lunes, 6 de abril de 2009

IMÁGENES ANTES DE LA SENTENCIA / Luis Pásara


La teoría dice que juzgar a un personaje como Alberto Fujimori tiene una función pedagógica. El ciudadano de a pie debería aprender mediante el proceso que, también en el caso del pez grande, la responsabilidad se establece y la condena se dicta a través de un proceso justo. No es exactamente esto lo que sugiere la encuesta aplicada por la PUCP en Lima a fines de marzo, días antes de que el reo procediera a su defensa.

Importa detenerse en tres de las respuestas obtenidas. Dos de ellas se refieren a la imparcialidad del tribunal y al respeto al derecho del procesado a una buena defensa. Respecto al tribunal, dos tercios de los encuestados a fines de marzo (67%) lo consideran imparcial, pero llama la atención la notoria baja respecto del mes anterior (76%). En relación con la defensa, la última encuesta rebaja a 75% el porcentaje de quienes creen que se ha respetado el derecho de Fujimori, cuando el mes anterior esa pregunta obtuvo 81% de respuestas afirmativas. Antes de la sentencia, uno de cada cinco encuestados piensa que no se ha respetado el derecho a la defensa.

Pero la respuesta de mayor interés se refiere a los términos de la probable condena. La encuesta encuentra que sólo 18% de los entrevistados prevé ahora que el tribunal lo declarará “culpable de todos los cargos”, mientras que 72% anticipa que será declarado “culpable sólo de algunos cargos”. Estas proporciones casi se han invertido a lo largo del último año y medio.

En octubre de 2007 –cuando la Corte Suprema de Chile aprobó la extradición y un par de meses antes del inicio del juicio en el tribunal peruano– 34% de encuestados imaginaban que sería condenado como “culpable de todos los cargos”, mientras 49% creían que la condena correspondería al ser declarado “culpable sólo de algunos cargos” (El porcentaje que apostó a “Inocente de todos los cargos” se ha mantenido constante en 6%).

El transcurso del juicio ha llevado, pues, a disminuir, casi a la mitad, la proporción de limeños que anticipaban una condena de Fujimori por todo aquello de lo que se le ha acusado en este proceso. Esta respuesta –que corresponde a la percepción ciudadana del proceso judicial– podría ser leída como anuncio de un cambio en la convicción respecto a la culpabilidad del ex presidente. No es así. Ahora, 64% de quienes responden consideran que Alberto Fujimori “es culpable de los delitos de violación a los derechos humanos de los que se le acusa”; en octubre de 2007 ese porcentaje llegaba a 67%. De modo que casi no ha variado el porcentaje de quienes consideran humanamente responsable al reo; lo que ha cambiado es la expectativa de una condena por todo lo que hizo.

El juicio, pues, no ha servido para robustecer jurídicamente el convencimiento existente. Y la percepción del tribunal como imparcial ha decrecido.

No sólo los defensores de derechos humanos sino quienes trabajamos con el derecho como objeto de estudio deberíamos preguntarnos por qué.

1 comentario:

Roberto dijo...

Creo que el tema Fujimori debería servir como Tesis de Grado o, mínimo, como curso de Facultad en sus versiones I, II, III, pues envuelve nuestros antecedentes históricos y mantiene actualizadas las clases sociales que teníamos y las que tenemos aggiornadas con tantos matices, incorporando en ellas a muchísimos personajes salidos de la corrupción, del narcotráfico, conformando una sub-clase, pero que abre todas las puertas que se les antoja, incluyendo la política en una dinámica de reciclaje vertiginoso.
Yo también creía, mientras iba visionando los vladivideos que ponían al desnudo mucho de nuestra esencia política y social, que era el mejor momento pedagógico que nunca más se le iba a presentar al Perú luego de tanta corrupción vista desde mi adolescencia (tengo 59). Error total. Todo sólo sirvió para levantar ratings al puro estilo talk show, hasta que el poderoso tiempo hizo borrar todo. Se siguió negociando el espacio político y la corrupción sigue como en aquellos días, impune. Es más, a nadie le preocupa que no haya contralor; tenemos, pareciera, un gusto bizarro por ser súbditos de dictadores y, para colmo cobardes que buscamos el mal menor en todo.
Que no extrañe que, para el 2,011 la percepción de los peruanos es de que Fujimori fue inocente.