¿Qué es lo menos malo que nos puede pasar este domingo de elecciones tan
irregulares?
Que pasen a segunda vuelta Fujimori y PPK
(los demás no tienen chances). Es una alternativa con serias deficiencias (he
bajado bastante mis expectativas en PPK), pero la escena política no ha
generado algo mejor.
Si así termina la primera vuelta, la
irrupción y ascenso de Verónika Mendoza
podrían terminar siendo principalmente algo muy positivo: el refuerzo de algunas
demandas económicas y sociales justas, la reaparición con mayor fuerza de la
izquierda en la escena política, como oportunidad para generar una alternativa,
a través de una oposición seria y la construcción de un partido democrático de
masas, y para acumular experiencia; un susto para la derecha, lo suficiente
para obligarla a ser menos de derecha, no tanto como para que tire el tablero,
en este caso económico, porque no es tiempo de golpes militares.
¿Qué podemos esperar de PPK?
Lo mejor,
una eficiente implementación de su programa de gobierno, con vacíos y algunos
problemas, pero positivo y realista, cuyo contenido y aplicación podrían ser
mejorados por presión intelectual, social y política, en un marco de menor
corrupción, con mayor capacidad que otros para presionar a las grandes empresas
a adoptar y aplicar la responsabilidad social que se les exige y que muchos
pregonan; lo peor, que resulte un
gobierno no mucho mejor que el de Toledo, en parte por boicot de otras fuerzas,
en parte por empeoramiento de la economía mundial, uno más de la sucesión de
gobiernos mediocres.
Bajo estos sin embargo mejoró mucho la
situación económica del país y de una enorme mayoría de la población, en
particular su calidad de vida; con aún demasiada desigualdad económica y
social, pero con tendencia decreciente, debida a grandes inversiones privadas y
del Estado, así como a la pujanza de nuestros emprendedores, también a
profundos cambios culturales, a presión sobre las grandes empresas, y a algunas
políticas positivas gracias a los diversos movimientos sociales, además de
mayor sensibilidad respecto de la corrupción.
¿Por qué sería potencialmente nefasta una eventual victoria de Verónika en la segunda
vuelta, a pesar de sus cualidades personales?
Porque no tiene ni la experiencia, ni los
cuadros necesarios, ni el suficiente respaldo político y social, y enfrentaría
boicot activo o pasivo desde partes del propio Estado, pero, principalmente,
porque su plan de gobierno y lo que el Frente Amplio ha proyectado de este a la
opinión pública y a las fuerzas económicas, es una política ilusa y sectaria, generadora
de grandes problemas y de una enorme inestabilidad política y económica.
¿Alguien cree que la mitad de la intención de voto por su candidatura, procedente de
quienes primero apostaron por Acuña y luego por Guzmán, es un voto de
izquierda?
Se trata de orientaciones en parte
centristas, en parte para dar la contra al establishment, apostando por alguien
novedoso (también PPK, porque pocos lo recuerdan vivamente), pero que dejarían
de apoyar al gobierno apenas sus primeras medidas les recuerden el primer
gobierno de García. Cuando el Frente Amplio aparecía entre Otros, la gran
mayoría de intención de votos no fujimorista iba dirigida a candidatos
centristas, como Guzmán, y populistas, como Acuña, obviamente sin noción
programática.
¿Tendría
que suceder lo más negativo?
Sí, por las inconsistencias, falta de
priorizaciones, economicismo, y de gran parte del plan de gobierno, y el carácter ultra de diversos aspectos, unido a
su cortoplacismo, a pesar de la participación de personas con calidad
profesional, pero en parte con poco realismo, más bien académica y de poca
destreza política, con énfasis en lo cuantitativo, en que se nota también la
presión negativa de Tierra y Dignidad. Se nota la falta de experiencia en
gestión, escasa en nuestro país, más grave en la izquierda, por exclusión y
autoexclusión.
La parte macroeconómica, aunque con algunos
problemas importantes, es de lo más coherente (hay partes que podría asumir
PPK), pero, en conjunto, con un defecto gravísimo: En la ciencia económica
existen las palabras mágicas “ceteris
paribus”, es decir, si todo lo demás no cambia, lo que permite construir
lindos modelos, como los que fundamentaron la nefasta economía neoliberal
(felizmente nunca del todo aplicada en nuestro país). En esos modelos todo
cuadra, excepto que, en contra de su supuesto iluso, todo cambia siempre, aún
más cuando una fuerza política no realista, como el APRA del primer gobierno de
García, logra ganar las elecciones, o, bajo otro signo, que triunfe el FA. A
partir de ese momento gran parte de los supuestos del modelo económico se
derrumba. Algo de consecuencias que pueden ser terribles. Felizmente la ciencia
económica ha avanzado mucho, recuperando su carácter inicial de ciencia social,
como lo evidencian muchos premios Nobel de las últimas décadas.
¿Eso implica
renegar de objetivos justos y correctos, progresivamente alcanzables?
.
De ningún modo, la pedagogía política debe
incluir todo, con empatía y cuidado, la práctica debe centrarse en lo que
permiten las fuerzas. Hay que evitar dogmatismo y extremismo, partir con
realismo de las capacidades existentes y de lo ya avanzado, corrigiendo
paulatinamente lo negativo, jerarquizando, priorizando algunos temas más
importantes y urgentes, evitando los mayores riesgos, con tolerancia, propiciando
el diálogo y la concertación con quienes están dispuestos, con decisión a la
vez que cautela, con flexibilidad en lo por ahora secundario, para lograr
alianzas amplias y sólidas, ser cautelosos, asumir algunos conflictos en lo
prioritario pero evitar o minimizar los demás, y evitar polarización aislante, avanzar
paso a paso, generando y aprovechando condiciones propicias, estar atentos al
ánimo popular, tratando de encauzarlo positivamente.
¡Cuán difícil
es lograr lo mejor para las grandes mayorías y mayor peso en la escena internacional!
¡Cuán fácil es traer abajo lo avanzado o
incluso pasar a ser un Estado fallido!
¡La izquierda haría bien en basarse en el Acuerdo Nacional!
¡Avancemos!
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