sábado, 31 de octubre de 2009
SUEÑA EL REY QUE ES REY… ¿Y VIVE? (Segunda parte) El Ministro de Defensa, la memoria y el olvido / Carlos Iván Degregori
viernes, 30 de octubre de 2009
LLANTA DE PRENSA/ Alberto Adrianzén, Mirko Lauer, Carlos Monge
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II. Debate: Humalismo vs Aranismo 2
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III. Debate: Humalismo vs Aranismo 3
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sábado, 24 de octubre de 2009
El Ministro de Defensa y los crímenes de lesa humanidad: SUEÑA EL REY, QUE ES REY… ¿Y VIVE?/ Carlos Iván Degregori
jueves, 22 de octubre de 2009
“TU CASITO ESTÁ POSITIVO. ¿CÓMO ES?”/ Carlos Basombrío Iglesias
miércoles, 21 de octubre de 2009
PELIGROSA TENDENCIA/ Gustavo Carrión Zavala
Si a las declaraciones del Director Territorial de la Policía en La Libertad, le añadimos la muerte de un adolescente asaltante a manos de un sub-oficial de policía en La Victoria-Lima, el que no encontró otra salida que disparar a matar para evitar la fuga del adolescente con el producto de su delictiva acción, tenemos que preocuparnos por las coincidencias en la relativización de la vida, tanto de un Oficial de la más alta jerarquía policial, como la de un sub-oficial por lo que sugeriría una perversa tendencia en la lucha contra la inseguridad. Es cierto que la ciudadanía clama por un ambiente seguro para poder realizar sus actividades, pero no justifica que la respuesta a este clamor se encuentre en el uso inmoderado de armas letales para eliminar a delincuentes e infractores. Es posible que se explique esta ligereza en el uso letal de las armas, en el ambiente de impunidad e inmunidad que se viene generando por las declaraciones y actitudes de prominentes miembros del ejecutivo, quienes promueven leyes para liberar de responsabilidad en el uso de las armas de fuego a militares y policías; recurrentes negativas a identificar a los responsables de matanzas como la de Putis; la promoción de normas que alteren el modelo procesal penal exigiendo el requisito de informe previo a la acusación del ministerio público y otras iniciativas que están induciendo el cierre de la fiscalización a las acciones de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional.
martes, 20 de octubre de 2009
domingo, 18 de octubre de 2009
EL MANIFIESTO DE LAS 343 / A propósito de la polémica en torno al aborto / Jorge Bruce
Este artículo fue publicado hace algunos años en la revista Somos de El Comercio, cuando escribía una columna regular en dicho semanario. Lamentablemente, no ha perdido un ápice de su actualidad. Peor aún, en ciertos aspectos hemos retrocedido, como en lo que respecta al acceso a métodos anticonceptivos y de planificación familiar. Ni que decir respecto de la despenalización del aborto, que ni para casos de violaciones o graves malformaciones del feto se quiere aprobar, como se vio esta semana. Por eso me animo a publicarlo de nuevo, tal cual, como complemento al artículo que publiqué este domingo 18 de octubre en el diario La República http://www.larepublica.pe/el-factor-humano/18/10/2009/la-hipocresia-mata . A ver si continúa un debate indispensable que atañe a la salud pública y la libertad individual.
El 5 de abril de 1971, la revista francesa Le Nouvel Observateur publicó un manifiesto firmado por 343 mujeres, en defensa de sus derechos y “por la libertad de disponer de su cuerpo”. El texto decía lo siguiente:
“Un millón de mujeres se hacen abortar cada año en Francia. Lo hacen en condiciones peligrosas debido a la clandestinidad a que están condenadas, cuando en realidad esta operación, efectuada bajo control médico, es de las más sencillas. Se calla sobre esas millones de mujeres. Declaro ser una de ellas. Declaro haber abortado. Al igual que reclamamos el libre acceso a los medios anticonceptivos, reclamamos el aborto libre.”
Entre las 343 mujeres que declaraban haber abortado (acto penado por la ley de entonces) se encontraban algunas desconocidas del gran público, pero otras eran muy célebres, tales como las actrices Catherine Deneuve o Jeanne Moreau, directoras de teatro como Arianne Mnouchkine, escritoras de la talla de Francoise Sagan o Simone de Beauvoir, cuyo libro El Segundo Sexo había sido publicado veinte años antes. El manifiesto tuvo un impacto inmediato y contundente. Resultó decisivo, a la postre, para que se dicte, en 1975, la llamada ley Veil, sobre la interrupción voluntaria del embarazo. Además, la ley francesa sirvió para que el resto de países de la Comunidad Europea fueran progresivamente dando dispositivos legales similares, con excepción de la conservadora Irlanda. Ese manifiesto se inscribía en una gran tradición intelectual francesa que se remonta al asunto Dreyfus. Lo nuevo en ese texto era que se trataba exclusivamente de mujeres, que se manifestaban acerca de un asunto que concernía en primer lugar y sobre todo a las mujeres. A veces se le conoce, con característica ambivalencia, como el manifiesto de las 343 perras (salopes), pero vaya que esas perras fueron valientes y su coraje cambió el curso de la historia.
