jueves, 25 de febrero de 2010

KOURI Y FLORES/ Carlos Basombrío Iglesias


Los lanzamientos sucesivos de Alex Kuori y Lourdes Flores no sólo han calentado prematuramente el escenario electoral para Lima, sino que lo han polarizado en dos candidaturas. Todo puede cambiar, evidentemente, pero en las diversas encuestas la disputa es entre ambos y los resultados casi idénticos: un empate en alrededor de 30%.

La primera consecuencia de esta polarización es que afecta de manera significativa las posibilidades de un conjunto de precandidatos, todos de muy buena factura: Susana Villarán Luis Iberico y Fernando Andrade. Por allí alguno de ellos logra crecer en el escenario electoral (hay tiempo) y quedarse con el otro tercio. Pero no les va ser fácil y el riesgo para ellos es que se queden donde están y el voto siga concentrándose entre los dos mencionados.

Kouri exhibe para su candidatura buenas gestiones locales en el Callao. Su imagen como gestor de la ciudad es buena y dada la cercanía entre el Callao y Lima, el efecto demostrativo es importante. Claro que hay una notoria excepción, la de la Vía Expresa al aeropuerto, esa monumental estafa a los ciudadanos en la que está metido hasta el cuello (tiene juicio penal y es uno de los “negocios” de los que conversaba con Montesinos). Su enorme hándicap es que para una parte de la población (ojalá fuese mayoritaria) su pasado tan cercano no sólo al fujimorismo, sino al montesinismo, no se puede ni debe olvidar. En eso el apoyo de Keiko no lo ayuda y refuerza, más bien, el recuerdo de lo que Kouri fue capaz de hacer.
Por ello Lourdes Flores ha entrado con todo con el mensaje de la “decencia en la política” y ha recibido un respaldo amplio de sectores políticos, así como una apreciable intención de voto. A su favor está que es ampliamente conocida y se le considera una política muy importante (de hecho está bajando a jugar a la “segunda división” con la idea de que si campeona en esta, puede tentar de nuevo la presidencia). Sus problemas, sin embargo, son importantes. Tiene flancos débiles en relación con sus juntas, la más notoria la de Cataño. Se trata de un señor que tiene un pasado bastante discutible y que es investigado por narcotráfico; además, ella lo ayudó en la importación de carros usados, los que nos son precisamente una contribución para la calidad ambiental de la ciudad que aspira gobernar.

Hay quienes dicen que el no tener experiencia municipal la saca de juego (y también a otros de los postulantes), frente a un Kouri que se mueve como pez en el agua en esas lides. Sinceramente me parece un argumente bastante discutible. De ser así no hubiesen sido alcaldes de Lima ni Orrego, ni Barrantes, ni Belmont, ni Castañeda. Hasta donde la memoria me indica los únicos alcaldes de Lima con historia municipal previa fueron Del Castillo (Barranco) y Andrade (Miraflores).

La campaña está lanzada y faltan seis largos y duros meses en los que cualquier cosa puede pasar.

1 comentario:

Edgardo Alarcon Leon dijo...

Carlos,
Pareciera que hay un poco de sentir “moralista” para decir que la población se esta hartando de los actos de corrupción del gobierno de turno y sus cacasenos. Los candidatos preferidos del llamado “pro-sistema o pro-corrupción” parece que ahora tienen que pensarlo y aunque balbuceando “pedir perdón” sobre su negro pasado y sus actividades presentes. Sin embargo ello, la sociedad civil necesita emprender más campañas de anticorrupción y educación cívica para demostrar que los hechos de corrupción no solo impiden el desarrollo de la sociedad en conjunto sino ponen en peligro nuestra alicaída democracia. El acometer que es aceptable “que roben pero que hagan obras” no es moral ni legal y en largo plazo, esto hechos impiden que la mayoría de los peruanos alcancen su expresión máxima como profesionales y/o dignos ciudadanos.