencial. Difícil equilibrio.

2.- Los medios de comunicación se han vuelto mucho más prudentes. La embestida contra quienes difunden audios o videos ilegales ha sido de tal envergadura que ha logrado sus objetivos. Se hace mucho más difícil imaginar que alguien se atreviese a hacer lo que hicieron Cuarto Poder y Perú.21 hace sólo dos meses con los petroaudios. Lo grave no es que se condene -y ojalá se atrape- a quienes hacen interceptación ilegal, sino que se haya perdido de vista lo que estos develaron: un esquema de corrupción gubernamental que parecería tener importantes ramificaciones.

3.- La Comisión Abugattás está totalmente desprestigiada. Mantener a Carlos Raffo -ya de por si poco apto para hablar de paja en ojo ajeno- luego de su visita clandestina a León Alegría fue casi un harakiri. El audio de Abugattás, anunciando sus intenciones de chuponear periodistas críticos de Humala en la campaña electoral, la ha terminado de vaciar de legitimidad. Cuando emitan su informe -que según El Comercio incluirá el pedido de acusación constitucional contra Jorge Del Castillo, María Zavala y Hernán Garrido Lecca- será bombardeado por todos lados. Dados los antecedentes de sus miembros, el APRA podrá recurrir con eficacia a la vieja pregunta de quién moraliza a los moralizadores.

Envidiable la capacidad política del APRA de asimilar un problema político tan grave y voltear la tortilla. Los denunciantes cayeron en desgracia, perdieron influencia y al parecer algunos de ellos son ahora los investigados.

¿Terminarán las “ratas inmundas” de hace dos meses volviéndose “simpáticos hamsters” injustamente calumniados? No habría que descartarlo.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

PROPOSICIONES / ¿NO SERÁ UN DOBLE? / Carlos Basombrío Iglesias

No es mayor noticia que desde este gobierno se cuestione frontalmente a las ONG de derechos humanos. Ni siquiera que lo hagan con ocasión del 60 aniversario de la Declaración Universal.

Se puede discrepar con lo que dicen Alan García, Luis Giampietri o Mauricio Mulder, pero están en su derecho. Además, ha sido esa su posición desde antes de llegar al poder.

Lo que sorprende es que el Premier Yehude Simon sea ahora el escogido para hacerlo y que lo haga con argumentos tan trillados como falsos. Simon ha usado, sin mayor aporte propio, los argumentos con los que siempre se ha descalificado a estos organismos, a la Comisión de la Verdad y, en muchos casos, también a la propia Defensoría del Pueblo.

Veamos:

1.- Les ha atribuido conductas y declaraciones que no han hecho: “… cualquiera puede decirle zamba canuta a alguien (...), pero si encima de eso se acusa de genocida a un gobierno, se le dice fascista, ustedes entenderán que hay razones para molestarse”.

2.- No se preocupan por los militares o los acusan sin pruebas: “yo invito a los organismos de derechos humanos a que nos acompañen al VRAE y que nos presenten las denuncias de desaparecidos con sus pruebas. Pero que reconozcan cuántos policías y soldados dan su vida para la estabilidad democrática”. Simon reconoció que las ONG son sensibles cuando matan a un policía (¡vaya!), pero indicó que “tienen que ser más explícitas y decirlo con más frecuencia para que todos sintamos que existe esa sensibilidad”.

3.- En realidad defienden terroristas: “no acepto que las ONG digan que este es un gobierno que realiza persecuciones y tampoco podemos aceptar que estas organizaciones defiendan terroristas.”

Quiero dejar en claro que no pretendo sostener que las ONG de derechos sean intocables o que no cometan errores. No es tampoco que no se pueda discutir sus puntos de vista. Es normal, incluso, que haya tensión con los gobiernos que fiscalizan. El problema que me interesa poner en discusión aquí es otro, a saber, cómo el poder puede transformar tan rápido a las personas. (¿No habrán secuestrado a Simon? ¿No será un doble?)

Ironías aparte -y si de hablar con franqueza se trata- habría que recordarle a Yehude Simon que está en libertad en gran medida porque justamente esas ONG lucharon incansablemente por la libertad de los inocentes (y no por los terroristas!!!!!).