Conviene recordarlas ahora que en el Perú asistimos a una arremetida del orden moral más hipócrita y conservador, en el que participan ministros, congresistas y autoridades de la iglesia. Si tan solo fuera cuestión de hipocresía y moralismo autoritario, no pasaría de ser un asunto desagradable y en última instancia risible. El problema es que cuando esas actitudes de intolerancia se convierten en leyes, matan. Matan principalmente a mujeres pobres, muchas de ellas adolescentes, que recurren a los execrables abortos clandestinos porque el Estado les ha cerrado las puertas. La inmensa mayoría de las sociedades civilizadas siguen una progresión que va de la ausencia de anticoncepción al aborto clandestino, luego a la anticoncepción y al aborto despenalizado y medicalizado. La lógica consecuencia de ese cambio es que el número de abortos disminuye considerablemente y, por supuesto, también disminuye la mortandad materno-infantil, una de las principales causas de muerte en buena parte de nuestro subdesarrollado continente (América Latina es la región del mundo con más embarazos no deseados en adolescentes, según la OMS).
Diera la impresión que esos señores quisieran castigar a las mujeres por haberse atrevido –imaginan ellos- a gozar de su cuerpo sin fines reproductivos. Parece que quisieran confinarlas a las tres K de los nazis: Kirche, Kinder, Küche (iglesia, niños, cocina). Se diría que la libre expresión del deseo femenino los amenaza y desenmascara. Lo cierto es que cuando atentan contra la libertad de las mujeres, atentan contra las de todos. Por eso este combate es en primer lugar de ellas, pero lo es también de nosotros, los que queremos una sociedad en donde nadie pueda imponerle su moral a los demás bajo ningún pretexto y en donde la Iglesia y el Estado estén claramente separados. Y de mi cuerpo me ocupo yo.
El argumento del aborto como un crimen es insostenible, por lo menos en cuanto certeza. Lo que sabemos con seguridad es a partir de qué momento un feto es viable para sobrevivir fuera del vientre de la madre. Lo demás, el instante del nacimiento de la vida, son especulaciones teológicas o incluso biológicas, pero sobre las cuales no hay acuerdo alguno. Ubi dubidum, ibi libertas: donde hay duda hay libertad, reza un hermoso principio jurídico.
Conozco, por mi trabajo, las consecuencias psíquicas del aborto en las mujeres. Pueden ser traumáticas, incluso devastadoras. Nadie puede sentir entusiasmo por una operación como ésa. Pero nadie puede decidir lo que es mejor para otra persona, para su cuerpo, para su vida, sobre todo cuando en la práctica eso condena a miles de mujeres a consecuencias mucho más terribles todavía, que van desde la esterilidad hasta la misma muerte. La única salida son políticas públicas integrales y multisectoriales de anticoncepción. Y la despenalización del aborto para que se haga bajo control médico. ¿No habrán 343 mujeres valientes en el Perú dispuestas a comprarse el pleito?
viernes, 16 de octubre de 2009
HIJOS DE LA CRISIS 12: EL LEGADO ECONOMICO DE BUSH / Fernando Villarán
Se ha debatido bastante sobre el gobierno de George Bush y su política económica; se le ha criticado su adhesión incondicional al neoliberalismo, la desregulación, la rebaja de impuestos a los ricos, favorecer a las corporaciones, reducir el Estado, empeorar la distribución del ingreso, debilitar las políticas de protección social, entre otras cosas. También se le ha señalado como una de las causas de la crisis financiera norteamericana que devino en la peor recesión mundial desde la segunda guerra mundial, lo que por cierto, no es poca cosa para cualquier gobernante. Casi toda esta literatura se refería a las políticas macro de su gobierno, que en algunos casos significaban también ausencia de políticas.
