lunes, 31 de agosto de 2009

HIJOS DE LA CRISIS 10: LAS GRANDES EMPRESAS INNOVADORAS/ Fernando Villarán


Como parte de las discusiones sobre la crisis mundial, uno de los temas más debatidos en los países desarrollados, y especialmente en los Estados Unidos, es el del futuro de las grandes empresas. Como sabemos, el rol de los monopolios y los oligopolios ha sido estudiado desde Aristóteles, pasando por los economistas clásicos, llegando hasta los actuales. Cualquier estudiante de economía sabe que estas situaciones de privilegio y de exceso de poder en el mercado son indeseables desde el punto de vista del bienestar general. Sin embargo, como hemos sido testigos, estas convicciones y consensos sobre los monopolios, alcanzados durante siglos de debates e investigaciones, fueron dejados de lado, o más propiamente relegados a un tercer o cuarto plano, por la ideología neoliberal (o neoconservadora, para utilizar el término gringo) que dominó las mentes, los gobiernos y las instituciones internacionales desde la caída del muro de Berlín.


Al mismo tiempo que se vendía, como pan caliente, “El fin de la historia”, los norteamericanos elegían a los Reagan y los Bush, los ingleses a la Tatcher y los italianos a Berlusconi, las grandes corporaciones, sobre todo las financieras, tomaban control de las economías del primer mundo, con el beneplácito de una mayoría de medios de comunicación, que sistemáticamente cayeron bajo la propiedad de esos mismos intereses. Los monopolios y oligopolios se convirtieron en los buenos de la película, los eficientes, los competitivos, los “representantes de los intereses de la nación”, los engreídos de los políticos de turno, que desregularon sus economías con gran entusiasmo y les pusieron alfombra roja para hacer lo que les daba la gana. Ellos sabían lo que hacían, eran responsables, se autorregulaban.


Ya sabemos lo que hicieron con ese poder ilimitado: se llenaron los bolsillos y generaron la más grande crisis económica y social desde la gran recesión de los 30s. Como vimos en las pantallas de TV y los diarios, una a una fueron desfilando estas grandes corporaciones por el banquillo de los acusados, como responsables de a crisis: Fanny Mae, Freddy Mac, las dos dueñas del mercado de hipotecas, AIG, la principal empresa de Seguros de USA, Lehman Brothers y Bear Stearns, las estrellas de Wall Street, Bank of America y CitiBank, los mayores bancos comerciales, y la principal empresa industrial de Estados Unidos: General Motors. La mayoría de ellos han sido salvados con dinero de los contribuyentes, por decisión del “ogro” Estado.


Uno de los nuevos conceptos que han surgido con la crisis es el de “demasiado grande para quebrar” (too big to fail), utilizado como el principal argumento para el salvataje, pues los costos económicos y sociales de la quiebra de estas empresas son mayores al subsidio para mantenerlas a flote. De esta forma, si uno es dueño de una empresa suficientemente grande podrá hacer lo que le da la gana, sabiendo que en última instancia vendrá el Estado a salvarlo. Con lo cual llegamos a la siguiente paradoja: los responsables de esta crisis mundial, no solamente son salvados de su irresponsabilidad, sino que se les asegura vida eterna, cheque en blanco para hacer lo que quieran. Ciertamente el prestigio de las grandes corporaciones está por el suelo. Se ha llegado al punto en que muchos se preguntan ¿cuál es la justificación económica de estas grandes corporaciones, si al final tienen que ser salvadas por el Estado? Más de uno debe estar pensando: limitemos el desarrollo de las empresas, limitemos las ganancias, los beneficios y los sueldos de los ejecutivos; en otras palabras, eliminemos a las grandes corporaciones de las economías para evitar futuras crisis.


Probablemente algunos piensen que yo estoy en este grupo de personas, sobre todo teniendo en cuenta que desde hace mucho tiempo vengo defendiendo a las micro y pequeñas empresas; pero se equivocan. Hay algunas actividades que requieren de una gran escala de producción, o que son demasiado complejas, o necesitan altas inversiones en activos, o altas inversiones en investigación científica y tecnológica. De manera que el punto no es si deben existir las grandes empresas, sino qué tipo de grandes empresas son las que deben poblar el futuro. Claramente, teniendo en cuenta el gran poder que tienen (como es el caso de la corrupción), deben ser empresas éticas, que cumplen las normas y leyes nacionales, que sean socialmente responsables, que respetan a sus trabajadores, las comunidades vecinas y el ambiente, y sobre todo, que sean innovadoras, creando cada vez nuevos y mejores bienes y servicios para los clientes, aumentando la riqueza y el bienestar general de la población.


