miércoles, 27 de julio de 2011

URGENTE: RACIONALIDAD Y SENTIDO COMÚN EN EL GOBIERNO/Francisco Belaunde Matossian


          


Puede parecer extraño que se reclame atributos tan elementales como la racionalidad y el sentido común al próximo gobierno. Lo que sucede, es que escasearon en demasiados momentos en el accionar del saliente. Ello, debido, según los casos, a desinterés, incapacidad, cálculo político y/o corrupción, entre otros factores. Así ocurrió desde el inicio, con la decisión del presidente García de rebajar el sueldo de los altos funcionarios del Estado. Es bastante obvio que la motivación fue marcar una diferencia con la  administración de Alejandro Toledo enarbolando la bandera de una supuesta “austeridad”. Es decir, hubo un reflejo demagógico y de muy pequeña política que dejó de lado el interés nacional. Algunos señalan que también se buscó provocar una estampida de técnicos para permitir la entrada masiva de militantes del partido de gobierno.  
Otro ejemplo, entre muchos otros, fue el manejo del sector Interior, que, con una increíble sucesión de ministros ineficientes,  revela una absoluta falta de interés y pereza ante el tema de la seguridad. De manera más puntual, el manejo de los acontecimientos de Bagua fue una penosa demostración de incapacidad e irresponsabilidad.
En síntesis, es lamentable que se haya desaprovechado las posibilidades abiertas por el buen comportamiento de la economía, para construir un Estado eficiente. Lo peor es que con sólo una administración regular, se pudo haber avanzado mucho más en ese aspecto, pero ni siquiera se alcanzó ese nivel en diversos terrenos. Es decir, lo que, por un lado, se hizo bien, por el otro fue, en parte, tirado por la borda.
Tenemos ahora ante nosotros el primer gabinete del nuevo gobierno: es bastante prometedor en términos de racionalidad y de sentido común, por lo menos en el plano individual, al estar conformado, en gran medida, por reconocidos profesionales. Cabe resaltar, así, entre otros, a Patricia Salas en la cartera de Educación, de Rafael Roncagliolo en Relaciones Exteriores, Alberto Tejada en Salud y Francisco Eguiguren en Justicia, a quienes se añade, por cierto, Miguel Castilla en Economía y Finanzas. Respecto de éste último, se ha dicho que su designación es una “concesión a los empresarios”, lo que es una manera bastante miope de ver las cosas, pues no se trata de hacer concesiones a nadie, sino de responder a la urgente necesidad de reactivar las inversiones emitiendo señales tranquilizadoras a los actores económicos, por la propia viabilidad financiera de los proyectos sociales.
Sí causa preocupación la designación de Daniel Mora, en Defensa, no sólo por su condición de ex militar, sino también porque su paso por la Dirección Nacional de Inteligencia durante el gobierno de Alejandro Toledo, fue muy discutido. Por otro lado, la presencia de Oscar Valdez, otro  ex militar, en Interior, tampoco es tranquilizadora, tal como han señalado diversos especialistas en temas de seguridad, aunque, claro, hay que darle el beneficio de la duda. Son dos terrenos en los que la racionalidad, aún la más mínima, y el sentido común, son frecuentemente jaqueados por intereses y rivalidades de tipo corporativo, así como por la corrupción. No se puede volver a fallar en ninguno de los dos, en particular en lo que se refiere a la seguridad interna.  
Por lo demás, habrá que ver si el gabinete podrá funcionar como una orquesta, o, si, dentro unos meses tendremos ante nosotros una crisis ministerial prematura. 




                                                                             




1 comentario:

BH dijo...

Que los ministros del nuevo gobierno peruano se comporten como una "orquesta" y no como "solistas", dependerá, por un lado, de la capacidad del "director de orquesta" para hacerlos "tocar" conjuntados y al unísono, y, por otro, de la "partitura" que tengan que interpretar. Una "música" que, cualquiera que pueda ser su posible valor y al margen de cual sea el virtuosismo de los intérpretes, los peruanos estarán constreñidos a escuchar (y, quién sabe, hasta sufrir) durante cuatro largos años; confiemos que al final les produzca como el menor de los males solo "listening fatiga".