lunes, 12 de diciembre de 2011

Augusto Ortiz de Zevallos/ EN RESPUESTA


En La República, el sábado 10-12-11, el arquitecto Cooper  desarrolla reflexiones muy suyas, que lo llevan tras largos prólogos,  a pretender  que  dos obras municipales fundamentales  de la gestión de Susana Villarán, la Costa Verde y la Vía Parque Rímac,  deben suspenderse.  Hasta que haya esos concursos de arquitectura que dice preferir y que, como sabemos los arquitectos,  también  le gusta organizar, inventando paradigmas y  jurados. Podría sonar bien. Frederick Cooper busca así presentarse como verdaderamente  representativo de la profesión arquitectónica, la que, según su texto, está excluida o ignorada por la gestión de Susana Villarán.
Como estoy aludido sin que se me nombre, y  no es la primera vez, (cuando se recuperó los colores de Lima, con Barrantes y cuando diseñé el Gran Parque de Lima, con Andrade, movió firmas para sendas cartas de objeción, con falacias parecidas),  respondo.
El derrotero del artículo es meándrico,  inexacto , y quisiera ser acumulativo. Empieza  Cooper, afirmando compungido desde su pedestal:
“la señora Susana Villarán, como ha sido usual(…)resultó elegida sin haber dado a conocer aquel plan de gobierno cuya carencia longeva y perniciosa ha sumido a nuestra capital en (…)inseguridad, ineficiencia y fealdad- en suma, en el caos(…)” .
Lo que es abiertamente falso. Sí hubo plan y debate, incluyendo y exponiendo precisamente esos dos proyectos, para el litoral y el río,  como parte de ese plan.  En programas televisivos y hasta en el mitin de cierre. Que Cooper no se haya enterado es un problema suyo. El electorado sí supo. Y votó. Por esa Costa Verde y por ese Río Verde que ahora se quiere impedir o enredar para mover revocatorias y quitar el piso a un mandato legítimo.  Cuando quienes Cooper quería que ganen, perdieron.  Esa vez y las siguientes. Mi amiga Lourdes Flores , Kucksinsky y Keiko.          Piña.
Dice también, sobre el equipo de Susana Villarán, que
hasta donde se sepa, no figuran profesionales experimentados en planificación urbana(…)”
Muchas gracias, pero hasta donde se sabe, él ciertamente no es uno. 
Y si no, que se nos explique (y que empiece ante los Barranquinos),  el  lamentable fracaso, de aceptación y de desfiguración, que el Museo que él diseñó  ha sido en Barranco, sin que nadie recuerde concurso,  en suelo público. Desnaturalizando un parque que era histórico, pintoresco y quizá ingenuo  pero preexistía y era parte de la identidad Barranquina, y que por ello había sido declarado monumento, condición que antes él  le retiró. Para poner allí esos prismas de fierro que son citas literales a Mies Van der Rohe,  para alojar el arte contemporáneo peruano.  Convirtiendo todo lo demás en retiros o espacios subordinados. Proyecto que se ha tenido que cambiar. No le sobra, pues,  legitimidad al objetor.
Y añade  también Cooper, en su usual estilo, sobre Susana Villarán
“ella también se apresta a ejercer su gobierno adoptando proyectos de obra pública que ni responden a sus iniciativas ni constituyen la esperada señal (...)el emprendimiento de un plan integral que enrumbe la evolución de Lima hacia un ordenamiento equilibrado y esperanzador(…).     A buena entendedora, pocas palabras. Llámeme.
Y luego, contraviniendo lo que todos saben, y él también, como ya  veremos, dice que
“intempestivamente se anuncia la remodelación de un sector de Chorrillos(…) y se da a conocer la pronta realización de trabajos a efectuarse tanto en la Costa Verde como en el cauce del río Rímac”(…) Ambas propuestas, además de no formar parte de un plan integral orgánico ni técnicamente sustentado(…)tendrían que haber sido materia de un concurso(…)  
Y suma a esas falsedades (pues lo que llama intempestivo lo sabrían todos menos él) , algunas admoniciones:
“relegar esos valores al desván de la retórica impresa y vacua(…) delata una lamentable coincidencia con el talante improvisado y populista de la mayoría de sus antecesores(…)
Y luego, dado el sermón,  termina ofreciendo  el regreso al buen camino
“ojalá que la gestión de la señora Susana Villarán represente un cambio de rumbo sustancial respecto a la necesidad de contar con un plan integral para el desarrollo de Lima y que abandone la nociva y no democrática costumbre (…).                Es decir, Llámeme, bis.