Una de estas empresas es General Electric (GE), que produce los mejores motores jet del mundo, con el menor consumo de combustible y menor ruido; las mejores centrales nucleares, con la mayor seguridad de funcionamiento y manejo de residuos; los equipos para aprovechar las nuevas fuentes de energía, como es el caso de los molinos de viento gigantes que empiezan a multiplicarse en el mundo. Actualmente hay 11,600 de estos molinos, que producen 18,000 Mega Watios, reduciendo la contaminación del petróleo y el calentamiento global. Fabrican paneles solares de alta eficiencia, capaces de producir toda la energía eléctrica para Estados Unidos cubriendo sólo el 7% del Estado de Arizona, desértico y con mucho sol. Recorrer su página web es un verdadero placer; todos los productos que fabrican, las investigaciones que realizan, las innovaciones que exploran, los recursos humanos que tienen y que tratan de captar. Lo mismo ocurre con otras grandes corporaciones innovadoras, como es el caso de Toyota, Apple, Boeing, Benetton, entre otras.


El presidente de GE, Jeff Immelt, es un tío muy listo (como dicen los españoles), y tiene una interpretación acertada sobre la crisis mundial:

“En las últimas dos décadas Estados Unidos se transformó de una economía liderada por la industria y las exportaciones a una economía dirigida por las finanzas y el consumo. El primer paso para superar la crisis es reconocer que no podemos regresar a ese estado de cosas; no vamos a salir con medidas fáciles, se requiere una profunda reingeniería de la economía y la sociedad norteamericana.

Algunos creen en una evolución ‘natural’ que va de la agricultura a la industria, a los servicios, pero esto no es así; pierden de vista que el motor siempre ha sido, y seguirá siendo, la innovación tecnológica. Veamos el caso de China, que nos muestra cómo se deben hacer las cosas. Lo que necesitamos hoy día es una estrategia industrial que colabore con las empresas hacia la innovación, la alta tecnología y las exportaciones. Nuestra empresa ya está comprometida con este camino, pero necesitamos que todo Estados Unidos lo siga. Las mejores empresas serán aquellas que se concentran en el verdadero valor, en las verdaderas necesidades, e invierten mirando el largo plazo”.


Sin más que agregar.


2 comentarios:

Luis Enrique Alvizuri dijo...

Señor Villarán:

1. Interesante el comienzo pero discrepo con el final. La crítica debería centrarse, a mi entender, en el sistema, no necesariamente en el comportamiento ético de determinadas empresas o empresarios. El que un patrón sea bueno no lo hace menos esclavista.

2. El problema radica en el Capitalismo como el medio y la vida moderna como el fin. Son dos ideas muy claras: una de índole económica-política (porque ambas cosas a la larga son lo mismo) y la otra filosófica.

3. Lo que usted plantea al final de su artículo nos coloca nuevamente en el inicio del circuito: seguir con más de lo mismo para adaptarnos a la misma lógica de vida. Sin embargo la pregunta es: ¿y no habrá otra forma de vida que no sea la Modernidad —con su Capitalismo— y todo lo que ella significa?

4. Porque hablar de mejores empresas, de mejores tecnologías para la producción y, finalmente, de un mayor consumo es continuar en el Capitalismo. Pero ésta no es la única manera de vivir pues ha habido muchas… y pueden haber otras tantas también.

5. Creo que lo que el ser humano contemporáneo siente y quiere ahora es un camino que vaya más allá de la satisfacción de las necesidades y que supere a la Modernidad, con su ciencia y tecnologías, pues ya se conocen cuáles son sus caras y sus sellos. Nuestro esfuerzo debería estar entonces centrado en qué nuevas opciones filosóficas se pueden plantear para superar este entrampamiento.

6. Ello no es imposible: la historia de la humanidad lo viene haciendo desde hace cuatro millones de años… y no hay por qué creerle a Fukuyama cuando propone al sistema actual como eterno. Indudablemente debe venir otro que, sinceramente, espero yo que sea mejor, así no sea tan tecnológico y científico (pues al final lo que queremos es una vida buena y no una plagada de artefactos, como los norteamericanos, quienes solo viven para el consumo y para engordar, producto de lo cual mueren muy infelizmente).

Muchas gracias.

Anónimo dijo...

Estimado Luis Enrique,

mil disculpas por la demora en responder a tus inquietudes; en general trato de que pasen unos días para responder a todos los comentarios.

Yo creo que esta crisis es el fin del modelo neoliberal, pero no es el fin del sistema capitalista.

Me explico: lo que ha terminado (aunque nuestros neoliberales criollos no lo quieran reconocer) es la autoregulación, el predominio de los monopilios y oligopolios, la ausencia de regulación estatal, la inexistencia de políticas públicas de fomento productivo, la falta de políticas redistributivas, entre otras.

Pero no han terminado las bases del capitalismo: el mercado, la competencia, las empresas (sobre todo las PYMEs), las ganacias, el comercio internacional, la globalización, las alianzas publico-privadas, el gasto social (sobre todo en educación), los impuestos progresivos, la inversión pública en ciencia y tecnología, entre otros.

Mira el caso de China; es la economía que mejor ha salido librada de la crisis (7.5% de crecimienbto el 2009) utilizando todos estos resortes del capitalismo; es el modelo a seguir, por lo menos en la parte económica, pues su sistema político deja mucho que desear.

Saludos

FV