La crisis económica mundial
es un tema ya tan trillado que casi no da ganas de tocarlo. Y sin embargo es
importante que tomemos más conciencia de sus características e implicancias.
La buena noticia es que el
mundo seguirá existiendo, que seguirá habiendo producción y mercados. No
estamos ante un fin del mundo – aunque sí ante un mundo en acelerado cambio en
todas las esferas. La mala noticia es que todo indica que la crisis económica se
está agravando a paso acelerado, que será muy profunda y que tiene para rato.
Una década es un buen estimado. Desde agosto hay claramente una inflexión en el
debate público: ya parecen ampliamente mayoritarias las voces académicas,
empresariales y políticas que creen entre segura y más probable una recesión, y
los mercados reaccionan en consonancia.
Concuerdo con la precisión del
economista Kenneth Rogoff, quien considera erróneo calificar a la situación
actual de gran recesión, como si fuera una más de las muchas vividas desde la
Gran Depresión, y propone calificarla como “segunda gran contracción” (habiendo
sido la primera la Gran Depresión de 1929, en tanto crisis financiera típica,
con lo que coincido - sin embargo seguiré usando la palabra crisis por su uso
más común). Afirma: “El verdadero problema es que la economía mundial está
gravemente sobreapalancada y no existe ninguna salida rápida sin un esquema
para transferir riqueza de los acreedores a los deudores, ya sea a través de
cesaciones de pago, represión financiera o inflación.” En concreto propone que
los gobiernos faciliten la rebaja de las hipotecas a cambio de una
participación en cualquier apreciación futura del precio de las viviendas,
realizar un rescate mucho mayor de Grecia, a cambio de pagos más altos dentro
de 10 o 15 años, y dejar que la inflación alcance entre un 4 y 6%, que, siendo
una transferencia injusta y arbitraria de ingresos de los ahorradores a los
deudores, es sin embargo el único camino rápido hacia una recuperación. De
hecho el valor de las propiedades inmobiliarias de las familias en Estados
Unidos cayó de 13,5 billones de dólares en 2006 a 5,3 billones en 2009, según
la Reserva Federal, y ha seguido cayendo, sin que cambiara por ello el valor de
las deudas hipotecarias, de modo que hay 11 millones (28,4%) de propietarios
con deudas superiores al precio de sus propiedades.”
Como muchos otros analistas
y especialmente los responsables de las políticas económicas, un analista
técnico de los mercados bursátiles, John Bollinger, trata de tranquilizarnos respecto
de la crisis, él con la aplicación de su modelo predictivo, de bandas de
precios, del comportamiento de los activos en el mercado. Según este modelo los
principales índices bursátiles han tocado piso y deberían pasar a una tendencia
al alza. Que el modelo al parecer haya sido útil en los últimos lustros,
lamentablemente no garantiza que lo sea de aquí en adelante, dada la singular situación
de acumulación de problemas en la que se encuentra la economía mundial.
Quienes como él pronostican
una pronta salida de la recesión señalan que ésta se ha debido a elementos
puntuales que no se repetirán (elevación de precio del petróleo por las crisis
en el Norte de África y el Medio Oriente y el aumento del precio de los alimentos,
que redujeron el ingreso disponible de los hogares, el terremoto del Japón, que
afectó la cadena industrial mundial, así como el empantanamiento político en
los Estados Unidos y la cesación de pagos de Grecia, que serían superados).
Obviamente no comparto esta opinión, porque éstas y peores cosas seguirán
sucediendo. La crisis financiera ha sido comparada con razón con un huracán, de
recorrido y magnitud prácticamente imposibles de prever. Me llama la atención
que Warren Buffet esté entre quienes prevén una crisis relativamente corta.
Estamos viviendo la crisis
de dos de los tres grandes centros de poder económico y político: ya de años,
Estados Unidos, reciente, Europa. Todo indica que el tercero, China, también se
encamina hacia una crisis, no solo por el contexto internacional, que afecta
sus exportaciones, sino también por un cada vez más precario equilibrio entre
los imperativos económicos internos y los socio-políticos; sus grandes
problemas son la inflación, la desigualdad y la corrupción. Ojalá China logre
postergarla, de modo de contribuir a un aterrizaje menos violento de la
economía mundial.