Que a diferencia de la gran mayoría de los casos que les tocó analizar antes de asumir su defensa -errores flagrantes o abusos manifiestos- en el suyo hubo que vencer muchas dudas y suspicacias para llegar al convencimiento de su inocencia.

Habría que decirle que si durante el gobierno de Paniagua las autoridades hubieran pensado como él piensa hoy, probablemente no sería Premier.

(HUEVOS DE ESTURIÓN) REVOCAR LAS REVOCATORIAS Fernando Rospigliosi

La revocación de autoridades locales siempre fue una mala idea. El fin de semana pasado se ha confirmado. Luego de la votación se han producido hechos de violencia en Juanjui (San Martín) y Huari (Ancash), para mencionar solo los sitios donde se han originado los sucesos más brutales: un muerto y unos veinte heridos.

En el Perú, la revocatoria de autoridades no es una señal de perfeccionamiento de la democracia, como plantean algunos. En un país donde existe una sistemática y profunda desconfianza en las autoridades, lo que ocurre es que los que perdieron una elección empiezan a bombardear al ganador al día siguiente que ocupa su puesto.

Como siempre hay temas para atacar a la autoridad, se genera un conflicto permanente entre el que está en cargo y sus numerosos adversarios, que lo que quieren es ocupar rápidamente el puesto sin esperar a la siguiente elección.

El problema no es, por supuesto, ideológico o político. Es simplemente la apetencia de hacerse de un cargo público para beneficiarse de él.

La revocatoria contribuye a la inestabilidad y no trae ningún beneficio. No sirve tampoco para que los conflictos dejen de ser violentos. Los ejemplos mencionados al principio son una prueba de ello. Si los que quieren revocar a una autoridad no lo logran en las ánforas, recurren a la fuerza.

Mucho mejor era el sistema anterior: períodos más cortos sin revocatoria. Alcaldes y presidentes regionales elegidos por tres años, y no por cuatro como ahora. Si los electores creen que se equivocaron, cambiarán a la autoridad en la siguiente elección. De lo contrario, la pueden reelegir.

Derogar la revocatoria y reducir el tiempo en el cargo sería mucho mejor que el sistema actual. Pero es pedir peras al olmo esperar que este Congreso haga ese cambio, sobre todo cuando hay una fila de otorongos esperando participar en la elecciones de 2010 y hacerse de alcaldías y gobiernos regionales.

martes, 9 de diciembre de 2008

MANUS ARRIBA (Y ABAJO)/ Ramiro Escobar

Un paseo alucinado, y terrible, por el Parque Nacional del Manu.

Con un gesto natural, desprovisto de dramatismo, Rodolfo Champi, un joven originario de la provincia cusqueña de Urcos, me cuenta cómo, ante la falta de transporte público optó por una solución a lo Robinson Crusoe: se construyó él mismo una balsa y dejó que el río Alto Madre de Dios lo arrastrara.

Por fin, después de 7 horas de torrentosa travesía, llegó hasta la comunidad de Diamante, donde los nativos yines lo esperaban para que prosiguiera con su oficio de profesor. Rodolfo dice que sólo “hace su trabajo”, y complementa su vida con un afanoso estudio de las plantas medicinales de la selva.

Mientras caminamos por una trocha, me va indicando qué planta sirve para qué (una de ellas huele, fuertemente, a frotación Charcot). La vegetación de la Reserva de Biosfera del Manu, entretanto, nos acompaña, nos abruma, por momentos casi nos traga. Y los mosquitos nos atacan con gusto despiadado.

Las historias similares abundan por acá, casi como los bichos que nos circundan. No obstante que estamos en los alrededores de uno de los lugares más turísticos del Perú y acaso del mundo (el Parque Nacional del Manu, que es parte de la Reserva de Biosfera) la vida de los “normales”, no turistas, es durísima.

También la de los guardaparques, cuyo día de homenaje, en el Perú, se celebró por primera vez el pasado 6 de diciembre: hay muy pocos para los 1’716,295.22 hectáreas de extensión que tiene el Parque Nacional; ganan sueldos magros; y, por último, algunos de sus beneficios están en peligro de extinción.

Hace poco, por ejemplo, el Estado les recortó la dotación de víveres que les daba, por lo que ahora se los tienen que buscar ellos mismos. Y aunque algunas fundaciones u organizaciones privadas, como la Sociedad Zoológica de Frankfurt, los ayudan, con las justas llegan a ser un serenazgo de la selva.

