jueves, 20 de junio de 2013

INQUIETANTE POSIBILIDAD/Carlos Basombrío Iglesias

La muerte de los dos asesinos a sueldo no me conmueve. Dos seres miserables que cegaron la vida de personas valiosas y arruinaron la vida de sus familias.

¡Murieron en su ley!

Ahora bien hablemos ahora de nuestra ley, la de la civilización; una que no admite ejecutar sumariamente a personas rendidas. Leyes que no permiten que se maten a delincuentes para que nunca sepan quienes los contrataron; menos todavía que lo hagan para encubrir a sus colegas que unos días antes ayudaron a fugar a los criminales.

No digo que ello haya ocurrido en este caso, pero declaraciones tan valientes como la que sigue, de un ex director general de la PNP y dos veces presidente del INPE son de por sí suficientes para exigir una investigación a fondo y por órgano independiente.

No es el único que ha reflexionado sobre esa inquietante posibilidad, pero por su trayectoria en la PNP y por los puestos que ha ocupado, sus declaraciones son de extrema importancia.

Y las investigación debe ser seria. 

No nos vaya a salir el Ministro Pedraza que como con los seguimientos de la DIRIN la inspectoría de la PNP “investigará”.

Gustavo Carrión Zavala
Ex director general de la PNP y dos veces presidente del INPE
“Suena a exagerada coincidencia”
LIMA. EL COmercio 19 de junio del 2013

Algo huele muy mal en el Caso Choy, en la fuga del complejo judicial de Lurigancho de delincuentes involucrados en el crimen del periodista de esta casa editora y en la muerte de estos a manos de la policía. Así lo entiende el general PNP (r) Gustavo Carrión, director general de la Policía Nacional entre el 2003 y el 2004 y presidente del Instituto Nacional Penitenciario (INPE) en los períodos 2000-2001 y 2007-2008.
— ¿Qué opina de la muerte de Lindomar Hernández ‘Puerto Rico’ y Édgar Lucano Rosas?
Suena a exagerada coincidencia que hayan muerto los dos que podían haber revelado el nombre del autor intelectual del asesinato del periodista Luis Choy Yin. Primero se fugan, luego desaparecen y al final son abatidos. Habrá quienes vean que hay algo más allá.
— ¿Qué habrá?
¿A quién le interesaba que desaparecieran? Esto da pie a la suspicacia, a pensar que hay alguien que no quiere que su nombre aparezca. El delincuente sabe cuándo ya está perdido. No suele enfrentar a la policía si no tiene posibilidad de escapar. La prensa debe averiguar qué pasó. La policía dirá que ha sido una operación exitosa. ¿Quién sale librado de todo esto? El autor intelectual de la muerte de Choy.
— ¿Pero usted qué piensa?
Había la volada de que en este caso estaba metido el tráfico de drogas. No creo. Los cárteles de la droga no habrían permitido que esos sujetos escapasen de la cárcel. Habrían mandado a que los mataran en el penal.
— El propio ministro del Interior, Wilfredo Pedraza, dijo que en la fuga hubo corrupción policial.
El tema principal en la policía no es la falta de equipos ni de vehículos, sino la corrupción, que se ha instalado como cultura funcional en la institución. Se deben tomar medidas dramáticas en la policía. Hay que refundarla. No tiene sentido encargarle a la policía que se auto regule, autocorrija o auto reforme porque va a dar demasiadas concesiones al cáncer que se ha apoderado de ella.
— ¿Cómo acabar con la corrupción policial?
Tendría que nombrarse una comisión de notables del país, que indague qué policías son corruptos para que sean removidos sin que tiemble la mano. Ya Colombia sacó a 3.500 policías. También tendría que darse una norma por la cual el Poder Judicial, que también tiene corrupción, no admita los procesos de reincorporación de esta gente.
— ¿Cree que Pedraza debería dar un paso al costado?
No me gusta decirle a la gente qué debe hacer con su dignidad y su ética. Finalmente, la figura del ministro resulta irrelevante frente a la corrupción tan grande que hay en la policía. Si él sale, vendrá otro. Si no hay decisión política de sanar a la institución seguirán desfilando ministros que no podrán hacer nada con una policía atravesada por la corrupción.
— ¿No debemos sorprendernos si pronto hay otra fuga?
Pasará cierto tiempo y otra vez habrá noticias como estas. El INPE también está comprometido con la corrupción. Los presos se escapan de dependencias policiales. Esto es incontrolable. Si en la PNP se invierten 800 millones de soles en equipamiento, eso no servirá si los equipos son usados por policías corruptos.

