jueves, 26 de julio de 2012

UN CANTO DE AMISTAD/ Alfredo Stecher


Ante tensiones entre países latinoamericanos se me viene a la mente el “Canto de amistad, de buena vecindad”, y símbolo de paz, el llamado himno de América, aprendido en el colegio. No sé si la habrán estudiado todas las generaciones siguientes, ojalá.
El diferendo marítimo con Chile ante el Tribunal Internacional de La Haya provoca diversas manifestaciones de hostilidad en ambos países, que nuestros gobiernos tratan de morigerar, hasta ahora con bastante tino – y algunas excepciones - y con éxito. Pero el rescoldo sigue ardiendo y puede producir llamas. Y en lo que a incendios se refiere, como en general, más vale prevenir.
Soy un convencido del valor absoluto de la paz y del entendimiento, y aprecio lo que la globalización económica y las organizaciones internacionales han aportado. Cualquiera sea el resultado del fallo internacional debemos respetarlo. Una de las cosas del gobierno de Fujimori que reconozco como muy positiva – que no son muchas - es haber logrado una paz definitiva con Ecuador, en contra de los chovinismos hasta en su propio gobierno.
En el caso chileno es preocupante que una amplia mayoría de ciudadanos encuestados considere que no deberían acatar un fallo adverso del Tribunal. Creo que felizmente, de darse ese caso, los intereses económicos y la prudencia política primarán. En ese sentido el Gobierno de Chile está jugando un rol de contención de las tendencias patrioteras.
La globalización, entre sus aspectos positivos, es un antídoto, claro que no omnipotente, contra las escaladas de conflictos, más que los intercambios entre los pueblos y los cantos de amistad, que sin embargo deberían seguir contribuyendo a moldear nuestras mentes a favor de la paz.
Partiendo de la preferencia absoluta por la paz, hay también consideraciones en la esfera militar. En el caso de un conflicto bélico, felizmente muy poco probable, además de la destrucción y sufrimientos, el resultado no sería favorable para ninguno de los dos países. Probablemente Chile nos ganaría inicialmente y por un buen tiempo. Porque, que tengamos, según cifras internacionales, un número algo mayor de tanques, buques y aviones, y de efectivos (alrededor del doble en el caso del Ejército), no dice nada sobre su potencia, su operatividad y la capacidad del personal, que me temo, por decirlo suavemente, es bastante mayor en el caso de Chile, no solo por ser más moderno su equipamiento y armamento.
Pero con el tiempo, en el supuesto negado de que nos ocupara territorio de manera prolongada, se vería enfrentado a una resistencia creciente. Y aunque, como es lo más probable, se retirara pronto y se contentara con imponer su soberanía marítima sobre el total del área que reclama, se vería sometido a sanciones económicas y políticas internacionales y a un creciente peso del gasto militar, consideraciones que refuerzan las de una preferencia por la paz que creo también existe en las esferas políticas de nuestro vecino.
¿Significa esto que ya no necesitamos fuerzas armadas? Sería preferible poder prescindir de ese gasto y de ese peso político, como Costa Rica; pero no sabemos qué nos dispensará el futuro a la larga. Ojalá ninguna guerra y nunca con nuestros vecinos. Eso sí, para que sean un escudo y no un peso o pesadilla debemos transformarlas, mantenerlas adecuadamente y potenciarlas desde ahora, pero con criterios profesionales y cívicos.
Algunas voces alarmistas, frente a la evidente superioridad chilena (pensada también para contener a Argentina), claman por la adquisición generalizada de equipamiento y armamento más moderno. Ese es el camino equivocado. Aparte de significar un peso inaceptable, siendo tanta nuestra necesidad de inversión productiva, social y cultural, y de combate y alivio a la pobreza, cuando quizá – ojalá que nunca – necesitemos esos implementos habrán dejado de ser suficientemente modernos. Por supuesto hay que reponer el armamento gastado en entrenamiento y el equipamiento que está cerca del límite de su vida útil, y tener nuevos equipamientos necesarios para entrenamiento.
Claro que para mantener la paz a largo plazo es necesario también estar preparados para la guerra, por lo que es absolutamente prioritario cambiar radicalmente la orientación y tónica de nuestras Fuerzas Armadas, que haga primar una convicción de servicio al país y a la sociedad así como la subordinación al Poder civil, que procure la mayor calificación profesional posible, con convicciones democráticas, de elevada moral y de respeto humano de las/los oficiales y tropa en todos los niveles, que permita una cohesión no basada principalmente en la autoridad vertical, o, frecuentemente, en la colusión alrededor de intereses económicos personales, y que elimine la arbitrariedad y el maltrato como conducta frente a subalternos; que haga que un/a oficial o clase en retiro sea un ciudadano civil democrático, capaz de aplicar en el ámbito civil los conocimientos y destrezas adquiridos. Felizmente tenemos en Miguel Grau un paradigma para la ética militar democrática.
La funcionalidad también para el ámbito civil debería evidenciarse, lo más posible, en aspectos no atendidos adecuadamente por el sector privado, en cuanto a servicios al desarrollo y ante emergencias, y, lo menos posible, apoyando a la Policía cuando ésta se vea desbordada en sus funciones. En paralelo es indispensable hacer una reingeniería que logre que toda la organización sea funcional y que todos los equipamientos y armamento que tenemos funcionen efectivamente.
Sé que todo esto es por ahora utópico, pero, por el bien de nuestro futuro, es lo que necesitamos lograr y por lo tanto comenzar a abordar desde ahora – mejor dicho, continuar abordando, ya que siempre ha habido voces en ese sentido y se ha logrado pequeños avances en esta dirección.
Volvamos al canto de amistad: partamos de nuestra realidad y aspiración como pueblos hermanos, extensiva a todo el mundo. Aprendamos los unos de los otros y cooperemos para tener la mejor calidad de vida para todas/os, con el más alto índice de felicidad posible, para ser un país más fuerte, más productivo, más competitivo y más justo, en paz.

