viernes, 21 de agosto de 2009

LOS ERRORES DE WILSON / Gustavo Carrión Zavala


Pasados algunos días de los sucesos de Paucartambo y la Hidroeléctrica de Yuncan, queremos hacer algunas reflexiones sobre la actuación del entonces Vice Ministro del Interior General ® Wilson Hernández y los errores en los que habría incurrido, no sin antes ratificarme en la expresión que sostiene: “si en el Perú no existiese la Policía Nacional, habría que inventarse con rapidez una, para echarle la culpa de todo lo que pasa”.

Es cierto que Wilson, incurrió en exageraciones al comprometerse en no perseguir el delito cometido por los que secuestraron a trece policías, teniendo en cuenta que la decisión no entra en la esfera de competencias del Ministerio del Interior, pero no nos olvidemos que nadie quiso hacerse del problema y enviaron a alguien totalmente prescindible políticamente.

Por otro lado, los que postulamos siempre a que no se pierdan vidas de policías, deberíamos agradecerle al entonces viceministro, que su “entusiasmo”, haya evitado que tengamos que inscribir nuevos nombres en el cenotafio institucional. Pero los errores de Wilson los ubicamos también en la esfera de su ingenuidad: 1) Debió, cuando aceptó el cargo durante la gestión de la Ministra Cabanillas, inmunizarse frente a las traiciones, obteniendo el “carné partidario”, que hubiese hecho ver su actuación, como lo anteriormente mencionado (“exceso de entusiasmo”). 2) Debió asumir, cuando se comprometió a no denunciar los delitos y por ello lograr la liberación de los trece policías, que jamás aspiraría a la distinción “Corazón Policial”, conferida en este gobierno sólo cuando se producen asesinatos de policías.

Después de “renunciar” a Wilson, se anuncia como gran solución, el promover nueva legislación que garantice a los policías el uso de las armas en casos como los de Paucartambo, para recuperar y afirmar el principio de autoridad. La pregunta: ¿se debe recuperar el principio de autoridad a tiros? ¿No es acaso cierto, que la Policía perdió autoridad por su fragilidad profesional, corrupción y ausencia de liderazgo?

La respuesta a la primera cuestión, es obviamente más rápida, requiere menos esfuerzo y no necesita de un trabajo estructural de lucha contra la corrupción policial, ni de formar conveniente y profesionalmente a los policías. Sólo requiere más policías frágilmente formados, más armas y leyes de impunidad frente a su uso.

La respuesta a la segunda cuestión, si requiere un esfuerzo sincero por luchar contra la corrupción, formar policías profesionales que sean promotores de la convivencia pacífica y que no se les encargue aspectos que se ubican en otros campos de la esfera pública, como la de resolver conflictos no generados por la institución policial.

Resulta entonces, que el principio de autoridad se sustenta en la actuación profesional de los policías, en la confianza de la población y en el empleo del rigor estrictamente necesario cuando se trate de recuperar el orden alterado.

A propósito de la lucha contra la corrupción, en los últimos días se ha acusado al actual Ministro, de malos manejos respecto del combustible cuando ejercía como Director General de la Policía. Es obvio que debe reputarse su inocencia en tanto no se demuestre lo contrario, pero lo que sí nos llama poderosamente la atención es la designación del actual Viceministro de Orden Interno, en reemplazo de Wilson Hernández, pues el designado también fue investigado cuando estaba en el activo por acusaciones de malos manejos, investigaciones que ahora pudiesen tener otros resultados de los que tuvieron entonces, cuando era un cercano colaborador del poderoso General Dianderas.

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