viernes, 16 de octubre de 2009

HIJOS DE LA CRISIS 12: EL LEGADO ECONOMICO DE BUSH / Fernando Villarán


Se ha debatido bastante sobre el gobierno de George Bush y su política económica; se le ha criticado su adhesión incondicional al neoliberalismo, la desregulación, la rebaja de impuestos a los ricos, favorecer a las corporaciones, reducir el Estado, empeorar la distribución del ingreso, debilitar las políticas de protección social, entre otras cosas. También se le ha señalado como una de las causas de la crisis financiera norteamericana que devino en la peor recesión mundial desde la segunda guerra mundial, lo que por cierto, no es poca cosa para cualquier gobernante. Casi toda esta literatura se refería a las políticas macro de su gobierno, que en algunos casos significaban también ausencia de políticas.

Sin embargo se ha hablado poco de los cambios estructurales que Bush realizó en la economía de la primera potencia mundial. Por cambio estructural me refiero a las modificaciones en el peso relativo de los sectores en la economía. Típicamente un país subdesarrollado tiene una estructura económica en la que predominan los sectores primarios, como la minería, pesca, agricultura y presenta un sector industrial muy pequeño. La industrialización, primer y principal cambio estructural, significaba el incremento de la participación de este sector en el PBI nacional. Desde este punto de vista, entonces, ¿qué cambios introdujo e impulsó el gobierno de Bush?

El primer y más importante cambio estructural fue el crecimiento acelerado del sector financiero (incluyendo al mercado de valores), el que llegó a adquirir un inmenso peso en la economía norteamericana. De representar el 3% del PBI pasó a ser el 8%, en un período de 20 años, aunque la mayor aceleración de esta transformación se dio en los últimos cinco años (2003-2008). Estos son cálculos de Paul Krugman, premio nobel de la economía, que por supuesto no se limitaba a difundir estas cifras, sino que también emitía un juicio muy severo sobre lo que este incremento significaba: “estamos hablando de 400 mil millones de dólares anuales de desperdicio, fraude y abuso”. Este liderazgo del sector financiero y de las bolsas de valores, le dio un tono especulativo a toda la economía norteamericana de la era Bush.

El segundo sector que más creció con Bush fue Defensa; lo cual no es de extrañar si se tiene en cuenta la guerra contra Irak iniciada en el año 2003. El sector defensa pasó de representar el 3% del PBI en la época de Bill Clinton, al 6.2% en la época de Bush. Lee Teslik, el periodista del New York Times que realizó estos cálculos, vincula esta escalada militar a la “guerra contra el terror” que desató Bush luego de los atentados del 11 de setiembre del 2001, pero también los relaciona a los intereses privados de la industria de armamentos y proveedores de los militares, muy cercanos al gobierno de Bush. De hecho, en los primeros tres años de la guerra de Irak, la empresa Halliburton, de propiedad del ex vicepresidente Cheney, había obtenido contratos por 16 billones de dólares, sin licitación.

El tercer sector que creció al mayor ritmo fue salud, que representa el 16% del PBI; de lejos la economía con el mayor gasto en salud de todo el mundo. El siguiente país en gasto de salud es Francia con el 11% del PBI. Durante el gobierno de Bush, la contribución del sector Salud pasó del 13% en el 2000, al 16% en el 2008, un incremento de 3 puntos porcentuales. Una diferencia notable entre USA y el resto de países desarrollados es que la mayor parte de este gasto en salud es privado, mientras que el resto de países es público. Las primas de seguros en el sector pasaron del 1.5% del PBI en 1970, al 5.5% en el 2007. El gasto del gobierno en salud siguió creciendo sin parar, lo mismo que el gasto de las familias, sin obtener un mejor servicio a cambio. Mientras que en Estados Unidos se gasta 7,200 dólares anuales per cápita en salud, en la vecina Canadá se gasta 3,900 dólares; y el servicio es mucho mejor en este segundo país. Los intereses privados dominantes en la industria de la salud, representados por los laboratorios gigantes y las compañías de seguros son los que explican las dificultades que está enfrentando el presidente Obama para impulsar la reforma del sector.

En resumen: el sector financiero creció 4 puntos porcentuales, el sector defensa creció 3.2 puntos porcentuales, y el sector salud creció 3 puntos porcentuales. Si a alguien le parecen poco estas cifras, basta tener en cuenta que todo sector agrícola de Estados Unidos representa el 1.2% del PBI; sector que, como sabemos, no sólo alimenta al pueblo norteamericano sino que se da al lujo de regalar sus excedentes a los países pobres del mundo. Es como si tres sectores agrícolas se hubieran trasladado, en pocos años, enteros, al sector financiero. Es un cambio estructural radical, significativo, en un gobierno que decía que no se metía en la economía, que dejaba todo al “libre juego de la oferta y la demanda”. Es falsa, entonces, esta pretendida neutralidad del Estado neoliberal. Por otro lado, esto quiere decir que se puede impulsar desde el Estado cambios estructurales de la economía y la sociedad.

Lo que pasa es que estos cambios deberían tener una dirección diferente. En el caso de Bush, las políticas (o ausencia de ellas) llevaron a incrementar la especulación, engordaron a los contratistas de defensa, y beneficiaron a las grandes corporaciones de la salud. Ciertamente, el pueblo no se benefició en nada con este cambio estructural. Pero las cosas pueden hacerse de manera diferente, como lo hacen la China y la India, incentivando el crecimiento de la industria, de las PYMEs, de las actividades de alta tecnología, de la investigación y desarrollo en las universidades y empresas, de las exportaciones, de la infraestructura digital, de las actividades intensivas en conocimiento. Al final, quién lo diría, el legado de Bush puede hasta resultar positivo para el resto de países del mundo, pues demuestra que el cambio estructural es posible.


4 comentarios:

Tucho dijo...

Le faltò mencionar la intervenciòn de Estado, durante los ùltimos meses de su lamentable gobierno, en el «levantamiento» de las deudas causadas, precisamente por esa anarquia, de las aseguradoras y bancos en quiebra.

Blod de Susana Villarán dijo...

Engordan unos, adelgazan otros. Las transformaciones estructurales responden a intereses privados, no al interés del común de todos. Este solamente puede ser defenedido por un Estado activo que promueva las oportunidades para todos los sectores pero garantizando derechos.
Muy buen analisis Fernando, como siempre

Fernando dijo...

Hay que añadir que Defensa sufrió el más espectacular proceso de privatización de la historia. Esos enormes gastos en defensa van en gran parte a contratistas privados. Las compañías de mercenarios están reemplazando muchas funciones del Ejército.

Unknown dijo...

Disculpen la demora en responder; estuve fuera del país con mucho trabajo.
Gracias por los comentarios, con los que concuerdo. El tema de la privatización de las fuerzas armadas en USA y otros países del mundo, es muy interesante y polémico, da para un mayor análisis.

Saludos

Fernando