martes, 4 de diciembre de 2012

OBSERVANDO CON SIMPATÍA/ MEJORA DE LA COMPETITIVIDAD/ Alfredo Stecher


Uno de los muchos temas en los que la experiencia chilena es ilustrativa para nosotros en el Perú es el de la competitividad.
Pero antes de tratar algunos aspectos de ésta, me permito una digresión coyuntural. Hace unos días, apenas levantado y todavía somnoliento, eché un vistazo al diario y vi que el presidente Piñera, en una reunión con los expresidentes de chilenos, había declarado que Chile no podía acatar el fallo de La Haya si era del tipo salomónico – haciendo referencia al que acaba de emitir sobre el diferendo entre Nicaragua y Colombia. Me alarmé sobremanera, condicionado por la respuesta de parte de Colombia. Felizmente, releyendo y ya más despierto, resultó que Piñera había expresado su comprensible preocupación y que había sido el expresidente Frei, con cierta frecuencia desatinado, quien había dicho que no era aceptable, que es casi, pero no exactamente, no acatarlo. Me volvió el optimismo, porque todo indica que Chile sí aceptará el fallo, cualquiera que sea, por tradición y porque no hacerlo significaría poner en riesgo demasiados intereses económicos y afectar de manera negativa sus relaciones internacionales.
A raíz de este episodio personal he pensado que quizá es así como se generan algunos rumores bienintencionados, aunque no por ello inocuos, de parte de personas que captan superficial y erróneamente algo de la realidad que les preocupa, sin verificar su exactitud y generalmente sin voluntad o capacidad de rectificación.
Volviendo a la competitividad, Chile ya nos aventaja bastante en ello, al ojímetro y en los rankings internacionales – que hay que tomar con pinzas, pero que algo indican, y mucho, cuando las distancias son grandes. Aún así, Chile ha retrocedido once puestos en el ranking del World Economic Forum – elaborado con colaboración de la universidad Adolfo Ibáñez - desde 2004, del lugar 22 al 33, periodo en el que el Perú ha avanzado. Sin embargo un retroceso en el ranking no significa en este caso necesariamente haber retrocedido en competitividad – aunque sí en algunos aspectos, sino que otros países han avanzado más rápido. Es impactante y dramático que el peor lugar en un campo específico lo tiene en la educación primaria, el puesto 119, y el 117 en calidad de la enseñanza en matemáticas y ciencias; también la educación secundaria está en el tercio inferior. Chile nos lleva una enorme ventaja en cuanto a facilidad para hacer negocios, una condicionante de la competitividad, donde, en el ranking Doing Business del Banco Mundial, además ha mejorado catorce puestos desde 2010.
El Gobierno de Sebastián Piñera, a través de su primer ministro de Economía, (más o menos equivalente al nuestro de Producción), Juan Antonio Lafontaine, había lanzado una agenda de 50 medidas de impulso a la competitividad, a ser implementada coordinadamente por quince ministerios y con el Congreso. Esta iniciativa ha perdido impulso con el reemplazo del ministro, quizá por demasiado ambiciosa y por resistencias, pero ha sido implementada una serie de medidas y agregadas otras, y el tema está instalado en la discusión política, también a partir de la problemática de la educación, considerada con razón como un condicionante y determinante importante de la competitividad, y de lo ambiental, especialmente con relación a lo energético, que, bien llevado, la favorece, y, mal llevado, la entorpece.
El presidente del Banco Central, Rodrigo Vergara, había señalado hace tiempo en un estudio que la productividad – base de la competitividad - en Chile es extremadamente variable y altamente procíclica, que los cuellos de botella de la productividad están relacionados con desigualdades educacionales y de ingresos, bajo emprendimiento e innovación, débil diversificación productiva, falta de competencia en algunos mercados e importantes desafíos sectoriales, como el energético.
Aún así hay indicadores de importantes avances en la competitividad, basados en marco legal e institucional, dinamismo empresarial y ventajas comparativas. A título de ejemplo, Chile es líder mundial (2011) en exportación de diez productos, en siete de ellos desde 2001, con participaciones en el total mundial de entre 19% (ciruelas frescas) y 71% (truchas congeladas, excluidos filetes), y 36% en cátodos de cobre refinado. Además, en orden decreciente de valor total, en minerales y concentrados de cobre, uvas frescas, yodo, salmones congelados, excluidos filetes, arándanos frescos, carbonato de litio y manzanas deshidratadas. En el caso de China, principal socio comercial de Chile, es líder en 15 productos.
Entre las reformas pendientes en la agenda, con criterios como reducir costos, tiempos de tramitación y dar mayor certeza jurídica, están la constitución simplificada de sociedades, que permitiría crearlas por Internet, en un día y en forma gratuita, de reducción de plazos para permisos de edificación, de reforma del sistema notarial, con mayor competencia y mejoras tecnológicas para reducir costos y plazos y con creación de un registro consolidado por propiedad y no por transacción (reforma entrampada en el Parlamento por la resistencia del gremio notarial), la mejora del sistema concursal para facilitar la reorganización de empresas en problemas, pero viables, con mecanismos más eficaces, justos y transparentes para liquidar las insolventes, y la firma electrónica avanzada. También incluye la racionalización de permisos requeridos para proyectos de energía y minería (actualmente 60 y 200 respectivamente), la adaptabilidad laboral para el sector agrícola, la apertura del cabotaje a empresas extranjeras para reducir costos en el transporte marítimo y aéreo, visas de trabajo de entradas y salidas múltiples para facilitar la contratación de mano de obra extranjera. Y concede especial importancia a mejoras para las pymes, por medio de un pago puntual de bienes y servicios de parte del Estado, un fondo Corfo para la reconversión productiva, más capacitación a través del Sence y estímulos más accesibles para la reinversión.
De los 2550 trámites para empresas o personas con el Estado, 1950 cuentan con información en el portal de servicios del Estado, www.chileatiende.cl. Pero todavía un 75% de los trámites es presencial. El programa “Chile sin papeleo” busca que en 2013 se alcance un 60% de trámites digitalizados, seleccionados con criterios de demanda, impacto y resultados de encuesta ciudadana, principalmente los que afecten a más personas, áreas sensibles o ejes estratégicos del Gobierno, ahorro para el Estado o las personas, faciliten acciones de la sociedad civil o impulsen el emprendimiento.
Todo indica que las mejoras en la competitividad empresarial se beneficiarían enormemente con un aumento de la competitividad del sistema político para su diseño efectivo y para aprobarlas, tanto en el Estado como en el Congreso.

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