domingo, 21 de febrero de 2010

LUIS ROLDAN/ Gustavo Carrión Zavala


¿Quién es Luis Roldán?

Luis Roldán es el personaje que dirigió perversamente la Guardia Civil Española durante el gobierno de Felipe Gonzales, haciéndose de una cuantiosa fortuna producto de las coimas recibidas por la construcción de cuarteles para la Guardia Civil y por el manejo canallesco de los fondos públicos asignados a esta prestigiosa institución del Reyno de España. Una vez descubiertas sus maniobras corruptas, fugó pasajeramente del país por espacio de once meses, para luego caer en la ingenuidad de volver ante la promesa de ser procesado por delitos menores. Obviamente que fue procesado por la gravedad de los actos criminales cometidos y sentenciado originalmente a 31 años de pena privativa de la libertad. Digo originalmente, pues con la dación de la nueva Ley Penal Española, permitió a los condenados a escoger el tamaño de la pena que lo favoreciera y en este caso la nueva ley reducía a 20 años la pena máxima para los delitos por los que Roldán había sido sentenciado. Concurrentemente, el pillo se había acogido con la anterior ley a la reducción de la pena por el trabajo, habiendo disminuido en cinco años el total de la pena, de tal suerte que en los próximos días saldrá en libertad después de haber purgado 15 años de sentencia. Por supuesto que los españoles están escandalizados por el hecho que este tremendo crápula no purgue el total de los iniciales 31 años de sentencia y solamente se le aplique quince años. Se imaginan la reacción de los españoles si el caso Crousillat se hubiese producido en ese país y Rodríguez Zapatero lo hubiese indultado sin cumplir los austeros ocho años de sentencia que le aplicó el poder judicial y que el poco tiempo de su cumplimiento lo hizo en una costosa clínica, pretextando una inexistente enfermedad o en todo caso una enfermedad tan sencilla que se curó milagrosamente con el indulto.

Esta es la gran diferencia entre países en donde las sentencias se cumplen y aquellos como el nuestro, en los que parece que la justicia sanciona a la clase social disminuida y se muestra generosa con los delincuentes pertenecientes a las clases económicamente poderosas. Esta sensibilidad humanitaria, excitada en la capacidad discrecional del presidente para perdonar el cumplimiento de la pena a semejante pillo, no es la misma con la que se mira a los presos de precaria condición, a quiénes sólo ante la inminencia de muerte segura por estado final en la infección con VIH, tuberculosis o cáncer irreversible son sujetos de indultos humanitarios y sirven al ministro de justicia para justificar que el presidente ha concedido indultos, derechos de gracia y conmutaciones a buena cantidad de internos. Lo que no ha dicho el ministro, es que ninguno de estos “favorecidos”, se muestra actualmente tan rozagante como Crousillat, gozando de la canícula veraniega en la exclusiva playa de Asia, preparando viaje al extranjero y dispuesto a dar brega judicial por recuperar el canal de TV cuya línea editorial vendió al repudiable gobierno fujimontesinista. Es obvio que el ánimo recuperador tiene como referente el proceso judicial que devolvió la administración de otro canal de TV a la familia de otro pillo que igualmente pasó por la salita del SIN a recibir el pago por su obsecuencia política e informativa

Los ricos no soportan purgar condena por los delitos que cometen y tienen toda la capacidad económica para fabricar informes médicos dedicados, aplacar conciencias y lograr que el Presidente de la República se preocupe especialmente de su caso y le perdone “humanitariamente” la pena.

No es el único caso el de Crousillat, también el Presidente concedió Derecho de Gracia al homólogo de Luis Roldán, el ex Director de la Policía Nacional Fernando Dianderas, quién también se refugió en una clínica exclusiva hasta que logró el informe médico que “convenciera” a la Comisión de Indultos Humanitarios, Derecho de Gracia y Conmutaciones del Ministerio de Justicia, que dicho sea de paso tuvo que ser totalmente renovada para este caso, pues la anterior se había pronunciado opuestamente a la concesión del derecho, al estimar que su estado de salud no ameritaba la gracia presidencial. Algunas versiones sostienen que las presiones en este caso provinieron de conspicuos miembros de una corriente confesional católica a la cuál pertenecería el favorecido, pero lo finalmente cierto es que ninguno de los dos casos mencionados acusan gravedad en su estado de salud que justifiquen las gracias obtenidas y estoy seguro que una rápida visita por los penales de Lima, permitirán comprobar casos de internos con mayor gravedad en su estado de salud, pero que no tienen la “importancia” de los favorecidos.

Nos atrevemos a sostener que si Roldán hubiese cometido sus delitos en nuestro país, no hubiese purgado los largos 15 años, que sin embargo han indignado a los españoles.

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