3 comentarios:

Miguel dijo...

Los Britanicos codiciosos nos hicieron pelear con Chile, ellos se fueron se llevaron el salitre y el dinero y nosotros nos quedamos peleados hace más de 100 años.
Stecher es un apellido Inglés?

GINA dijo...

Me gusta tu artículo Alfredo.Tú y yo queremos mucho a Chile 8y a Arequipa) porque nos dió mucho y nos sigue dando.
Siete años compartiendo su intento de llegar al socialismo por la vía constitucional me hicieron sentirme parte de sus sueños y sus realidades sobre todo porque jamás sentí como en el Perú a cada rato la discriminación y el abuso ,la arbitrariedad criolla.Y sin embargo Chile tiene sus intereses como nación consolidada,a diferencia del Perú..y eso se siente .Pero hemos progresado y eso se expresa en la demanda ante La Haya y en la existencia de núcleos de peruanos que no son comprados por las inversiones chilenas en nuestra economía . Yo luché en las calles de Loreto y con su pueblo organizado -como congresista-contra el acuerdo de paz con Ecuador no porque estuviera contra su contenido sino porque fué impuesto como tantas cosas que hizo <Montesinos-Fujimori (incluso la constitución neoliberal y autocrática que padecemos desde 1993)
Chile tiene más cohesión nacional que el Perú.Chile mantuvo preso a Fujimori y no los entregó para juzgarlo y mantenerlo en prisión , Fujimori creyó que como Calmell del Solar podía imponer los arreglos mafiosos sobre la ley,como en el Perú
Por eso si queremos a nuestros hijos ayudemos a consolidar un estado multinacional y multiétnico y no el remedo de estado semicolonial y tan corrupto que aún tenemos.Con este Estado y esta corrupción no tenemos defensa nacional . Un nuevo contrato social es muy urgente . Paniagua o Alva Orlandini han marcado el camino para la victoria del Perú:nueva constitución ahora para que el Perú se haga respetar en el mundo y no seguir con una carta que es producto de un autogolpe mafiosos y dos fraudes electorales.
espero que lo logremos pronto Alfredo. Manuel Lajo,26 Julio 2012

Alfredo Stecher dijo...

Hola Manuel,
recién veo tu comentario, evocando coincidencias en la relación con Chile y con Arequipa (donde nació mi hija mayor). Gracias. Te respondo, sospechando que ya no lo verás.
Es cierto que Chile está mucho más consolidado como Estado, aunque también con aires de crisis. No creo que una nueva Constitución sea una prioridad. Con el nivel que tiene la mayoría de los actuales "padres de la patria" y probables constituyentes no tengo mucho optimismo al respecto. Reformemos primero nuestra sociedad civil y lo que se pueda del Estado. Abrazo, Alfredo
PD Stecher es apellido alemán, pero qué importa.