Todo esto ocurre por un corredor fluvial por donde penetran, sobre todo entre mayo y octubre, un flujo importante de turistas, monitoreados por unos siete u ocho operadores autorizados. Que pagan una cantidad importante de dólares (mínimo 500 para ingresar, a lo pobre, al Parque; 3,000 si se usa avioneta).

El negocio es bueno, da recursos al erario público, y a los empresarios, pero, increíblemente, casi no “chorrea” a los lugareños, nativos o colonos, que con suerte venden algunas artesanías y polos u ofician de guías o motoristas de bote.

El único chorreo que reciben viene del Alto Madre de Dios.

A diferencia de la parte alta del Parque (el Manu va de los 4,000 metros de altura hasta los 100 metros), en la parte baja, no hay transporte público. Los peques-peques tienen dueño y sirven para transportar gente y plátanos, pero no hacen ningún servicio interdistrital, ni tienen paraderos, ni boleteros.

Se sube quien puede, como cuando, en el poblado de Itahuanía, se trepó a nuestro bote, de propiedad del DRIS/ZA-MANU (1), una profesora, también de Diamante, que llevaba mochilas y, en una especie de balde, los exámenes del colegio primario. Si se le pasaba este bote se le iban la vida y las aulas.

Más allá, en Boca Manu, un pueblo vecino al aeropuerto donde aterrizan las avionetas turísticas, y a la desembocadura del río Manu, se me ocurre hacer una pregunta cargada de ingenuidad citadina: “¿Y se quedan acá los viajeros”, consulto, esperanzado. “No –me responde un colono-, pasan sólo a orinar”.

Las avionetas llegan allí solo en ‘temporada alta’ y, por caridad, pueden llevarse a un enfermo grave hacia el Cusco, surcando el hermoso cielo en tan sólo una hora y algo más. Pero ha ocurrido que a un niño intoxicado se le fue la vida sobre un peque-peque, mientras luchaba contra el tiempo y los elementos.

Incluso, Edgar Muñiz, un hombre adinerado de la zona y notable defensor del Parque, no pudo llegar a un hospital decente tras sufrir la rotura de una úlcera. Murió camino al Cusco, a donde se llega desde Pillcopata, un pueblo al final de la selva alta, en por lo menos 8 horas de viaje subiendo por la montaña espesa.

El Manu, en suma, es bello, incomensurable. Pero también es difícil, demoledor. Sobre todo si no se cuenta con avioneta. Especialmente si se vive al día, de los recursos del bosque, cuando el cielo no se viene abajo por una lluvia que lo inunda todo. Cuando el infierno verde se quiere parecer al paraíso.

El DRIS/ZA MANU hace algo útil: promueve la agroforestería, mejora la nutrición y reforesta algunas zonas. El Estado también, no hay que ser mezquinos, aun cuando los otorongos reales de estos lares llaman a recuerdos políticos ingratos (2). Sin embargo, un paseo por este lugar deslumbrante deja también sombras.

El turismo, digo yo, no debiera ser sólo un pasacalle de ricos que circulan, como en un ‘mirabus’, en medio de la selva, para ver fauna y también, con curiosidad salvaje, a los nativos. Si Boca Manu sirve, mayormente, para que se detengan a miccionar es que algo, en nuestras políticas públicas está francamente desquiciado.

(1) Sigla que designa al serpenteante nombre del ‘Programa integral para el fortalecimiento de capacidades locales de las familias de pequeños productores de la Reserva de Biosfera del Manu (RBM)’.
(2) En defensa de los otorongos o jaguares de verdad (Panthera onca) hay que decir que son animales que se ganan su sustento con sacrificio y astucia, aunque a veces parezcan ser crueles. Lo que nunca hacen es zurrarse en la ley, de la selva.

(SINGLADURA) SIN FUTBOL NO HAY GOBERNABILIDAD / Augusto Ortiz de Zevallos

Pretexto este título primero porque es verdad y también para que el tema entre sin roche en este blog a veces muy serio

Este fin de semana demostró que en el Perú en fútbol hay más hinchada que equipos, más equipos que entrenadores y más jugadores que dirigentes.

