sábado, 15 de agosto de 2009

¿SALIENDO DE LA CRISIS? / Alfredo Stecher


Para los Estados Unidos esta recesión es ya la más prolongada desde los años 40, con más de 20 meses (contados desde diciembre de 2007), y se esperaba que durara hasta el próximo año. Sin embargo ahora aparecen cada día más noticias alentadoras, principalmente en el sentido de reducción de la dimensión de las cifras negativas previas o esperadas, pero también algunas que apuntan a un final de la recesión norteamericana en el tercer trimestre.

Las opiniones serias siguen mostrando un abanico amplio. Según un artículo de Bloomberg, hasta hace poco había una creciente divergencia de pronósticos en la Reserva Federal de EEUU para 2010, respecto de las tasas de desempleo entre 8.5 y 10.6%, y de 3.2% de brecha respecto de la tasa de crecimiento esperada.

Pero ahora hasta los más pesimistas, entre ellos Roubini y Krugman, reconocen que es posible que lo peor de la crisis en Estados Unidos haya pasado. Krugman subraya que esto se ha debido a una política económica razonable (aunque según él insuficiente), que ha frenado la caída y, a diferencia de la Gran Depresión, no la ha acentuado por inacción o decisiones negativas.

Eso indica, por lo pronto, que me equivoqué al pronosticar una continuación del reajuste a la baja de las proyecciones económicas y que estamos viendo luz en el túnel. Me alegra.

¿Se impone la pregunta respecto de qué luz estamos viendo en el túnel, si es la del final o la de un tragaluz antes de entrar en un nuevo tramo del túnel?

Ahora son más los economistas que apuestan por una V o una U como forma de sus indicadores principales. Lamentablemente nada garantiza que no suceda la temida W, es decir, la crisis con dos caídas, donde el cuarto palo es en realidad más bien horizontal por una prolongada depresión. O incluso una UU, con períodos de relativo estancamiento antes de la recuperación.

Aunque algunos indicadores importantes en Estados Unidos y en la Unión Europea efectivamente muestran una estabilización o hasta el posible inicio de una reversión de la caída, seguirán empeorando otros y nadie espera una pronta recuperación importante. Esto significa que ambas mayores potencias económicas, junto con el Japón, seguirán siendo más bien un freno y no un motor del comercio internacional, cuya drástica reducción ha sido la principal correa de transmisión de la crisis hacia países como el nuestro. El gran motor que ha impedido una caída mayor en la crisis ha sido China (junto con India y Brasil).

Si la gigantesca ingeniería económico-social china tiene un éxito sostenido, efectivamente la crisis podría haber llegado o estar llegando a su punto más bajo y podría estarse iniciando una recuperación mundial, aunque sumamente lenta. Por lo pronto China ha logrado compensar el descenso de cerca de 22% de sus exportaciones con un incremento de la demanda interna (hay que señalar que China depende mucho menos que otros países de sus exportaciones, aunque sí de manera rápidamente creciente).

Un reciente artículo de The Economist señala impresionantes datos de recuperación económica en China: A junio - respecto de junio 2008 - la inversión fija había crecido 35%, las ventas de automóviles 48% y la compra de casas 80%, las acciones 80% desde su punto más bajo en noviembre 2008. Explica como razón de la rápida recuperación el que hubo una desaceleración previa debida en gran parte a la política crediticia restrictiva aplicada por China en 2007 por el temor a un recalentamiento, invertida en noviembre de 2008. El mercado de valores está aún a la mitad de su pico en 2007.

Sin embargo, gracias a enormes estímulos al crédito, en particular una drástica reducción de condiciones para créditos inmobiliarios, la medida M2 de la masa monetaria se ha elevado en 29% en el año a junio, lo que parece insostenible. El artículo menciona la cercanía del 60 aniversario del triunfo del PC chino en octubre de este año como una de las razones para una política monetaria tan expansiva, aún con el riesgo de aumentar las posibilidades de una caída o desaceleración fuerte del crecimiento después, a lo que contribuirían los frenos que han comenzado a poner a la expansión del crédito interno.

El crecimiento de China a tasas anuales elevadísimas parecía desde hace tiempo imposible sin desequilibrios crecientes y agudos. La pregunta, que respondo con hipótesis afirmativa, es si no ha llegado a un límite la capacidad de la dirección centralizada de su economía de mantener un crecimiento sostenido y de evitar una crisis al menos de reajuste, considerando la acumulación de desequilibrios en su propia economía y la reducción de la demanda mundial para sus productos, con un freno fuerte a su crecimiento y, por lo tanto, una importante reducción de su demanda de bienes del resto del mundo.

Por ello, y ante la recesión aún fuerte en muchas economías, sigue siendo grande el riesgo de que se materialice una segunda fase de la gran recesión y nos lleve a una depresión.

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