Thomas Friedman considera
que Estados Unidos está ante la elección entre una década dura y un siglo malo.
Por extensión esto vale para todo o gran parte del mundo.
Tenemos simultáneamente una
crisis de liquidez y de iliquidez: una falta de liquidez de las entidades
financieras encargadas de proveer dinero a la economía real y un exceso de
liquidez especulativa. El mercado financiero paralelo o sistema bancario a la
sombra, que resumidamente podemos llamar el de los derivados o apalancados, es
en la práctica un esquema Ponzi, como el aplicado por Madoff, solo que a mucho
mayor escala.
¿Cuáles son los refugios de
esta colosal liquidez, que incluye a millones de propietarios de acciones, de
bonos y de dinero en efectivo? Los no especuladores profesionales buscan principalmente
preservar el capital:
Sus refugios son la deuda
pública de los países más solventes (Alemania, Suiza, Estados Unidos), el oro, las
monedas duras (corona noruega, yen), depósitos en bancos custodios,
garantizados por el fondo de garantías de depósitos (bancos de bancos, como el
Bank of New York Mellon y el JP Morgan Chase). Hasta ahora también funcionaban
como refugios muchas materias primas, pero ante el creciente temor de una
recesión mundial el alza de sus precios se está viendo frenada y revirtiendo. Las
bolsas, en las que se expresan muchas de las decisiones de estos actores, están
a la cola de los acontecimientos, como manada sin rumbo, reaccionando positiva
o negativamente ante los últimos datos disponibles.
En la crisis se combinan además
problemas de insolvencia con problemas de falta de liquidez. Por un lado
tenemos la potencial insolvencia de los bancos y de varios estados europeos, principalmente
del Sur (Irlanda e Islandia – ésta hasta ahora fuera de la eurozona - ya están
de salida en un proceso penosísimo), debida a burbujas, a déficits y alto
endeudamiento de los estados y a la tenencia de parte de los bancos de deudas
estatales desvalorizadas, en un contexto de insuficiente crecimiento y hasta
decrecimiento de las economías nacionales. Por otro lado tenemos además la
falta de liquidez por la creciente desconfianza entre los actores económicos,
lo que lleva a algunos analistas a calificar la crisis como una crisis de
confianza, aunque ésta es en realidad la consecuencia de los fenómenos
económicos subyacentes.
La crisis de confianza se
manifiesta por ejemplo en la incapacidad de los bancos europeos de obtener créditos
habituales de más de un día, interbancarios, lo que ha obligado al Banco
Central Europeo a ofrecerles acceso ilimitado a sus subastas y a los estados a
prepararse para nuevos rescates. Aún así acaba de entrar en crisis uno de los
más grandes bancos europeos, Dexia, semipúblico, que será rescatado por segunda
vez por los estados en los que actúa (Francia, Bélgica y Luxemburgo).
Una idea de la situación de
los bancos la da la caída en el último año del valor bursátil de dos de los más
grandes bancos alemanes, Commerzbank 74%, Deutsche Bank más de 50%. La bolsa
española ha caído casi un 20% en lo que va del año y un 50% desde sus máximos
históricos en 2007. Muchas empresas valen ahora menos en bolsa que en libros y
están expuestas a opas (ofertas de adquisición) hostiles, para las cuales sin
embargo no aparecen oferentes, indicador de mercado de que se espera tiempos
peores.
1 comentario:
Alfredo,
felicitaciones por el artículo, está muy bueno. Es una lástima, como tú mismo dices, que no hay mucho interés por estos temas entre los lectores de Espacio Compartido, y en general, en el país, cuando en realidad esta crisis sí va a afectar su vida y la de sus hijos y nietos.
En lo que estoy en desacuerdo es cuando pones casi en el mismo saco a USA, Europa y China, como escenarios de crisis, creo que China es un caso muy aparte, no ha originado la crisis y fue el gran salvador (del resto del mundo) en el caso de la crisis del 2008. De manera que yo espero que tenga un comportamiento muy diferente al de USA y Europa, aunque a estas alturas es difícil prever cuál será su actitud y performance.
Un abrazo
Fernando
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