Que son en su mayoría vendedores de jugadores y aficionados a “faenones”. O son caciques decimonónicos, en un país en que los clubes son dieciochescos.

Chacras.

No solamente esto se vive en primera, pues ya empezó la pelea en la Copa Perú, con un bonito despliegue de equipos regionales y de memorias de tiempos mejores (CNI, por ejemplo)

Ahora, y contra el deseo de algunos columnistas de este blog, cuyo equipo “matemáticamente” todavía puede pelear por un campeonato que no merecería (es cachita, no hay manera, serán octavos) Alianza sigue en primera.

Como es natural, y es vergonzante tener que decirlo, pero se estuvo en riesgo gracias a la peor gestión imaginable de una directiva llena de una plata encontrada gracias a otros.
Pues era plata debida a la venta de jugadores jóvenes formados en las canteras notables que ellos no alentaron.

Y que sin que nadie entienda ni explique cómo y en base a qué esta directiva o este presidente abomina de elecciones con dos candidatos. Y las impide. Tanto como abomina e ignora Burga de representatividad.

El Fujimorismo (quizás corresponde decir el Odriísmo) sigue y nuestro fútbol es feudal.
Herencias, posesiones, oligarquías, autismos, perpetuidades.

Con no pocos mermeleros dando vueltas y haciendo prensa banal y anecdótica.
A quién vio Magaly. A qué hora. Dónde.

Y este domingo pese a no haber liderazgo alguno (había en las barras cartelones mandando a la mierda a los responsables del desmadre)

Alianza Lima demostró que en las malas puede llenar estadios, el suyo propio, así no haya mucha expectativa futbolística.

Fue un plebiscito. Treinta mil personas cuentan mucho más que una lista de pocos cientos de socios, en registros escondidos.

Se es del Alianza, al margen de quién se lo haya apoderado,

Dijo, hace semanas, la Universidad de Lima – insospechable de “gronería”- que Alianza reúne al 40 % de todos los hinchas de algún equipo.

Y supongo que se pueda ser de otras camisetas, aunque todas se van despintando por falta de dirigentes, por falta de representatividad.

Y ahora el nuevo campeón no tiene hinchas pero sí dirigentes.

En cualquier otro país los socios de un club popular son muchos y sus presidentes, primero son elegidos por esos muchos, y no por los amigotes que hacen entrar el último día, como hizo durante una década un notorio presidente, achichando un club que merecería mejor suerte.

Este año baja el Boys, el equipo que sería el natural para 800,000 chalacos. Y cuya historia incluye aportar jugadores al seleccionado que ganó en Berlín. Los Alcalde, y después Valeriano, Barbadillo, Meléndez, entre tantos. Es como si bajara el Palmeiras o el Racing, con la diferencia de que allí son clubes y aquí propiedades de alguien que ya se aburrió, y luego le toca a sus hijos o nietos. Que no van al fútbol.

Y dicen que la U está en venta, sin duda para pagar deudas por embarcarse en el absurdo y fracasado invento de hacer el único estadio en el mundo donde no hay ni entrada ni salida. En un terreno donde tenía que haber un parque.
Y el diseño supone que las barras son coros de ángeles.

Para no hablar de casi todos los demás dirigentes, los del fútbol que hacen malabares y cálculos de su beneficio personal, que tienen piel de cocodrilo y no cambian por nada sus aviones en primera clase y cuyos juegos de poder manipulan y amenazan con la desafiliación de la FIFA, que podría entre nosotros llamarse FIFUYA.

Total, si igual no vamos a ir a ningún campeonato.

O los de los demás deportes, donde el paternalismo es penoso Y los de las olimpiadas ésas a las que no vamos y que vemos por televisión. Perpetuados sin significar nada ni representar a nadie.

El Perú deportivamente no existe. Y esto es indignante en un país de jóvenes, que tienen el derecho a otra suerte que este mamarracho.

El Premier Yehude Simon habló de siete columnas o pilares de gobernabilidad.

Se le olvidó éste, crear identidad, orgullo, esperanza, espíritu de competencia. Está a tiempo y es urgente

Es fundamental cambiar el fútbol y hacer renacer el deporte. Pero como dicen las banderolas: que se vayan todos. El Chemo por delante, a estudiar. Y que una ley de clubes los saque de la esclavitud feudal y los entregue a sus hinchas.

