No sólo los enemigos de Israel han criticado el bárbaro incidente del buque Mavi Mármara, en el que perdieron la vida nueve personas la semana pasada. El gobierno de Benjamín Netanyahu y Avigdor Lieberman ha sido duramente vapuleado en su país por el torpe y brutal operativo.
Incluso militares retirados han censurado la incursión en el barco turco:
“No estamos de acuerdo con el argumento de que hubo un error en la información de inteligencia... y no aceptamos los argumentos de que hubo malas relaciones públicas. Creemos que el plan estaba destinado al fracaso desde el comienzo”, dice un comunicado de diez marinos israelíes retirados. (La República, 7.6.10).
La ex canciller de ese país Tzipi Livni, líder de la oposición, presentó una moción de censura contra el gobierno de Netanyahu. Perdió en la votación de hoy lunes 7, pero es una muestra de lo dividido que ha quedado el país a consecuencia de la sangrienta acción.
Israel tiene derecho a revisar los envíos de “ayuda humanitaria” a Gaza. De hecho, cada mes entran miles de toneladas por vía terrestre. En varias oportunidades se han descubierto armas de todo tipo camufladas en la “ayuda humanitaria” que recibe el grupo terrorista Hamas, que gobierna esa región.
Sería necio negarle a Israel la posibilidad de controlar esos envíos y permitir que Irán y otros les proporcionen a los terroristas armas para que Hamas ataque a la población civil israelí, como lo ha venido haciendo por años.
Pero impedir que la flotilla que encabezaba el Mavi Mármara llegue a Gaza disparándole a los activistas desarmados es un gravísimo error.
La “armas” que ha presentado el gobierno israelí como prueba de la agresión de los activistas son fierros, hondas, herramientas de carpintería, etc. Nada que justifique la matanza.
Es verdad que los activistas del Mavi Mármara eran provocadores, pero hay maneras de enfrentarlos sin causar una matanza. Los israelíes, que durante décadas han combatido no sólo guerras y grupos terroristas, sino manifestaciones de protesta, saben como hacerlo sin necesidad de disparar.
Es como lo que está ocurriendo en el Perú bajo Alan García: un disturbio menor en el mercado de Piura, la policía dispara, cinco muertos. Un bloqueo de mineros informales en Chala, la policía dispara, seis muertos.
Eso se llama uso excesivo y descontrolado de la fuerza.
Existen armas no letales para enfrentar cierto tipo de manifestaciones. Los israelíes no sólo las tienen sino que las fabrican y saben usarlas.
El asunto es que el gobierno ultraderechista de Netanyahu y Lieberman muestra un completo desprecio por la vida y la integridad de las personas.
Las consecuencias de esta acción han perjudicado enormemente a Israel. Los extremistas islámicos turcos están aprovechando el incidente tratando de provocar una ruptura con Israel. Probablemente no lo consigan, pero de hecho las relaciones se han enfriado muchísimo.
Turquía era el país de mayoría islámica con el que Israel mantenía buenas relaciones… hasta ahora. Han perdido un aliado muy importante, por lo menos momentáneamente.
Netanyahu, que se encontraba en Canadá, tuvo que suspender su entrevista con el presidente estadounidense Barack Obama. Aunque los Estados Unidos siguen respaldando a Israel, la administración Obama es mucho menos complaciente que la anterior.
Y en todo el mundo los enemigos de Israel han aprovechado la ocasión para reiterar su odio a los judíos.
En suma, una acción equivocada y contraproducente de un gobierno descaminado. Los peores temores acerca de la alianza Netanyahu Lieberman se están confirmando.
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En La Mula TV, Gonzalo Polar, coautor y coproductor de La Mariscala, el
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