— ¿Qué debe abarcar la voluntad política de la que habla?
Si hay que modificar normas, la Constitución, el Código Penal, si hay que dar leyes específicas, hay que hacerlo. No valen medias tintas como un nuevo reglamento disciplinario de la policía, el cual, ya se comprobó, no disuade a los malos policías.

miércoles, 19 de junio de 2013

¿15 MINUTOS DE BUENAS NOTICIAS?/ Carlos Basombrío Iglesias

Muy, pero muy peligrosas las reiteradas declaraciones del presidente Humala contra la prensa. “Gallinazos que escarban donde hay  carroña”, les ha llegado a decir.

El sentido general de las críticas va por un lado a cuestionar que los medios no den noticias “positivas”. Ha llegado a pedir que los noticiarios tengan siempre 15 minutos de noticias positivas.

(Digresión: Pequeño detalle ¿quién decide que es lo positivo? Por ejemplo a muchos nos parece excelente que el juez constitucional haya aceptado la medida cautelar para impedir el sorteo para el Servicio Militar “Voluntario”, que nos regresaba al siglo XIX en que si eras pobre no te librabas de ser soldado. En cambio a él la noticia le parece muy mala, “pierde el Perú” ha dicho. ¿Positiva o negativa? Fin de la digresión).

Las críticas del presidente van también por el lado de la excesiva violencia en algunos noticieros. Comparto la crítica pero lo que hay que hacer es educar al público para que escoja opciones mejores ¡Y las hay!

OJO, así empezó Rafael Correa en Ecuador. Ahora allá ya es demasiado tarde y ya aprobaron una ley bárbara contra los medios que restringe severamente la libertad de expresión.