Jugadores y deportistas hay. Esperan. Si es que no desesperan.

PINTOR DE BROCHA GORDA / Jorge Bruce

No queda otro remedio que evocar el manido cliché de los gustos y colores para aludir a la alucinante fraseología racista del Presidente en Acho: “No me gustan los pitucos metidos a izquierdistas, me gustan los hombres de color cobrizo que son los verdaderos peruanos y pueden luchar por la justicia social.” Habrá que creerle en lo que respecta a los hombres, porque en lo que respecta a las mujeres no se ha notado esa inclinación por las verdaderas peruanas, según la peculiar clasificación cromática del Presidente, de trazos muy gruesos, por decir lo menos. Pero sus gustos no son materia pública, claro está, si no fuera porque el propio Alan García, para congraciarse con un público integrado por dirigentes populares que lo recibió a botellazos –de plástico, felizmente- improvisó esa clasificación que parecía una condensación del “pensamiento” Eliane Karp con el de Isaac Humala. De acuerdo, las botellas que llovían de las graderías recordaban irresistiblemente la falta de respeto a la investidura presidencial de la época de Toledo; eso explicaría la identificación con madame. En cambio, esa exaltación de los tonos ocres que conllevaba la descalificación de los blancos o beige, tenía el sello del populismo primario del patriarca de los Humala.

Una vez más, el mandatario demuestra su incapacidad de tolerar el rechazo, la frustración y la consecuente agresión (tan inaceptables como las suyas cuando ofende a los dirigentes, en la serie de agravios sintetizados en la filosofía del perro del hortelano). De inmediato recurre a desviar esa rabia hacia “blancos” elegidos. En este caso las ONG, que en su imaginario son unos lounges donde se concentran los pitucos para repartirse los fajos de dólares venidos del exterior. El Presidente no puede evitar tener los fantasmas que su historia personal engendre. Lo que sí puede y debe hacer es ser responsable y cuidadoso en sus presentaciones públicas. Fomentar el racismo inverso es una práctica tóxica que alimenta una espiral de violencia contenida, en donde se amalgaman injurias narcisísticas históricas. Es exactamente lo que un líder responsable debe evitar a toda costa. Cuando John McCain pronuncia su discurso de aceptación de derrota electoral, dio una lección extraordinaria de dignidad y respeto por la institucionalidad democrática. En vez de decirles a sus partidarios lo que esperaban escuchar, a saber que Obama ganó porque tenía más dinero o porque era negro, o cualquier pretexto para rebajar la victoria de su oponente (y de paso al oponente), celebró la contundencia de la expresión popular y, acallando las pifias de su público, aplaudió la conquista del poder que su rival había conseguido, marcando un hito en la Historia de su país, signada por la segregación. Fue un discurso a contrapelo de la expectativa de la masa –asumiendo en su persona todo el costo del fracaso- y por eso fue valiente y verdadero.

La lección de McCain es lo que García no quiere entender.

Si la masa lo rechaza, sus razones tendrá. Es muy grave manipularla a cualquier precio, recurriendo a los expedientes más radicalmente primitivos, como el racismo o la xenofobia. El odio al otro es una de las peores lacras de nuestra sociedad. Atizarlo es profundamente irresponsable y peligroso. Pero el Presidente vive continuamente amenazado por la sombra de la pérdida, ya sea del amor o del temor. La experiencia de Acho puede haber sido muy regresiva para el jefe del Apra. Debe haber sentido que se estaba poniendo en escena, en un ámbito en donde la muerte ronda, su angustia de castración más letal. Entonces agitó el espectro de sus rancios temores infantiles: esos blanquitos que se quedan con la plata, las chicas más lindas, los mejores sitios en los toros, el trato privilegiado, qué se yo. Y los lanzó al coso para que los leones –o las ratas, en su zoología fantástica- los despedacen, bajando el pulgar imperial.

