A raíz de la insólita conversación entre Lourdes Flores y Xavier Barrón –grabada ilegalmente, en acto repudiable-, donde éste le sugiere a la candidata visitar a Alfredo Torres, de Ipsos-Apoyo para que “pueda mover un poco sus cifras”, se vuelve a discutir la influencia que tienen las encuestas en un proceso electoral.
Los políticos no sólo viven pendientes de las encuestas, sino les atribuyen un poder mágico, creen que son determinantes, que influyen fuertemente en el electorado. Eso es falso. Durante décadas, se han realizado estudios en muchos países y nunca se ha podido demostrar que las encuestas afecten decisivamente una elección.
El denominado “efecto arrastre”, que la gente vota a ganador, es un mito que no tiene ningún sustento.
En el Perú, un ejemplo típico es el de las elecciones de 1990. Durante meses Mario Vargas Llosa encabezó las encuestas y sólo en las últimas semanas apareció Alberto Fujimori que finalmente ganó la elección. Si hubiera funcionado el “efecto arrastre” MVLL habría ganado de manera abrumadora.
Es más, hasta el final, cuando se preguntaba “¿quién cree que ganará?”, más de dos tercios decían que Vargas Llosa. Es decir, a pesar de creer que triunfaría MVLL, muchos votaban por Fujimori.
El muy limitado “efecto de arrastre” que pueden tener las encuestas se anula. Es decir, hay unos pocos que en efecto votan al que va adelante y otros que, pensando que va a ganar de todas maneras, dejan de votar por ese candidato.
Para lo que si sirven las encuestas es para recaudar fondos. Los candidatos que van adelante tienen mucho más donantes que los aparecen al fondo de la tabla.
En cualquier caso, es absolutamente repudiable el intento –frustrado- de Barrón de influir en Ipsos-Apoyo para modificar el resultado y estafar al público.
Otro aspecto significativo de la conversación Flores-Barrón, es la ingenuidad, candidez, simpleza o bobería de Lourdes que cree que hay un complot de las encuestadoras para irla “subiendo a ella (Susana) de dos en dos y a mí me van bajando de dos en dos”.
Que un cretino como Alditus Mengele diga esas estupideces, pase, no se puede esperar otra cosa. Pero que Lourdes crea eso, es demasiado.
Todas las encuestadoras coinciden: Susana está subiendo, Lourdes bajando. ¿Acaso CPI que trabaja para Correo y RPP es parte del complot? ¿Ipsos-Apoyo, parte de un conglomerado internacional cuyo negocio es hacer encuestas, va a arriesgar su prestigio para favorecer a Susana? ¿Por qué lo haría? ¿Por qué Alfredo Torres es comunista, farquista, rojo o caviar? ¿Cómo Susana, super misia, lo ha comprado? ¿La encuestadora de la Universidad Católica también miente? ¿Imasen?
Es impresionante como una persona inteligente como Lourdes puede perder el sentido de realidad y atribuir a un imaginario complot (¿de quién?) su caída, que se explica, como es obvio, por sus propios errores.