PARAÍSOS FISCALES/ Alfredo Stecher

Me he adherido a una campaña de la plataforma mundial de acción ciudadana Avaaz contra la evasión de impuestos de parte de grandes empresas multinacionales a través de paraísos fiscales, evasión que estiman en un billón de dólares anuales - más que el gasto mundial anual en armamento, mayor que el presupuesto anual de 176 países. Señalan que este dinero, repartido igualitariamente (lo que no es la idea), equivale a mil dólares por familia en el mundo. Como ejemplo ponen a Google, que sobre 78 mil millones de ganancias al año prácticamente no paga impuestos.
A esta evasión se suman por supuesto los miles de millones de dólares eludidos en cada país por empresas de todo tamaño, también en los nuestros, a través de trucos contables o vacíos en la legislación, todos perfectamente legales o en el margen de la legalidad, y los muchos millones evadidos por fraude o por la informalidad de empresas en capacidad económica de tributar, así como por el blanqueo de capitales fruto de actividades delictivas.
Tampoco en este tema todo es blanco o negro, delincuencial o impoluto; hay como siempre una amplia gama de grises: No es lo mismo transferir dinero por canales moralmente ilícitos aunque legales, que sacarlo a hurtadillas en maletas o bolsos para no dejar huella; no es lo mismo hacerlo en un país con estabilidad económica y garantías democráticas y judiciales que en uno con políticas caóticas o cautivas de fuerzas muy corruptas o gansteriles. No es lo mismo expatriar ilegalmente superganancias que poner a salvo ilegalmente de la inestabilidad una pequeña herencia o ahorros personales. La campaña va dirigida contra las malas artes tributarias de muchos gigantes.
En Chile la creciente eficiencia y al parecer probidad de las autoridades tributarias, apoyadas por un sistema judicial bastante autónomo y recto, ha llevado a casi eliminar el fraude tributario de gran escala, a destapar algunos fraudes y a aumentar la presión política y mediática para mejorar la legislación tributaria. Además crecen las demandas políticas desde la oposición, de una reforma tributaria al parecer realmente necesaria para una mayor equidad y para aumentar aún más los ingresos estatales para financiar reformas, en especial de la educación.
Anoto que el ministro estrella del gobierno de Piñera, el independiente Laurence Golborne – el del rescate de los mineros -, tuvo que renunciar a su fugaz precandidatura presidencial por la UDI (de la alianza gubernamental), no solo por un fallo adverso del Tribunal Constitucional sobre prácticas de renovación unilateral de contratos de tarjetas de Cencosud (la propietaria de tiendas Wong), cuando él era gerente general, en su momento avaladas por la Superintendencia de Bancos, pero consideradas ex post abusivas y anticonstitucionales, sino también por tener dinero en un paraíso fiscal, Islas Vírgenes. Al insistir Golborne en que ambas cosas eran legales, lo que es cierto (el Tribunal no impuso sanción sino solo ordenó devolución de los millones de dólares recibidos), y no reconocer que eran inaceptables, y al afirmar candorosamente que en Cencosud solo seguía las instrucciones de la empresa, se cerró por un tiempo tanto las puertas de la política como las del mundo de la gran empresa. Atinadamente descartó el premio consuelo de la UDI de ser candidato a senador y del Gobierno de ser nombrado embajador. La fecha de la decisión del Tribunal, días antes del límite para la inscripción de candidatos a primarias, probablemente ha sido inducida por la UDI, enterada informalmente de cuál sería el resultado y ya antes desencantada del discreto desempeño del Golborne candidato.
La crisis económica ha contribuido a movilizar iniciativas gubernamentales en gran parte del mundo, en particular la Unión Europea, el G20 y la OCDE, con al parecer los gobiernos de EEUU y Canadá los más reticentes a actuar. La presión hacia esas iniciativas proviene no solo de las mayores necesidades presupuestales de los gobiernos y de los políticos y medios de comunicación más serios, sino seguramente también de las grandes empresas y fortunas que sí tributan todo o gran parte de lo que corresponde y sufren una competencia desleal.
El Foro de Administraciones Tributarias (45 países) de la OCDE (que agrupa a 27 países más desarrollados), enumera 38 paraísos fiscales, algunos de ellos pequeños países europeos como Andorra, Liechtenstein, Malta, Mónaco, San Marino, Chipre (ahora suena a broma), el Vaticano (todavía no suena a broma), además de tres pequeñas islas de Gran Bretaña, o islas del Caribe o del Océano Pacífico, independientes o dependientes principalmente de Gran Bretaña, más unos pocos de Asia y África, y, según el gobierno francés, también países como Suiza, Austria, Luxemburgo, Costa Rica, Panamá y Guatemala. Menudo problema.
Lo de Suiza en realidad no es tan extraño, no solo por su larga tradición de bancos conocidos, también en películas, por su política de no preguntar y su celoso secreto, sino más recientemente por la revelación, por uno de los empleados del HSBC en Suiza, de una lista de 130000 clientes, lo que ha posibilitado a España detectar a grandes evasores de impuestos, a tal punto que, estando él refugiado en España, ha denegado la extradición pedida por la justicia suiza con el argumento de violación del secreto bancario.
Supongo que la capacidad de hackeo de parte de individuos – hasta desde una pequeña furgoneta, para evitar detección – y de parte de gobiernos, como lo acaba de evidenciar el ex agente prófugo de la CIA, aumentan el riesgo de los evasores (y de los bancos) de ser detectados en sus paraísos así como de desprestigio de las autoridades financieras por no actuar más enérgicamente contra ellos.
Me pregunto qué pasaría en la economía mundial si efectivamente se lograra evitar, al menos en una parte significativa, la inmensa evasión tributaria a través de estos paraísos fiscales. Supongo que eso lo están calculando en los países proponentes y en los que rechazan afectarlos. Imagino que los paraísos fiscales perderían parte de sus ingresos por menor pago de licencias y por el impacto en el empleo y el turismo de negocios turbios o semiturbios, y que aumentarían los ingresos gubernamentales de los países originarios de los impuestos evadidos – y con ello su economía, y muchas grandes empresas tendrían que achicar un poco sus presupuestos de inversión. Disminuiría probablemente el monto distribuido por acciones, aunque seguramente no las casi siempre generosísimas retribuciones a los CEOs por su abnegada labor, y quizá, por ejemplo, demoraría un poco más la aparición de nuevos modelos y tipos de dispositivos electrónicos en el mercado. Y, lo que sí es muy significativo, disminuirían las inversiones en derivados financieros misteriosos y tóxicos tan importantes en el desencadenamiento de la gran crisis económica actual.
¡Oportunidades que genera o refuerza la crisis!