Ya estábamos advertidos: le interesa un pepino el desarrollo mental de los peruanos. Por el contrario, lo desprecia. Esta intervención retrógrada es una más en una larga lista que comienza con la propuesta de pena de muerte. Pero faltaba un discurso racista y hemos tenido uno de antología, de esos que marcan la estirpe de un régimen. Ahora que Alan García ha presentado su plan anticrisis, vamos a tener que preparar el nuestro: ese que nos proteja -nos blinde, si se quiere- de la crisis afectiva del Presidente de la República.

sábado, 6 de diciembre de 2008

PROPOSICIONES / CUATRO MALAS Y UNA BUENA / Carlos Basombrío Iglesias

Mientras la crisis económica se acerca peligrosamente a las costas del único país del mundo que se decía “blindado”, en la política han primado también las malas noticias:

1.- Preocupantes nombramientos en el Poder Judicial. Que un Vocal Supremo piense que los “vladivideos” no pueden usarse como prueba y que el dinero de las cuentas de Montesinos no es necesariamente de origen delictivo; que haya dicho, además, que el proceso contra el prófugo Calmell del Solar fue una cacería de brujas y el de los Wolfenson una vendetta, son ya razones suficientes de preocupación. Pero que ese mismo vocal sea elegido por sus colegas como presidente de la Corte Suprema es extremadamente revelador del nuevo clima que se vive en el país. (Tampoco el nombramiento del cuestionado vocal Vega en la Corte Superior de Lima es para celebrar. Vega ha asegurado que su conocida amistad con Alan García no va a influir en su independencia. Todo el país le cree).

2.- El Tribunal Constitucional en decadencia. Esta semana se frustró la elección del nuevo presidente. Las maniobras del interino - Mesía del APRA- por hacerse elegir pese a sus promesas en contrario, colmaron la paciencia de tres magistrados que boicotearon la sesión. Se conoció, además, de diversos incidentes y enfrentamientos personales entre magistrados en los últimos meses; no precisamente muy alturados, ni de alto contenido jurídico. Por decir lo menos, el Tribunal Constitucional no tiene -ni a nivel profesional, ni personal- el mismo nivel que logró en años previos.

3.- Nada pasó con Raffo. El fujimorista se burló de sus colegas y se reunió en secreto con el investigado quedando inhabilitado política y éticamente para continuar, pero sigue orondo en la Comisión Investigadora, como si nada hubiera pasado. Aurelio Pastor, del sector ligado a Del Castillo en el APRA quiso presionar su salida en el Pleno. Pero “ordenes de arriba” –como mostró gráficamente La República– lo impidieron. Los apristas se echaron para atrás (“la agenda estaba muy cargada”) y Raffo sigue allí. ¿Órdenes de arriba? ¿De quién? ¿Para qué?

4.- Donayre se salió con la suya. La presión chilena obligó a mantenerlo hasta el final. Tuvo más tribuna y le sacó el jugo. Politizó los cuarteles. Ninguneó al ministro de Defensa (“yo sólo respondo al presidente”). Todo un desastre. Pero no olvidemos que Donayre seguía en el cargo pese a que sobraban razones para haberlo relevado. Estaba su comportamiento cantinflesco y vulgar que lo volvieron el favorito de los programas cómicos. Estaba el fuerte cuestionamiento de 16 ex Comandantes Generales del Ejército. Mucho más grave, estaba acusado por Contraloría e investigado por la fiscalía por mal uso de la gasolina. Una vez más, la autoridad civil demostró ser incapaz de un verdadero liderazgo y control democrático sobre los institutos armados.

Cada una de estas cuatro historias tiene sus propias particularidades y explicaciones Pero hay por lo menos tres elementos que las unen:

1.- Ratifican que la cultura y forma de actuar del fujimorismo sigue profundamente enraizada en nuestra vida pública. Más específicamente, que sus operadores políticos siguen maniobrando y consiguiendo importantes objetivos.

2.- El intento de copamiento aprista de instituciones claves que debieran ser autónomas e independientes continúa.

3.- Los sectores que se oponen a los puntos 1 y 2 están debilitados, dispersos y hasta desmoralizados. El fortalecimiento de la democracia no es verdaderamente una prioridad ni en la izquierda ni en la derecha realmente existentes. Los medios de comunicación que se preocupan de estos problemas son cada vez menos y más tibios.

¿Hubo alguna buena noticia?

Sí. Yehude Simon reaccionó -más vale tarde que nunca- a los cuestionamientos y retiró el proyecto de ley del gobierno para disolver asociaciones, fundaciones y hasta empresas por una serie de causales difusas y cuestionables. Con buenas razones, la norma propuesta había sido comparada a ley de seguridad interior de la época de Odría.