Las citas son literales, y el artículo debe estar en internet, así que respondo a algo que es público.
Falsea hechos decir que son “intempestivos” estos dos proyectos y obras. La Costa Verde fue debatida y explicada en público, hace dos años y la maqueta y planos del proyecto están exhibidos en los portales físicos de la Municipalidad desde principios de este año. Si él no lo supiera, eso vuelve a ser su problema. Pero lo grave es que sí lo sabe. Hace rato.
 El proyecto y expediente de la Costa Verde, lo conoce el arquitecto Cooper, porque se lo expliqué en presencia del alcalde anterior Luis Castañeda, quien me lo encargó, como siempre he dicho, después de un debate público (ver mis artículos en Perú 21, que están en Internet),  para corregir errores a los que lo habían llevado otros. Y Luis Castañeda invitó a Cooper, a pedido suyo. Y él acudió,  acompañado con varios arquitectos profesores de la universidad en que es decano (recuerdo a los arquitectos Figari, Ledgard y Rodríguez). Todos opinaron a favor y no se conoce texto en contra, ni suyo ni  de  los valiosos colegas a quienes llevó.   Lo intempestivo, entonces, tiene dos años.
Y lo del “talante improvisado de sus antecesores” no lo decía entonces. Cuando cultivaba buenos términos en ese palacio municipal. Y en el de al lado. Y hay más aún. Cuando Cooper  organizó y monitoreó  el concurso para el Lugar de la Memoria me pidió y recibió ese expediente que ahora afirma desconocer, y que se necesitaba porque allí se definía la vialidad y las pautas físicas del entorno. Y sin duda sabe también que una vez que su jurado falló el ganador, ayudamos a solucionar con pautas urbanísticas precisas, aprobaciones y licencias. Nada hay, pues, de intempestivo, salvo su amnesia selectiva.
El expediente de la obra que se hace está listo, desde que él lo conoció. Tiene SNIP desde el 2010.  Y ahora  se convierte en obra.  Y ya  lo he explicado varias veces invitado en la Facultad de Arquitectura que él controla.  Y no ha habido objeciones porque además, no es uno de esos ejercicios de figuración, gasto y protagonismo, con estrellas internacionales,  que alienta, sino uno de respuestas de sobriedad y pertinencia. El proyecto está expuesto en el Pasaje Santa Rosa.
Y también se falsea, quizás por desinformación, al hablar de las obras que se harán en el río.
Ocurre, arquitecto Cooper, que la gestión anterior había dejado firmado el proyecto de la llamada Línea Amarilla, a lo que usted que se sepa no se opuso. Ocurre también, que el proyecto del Río Verde lo expusimos y debatimos  extensamente en la campaña electoral. Y que se constató al comenzar la gestión de Susana Villarán, que no eran compatibles, porque el proyecto que se había dejado acordado era solamente de vialidad y no proponía una recuperación del centro y el río. Lo que se consiguió fue que la misma empresa brasileña, OAS, quien hará las obras y el expediente técnico,  porque ya tiene la buena pro que obtuvo en un concurso de inversión público-privada,  acepte ajustar el proyecto para que sea uno de desarrollo y no solamente de vialidad. Y donde el centro ahora se va a recuperar, así como todos los distritos que dan frente al río: Cercado, Rímac, San Martín de Porres, Agustino, San Juan de Lurigancho. Y probablemente, aguas arriba, Ate, Santa Anita, Huachipa y ojalá que hasta Chosica y Chaclacayo.
Se confunde, quizá esta vez por desinformación e inexperiencia urbanística, la infraestructura y el ordenamiento territorial y vial, con el supuesto de que el proyecto vaya a ser una arquitectura definitiva a lo largo de kilómetros. Y si el enfadado comentarista se acerca a la Plaza de Armas o pregunta  podrá constatar que hay  abundantes escenarios para inversión e iniciativa privada, y por tanto para nueva arquitectura, que el proyecto genera y que no había en Línea Amarilla. Sería bueno que sepa además que el proyecto se ha presentado ya en cuatro foros sobre posibilidades de inversión privada.
Por último, aunque seguramente también por desconocimiento, se pretende y afirma, en una columna sobre ciudad y arquitectura, que no hay en proceso un plan integral para el desarrollo de Lima. Tampoco es verdad. Pero dejo este tema para otra nota. 

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