martes, 4 de junio de 2013

TRANSGÉNICOS Y GUERRA FRÍA/ Alfredo Stecher

De adolescente yo tenía una visión bastante apocalíptica del mundo, influida por la cercanía de la terrible Segunda Guerra Mundial y por la Guerra Fría que amenazaba con desembocar en la Tercera Guerra Mundial, aún más destructiva que la anterior. Además me imaginaba el año 2000 con naves extraterrestres acechándonos.
Después de terminar la secundaria en el Colegio Alexander von Humboldt en Lima, durante los dos años de bachillerato en Alemania, 1962 y 1963, aumentó en mí el temor a la guerra nuclear, que muchos veían como un riesgo inminente. A eso contribuyó en octubre de 1962 la crisis de la base de misiles atómicos rusos en Cuba, desactivada gracias a tacto y mutuas concesiones entre Kennedy y Kruschev (de parte de la URSS el desmantelamiento de la base y de parte de EEUU el compromiso de no invadir Cuba y de desmantelar las bases de misiles en Turquía, lo que sucedió medio año después).
Esta extraña introducción para hablar de transgénicos está inducida por la lectura de un reciente y sorprendente artículo de Jacob Darwin Hamblin, en el New York Times, sobre las lecciones ecológicas de la Guerra Fría. Sorprendente, porque nos habíamos olvidado tanto, pero coherente.
En apretado resumen: recuerda que en los años cincuenta y sesenta el peligro de una guerra no fría obligaba a pensar en cómo sobrevivir como humanidad. Ante la posibilidad de una guerra total con la Unión Soviética los estrategas en Estados Unidos preveían que no solo militares y civiles sino también plantas, animales y ecosistemas enteros podían ser las víctimas. Imaginaban que armas atómicas, biológicas y químicas podían, además de su efecto destructivo y de contaminación inmediatos, ser usadas para hostigar al enemigo con intensas lluvias, con la destrucción de sus cultivos y de repente causar estragos con detonaciones que afectaran el clima o provocaran terremotos. Durante la Guerra de Corea el congresista Albert Gore padre incluso urgió al presidente Truman a contaminar una enorme franja de territorio con desechos nucleares con la expectativa de desanimar a las tropas comunistas de avanzar hacia el Sur.
A inicios de los sesenta la OTAN denominó eso guerra ambiental y se propuso buscar mantener viva a la gente después de la devastación inicial. Para ello los científicos consideraron que el mejor enfoque era proteger los ecosistemas. Un ecologista de Oxford, Charles Elton, argumentó que la creciente simplificación de los paisajes con herbicidas o la plantación de una sola especie de cultivos en grandes áreas eran una receta para el desastre. Consideró que la mejor defensa frente a enfermedades, invasión de otras especies o catástrofes naturales era conservar tanta variedad biológica como era posible en los campos y cercos vivos, lo que ahora llamamos biodiversidad, en tanto la mayor complejidad de un ecosistema reduce la importancia relativa de cualquiera de sus elementos en riesgo, haciendo menos vulnerable al sistema. En los años ochenta analistas de la CIA analizaron que en caso de un cambio climático inducido, los Estados Unidos con su mayor diversidad agrícola sufrirían menos que la URSS.
En el mismo sentido deberíamos en la actualidad considerar la biodiversidad no como un asunto filosófico sino de sobrevivencia.
Actualmente, agrego, las probabilidades de un conflicto nuclear o de guerra biológica o química de escala mundial son mínimas, y conflagraciones menores o accidentes graves por armas nucleares, químicas y biológicas, de efectos mundiales, tampoco muy probables y, en todo caso, con consecuencias menos cataclísmicas. Pero de lo que ya tenemos certeza es que estamos en un proceso de calentamiento global con consecuencias graves en lo climático. Aunque no hay consenso sobre la proporción de éste atribuible a la acción humana o a factores cósmicos, sí es indudable que la acción humana contribuye fuertemente. Además siempre es posible una erupción volcánica gigantesca como las que ya afectaron el clima mundial en los últimos siglos y milenios.
Ya que de todos modos irá en aumento el cambio climático, con crecientes alteraciones del clima, más extremas e irregulares, se hace imperativo enfrentar sus consecuencias en mejores condiciones, en primer lugar con la conservación y ampliación de la biodiversidad. Ésta no solo diversifica el riesgo de pérdidas de cosechas sino también ayuda a conservar los recursos productivos, comenzando por el suelo, pero también una capacidad variada de los agricultores y empresas agropecuarias que facilita su adaptación a los cambios; además ayuda a lograr microclimas más favorables. Para ello es clave la agricultura orgánica en sus variantes, y contribuye desde la agricultura más convencional el sello Global GAP, de las grandes cadenas comerciales, que bajo presión de los consumidores europeos promueve prácticas social y ambientalmente más responsables.
Y allí entra el tema de los transgénicos. Más allá de si afectan o no la salud humana, lo que debe ser abordado con seriedad y aplicando el principio de precaución, y más allá incluso de su cuestionada rentabilidad de mediano y largo plazo para los agricultores, definitivamente los transgénicos, al menos los de Monsanto y empresas similares, sí estimulan aún más los monocultivos no solo de una especie sino de una o muy pocas variedades de cada especie, lo que, junto con la destrucción masiva de bosques, aumenta enormemente la fragilidad de nuestros ecosistemas, con un aumento considerable del riesgo frente al cambio climático y frente a cambios en las plagas.
Una noticia reciente en el Wall Street Journal da nuevas luces sobre este candente tema. La creciente resistencia de la plaga del gusano de la raíz del maíz a las semillas transgénicas de Monsanto ha llevado en EEUU en el primer trimestre de este año a un aumento del 41% de las ventas de pesticidas. Dos tercios de las casi 40 millones de hectáreas de maíz cultivado en EEUU ya provienen de semillas de Monsanto.
Monsanto afirma que aconseja a los productores rotar sus cultivos para romper el ciclo del gusano de raíz y señala que ya están vendiendo semillas con más de un factor resistente al gusano. La Agencia de Protección Ambiental de los EEUU- EPA – advierte sin embargo que los gusanos que han desarrollado resistencia a las primeras semillas transgénicas son más propensos a volverse resistentes a otras versiones; y señala además que otras plagas se están propagando porque la mayoría de agricultores siembran maíz cada año en las mismas tierras.
La mayor empresa norteamericana de pesticidas, American Vanguard, ha comprado en la última década una serie de tecnologías y de empresas de pesticidas en una apuesta a que la demanda por los insecticidas aumentaría cuando el maíz Bt (la toxina insertada) comenzase a perder su eficacia. Esa apuesta está dando sus frutos. Su facturación de insecticidas de subsuelo aumentó en 50% en 2012 y su ganancia 70%. En el primer semestre de 2013 sus ventas subieron 41%.
Los defensores del maíz transgénico han desestimado airadamente las advertencias ecologistas sobre justamente esos riesgos. ¿Son realmente tan descabelladas, si incluso un gigante de los pesticidas apuesta sus capitales a que estos riesgos se materialicen y si su efecto en el aumento de la extensión de monocultivos es un riesgo que estrategas de defensa y seguridad consideran multiplicado?