Sin embargo se ha hablado poco de los cambios estructurales que Bush realizó en la economía de la primera potencia mundial. Por cambio estructural me refiero a las modificaciones en el peso relativo de los sectores en
El primer y más importante cambio estructural fue el crecimiento acelerado del sector financiero (incluyendo al mercado de valores), el que llegó a adquirir un inmenso peso en la economía norteamericana. De representar el 3% del PBI pasó a ser el 8%, en un período de 20 años, aunque la mayor aceleración de esta transformación se dio en los últimos cinco años (2003-2008). Estos son cálculos de Paul Krugman, premio nobel de la economía, que por supuesto no se limitaba a difundir estas cifras, sino que también emitía un juicio muy severo sobre lo que este incremento significaba: “estamos hablando de 400 mil millones de dólares anuales de desperdicio, fraude y abuso”. Este liderazgo del sector financiero y de las bolsas de valores, le dio un tono especulativo a toda la economía norteamericana de
El segundo sector que más creció con Bush fue Defensa; lo cual no es de extrañar si se tiene en cuenta la guerra contra Irak iniciada en el año 2003. El sector defensa pasó de representar el 3% del PBI en la época de Bill Clinton, al 6.2% en la época de Bush. Lee Teslik, el periodista del New York Times que realizó estos cálculos, vincula esta escalada militar a la “guerra contra el terror” que desató Bush luego de los atentados del 11 de setiembre del 2001, pero también los relaciona a los intereses privados de la industria de armamentos y proveedores de los militares, muy cercanos al gobierno de Bush. De hecho, en los primeros tres años de la guerra de Irak,
El tercer sector que creció al mayor ritmo fue salud, que representa el 16% del PBI; de lejos la economía con el mayor gasto en salud de todo el mundo. El siguiente país en gasto de salud es Francia con el 11% del PBI. Durante el gobierno de Bush, la contribución del sector Salud pasó del 13% en el 2000, al 16% en el 2008, un incremento de 3 puntos porcentuales. Una diferencia notable entre USA y el resto de países desarrollados es que la mayor parte de este gasto en salud es privado, mientras que el resto de países es público. Las primas de seguros en el sector pasaron del 1.5% del PBI en 1970, al 5.5% en el 2007. El gasto del gobierno en salud siguió creciendo sin parar, lo mismo que el gasto de las familias, sin obtener un mejor servicio a cambio. Mientras que en Estados Unidos se gasta 7,200 dólares anuales per cápita en salud, en
En resumen: el sector financiero creció 4 puntos porcentuales, el sector defensa creció 3.2 puntos porcentuales, y el sector salud creció 3 puntos porcentuales. Si a alguien le parecen poco estas cifras, basta tener en cuenta que todo sector agrícola de Estados Unidos representa el 1.2% del PBI; sector que, como sabemos, no sólo alimenta al pueblo norteamericano sino que se da al lujo de regalar sus excedentes a los países pobres del mundo. Es como si tres sectores agrícolas se hubieran trasladado, en pocos años, enteros, al sector financiero. Es un cambio estructural radical, significativo, en un gobierno que decía que no se metía en la economía, que dejaba todo al “libre juego de la oferta y la demanda”. Es falsa, entonces, esta pretendida neutralidad del Estado neoliberal. Por otro lado, esto quiere decir que se puede impulsar desde el Estado cambios estructurales de la economía y la sociedad.
Lo que pasa es que estos cambios deberían tener una dirección diferente. En el caso de Bush, las políticas (o ausencia de ellas) llevaron a incrementar la especulación, engordaron a los contratistas de defensa, y beneficiaron a las grandes corporaciones de
miércoles, 14 de octubre de 2009
HUEVOS DE ESTURIÓN / Morir en el VRAE / Fernando Rospigliosi
Doble error de los incompetentes militares que están a cargo de las operaciones.
El primero, seguir utilizando minas antipersonales a pesar que el Perú ha suscrito el Tratado de Ottawa –vigente desde 1999- que prohíbe su uso. El artículo 1 de la Convención de Ottawa señala claramente que los Estados miembros se comprometen a no emplear nunca, bajo ninguna circunstancia, minas antipersonales.
Desde principios de la década, el gobierno peruano realizó, con cooperación internacional, el desminado de las fronteras con Chile y Ecuador. Y también de las torres de alta tensión, minadas durante la época del terrorismo.
Ahora el ministro de defensa Rafael Rey, ha reconocido sin empacho que fueron los propios militares los que minaron la base del Ejército en Viscatán, violando flagrantemente un tratado internacional suscrito por el Estado peruano. (“Mina que mató a militar pertenecía al Ejército. La versión del ministro Rafael Rey”, El Comercio, 14.10.09).
El segundo error es poner la mina y no acordarse donde está. Eso es el colmo de la incompetencia. Cuando se usan esas minas, se tiene un plano de la ubicación, para evitar que las tropas propias se vean afectadas.
En este caso, no solo han violado la ley, sino le han hecho un favor a los terroristas de Sendero Luminoso. Resulta que las armas del Ejército no abaten terroristas sino soldados.
¿Alguno de los responsables pagará por su error? Probablemente no.
De una forma u otra, las bases ubicadas en Viscatán hace más de un año, constituyen una sangría imparable de víctimas y recursos para las Fuerzas Armadas. Son blancos fijos para los terroristas y abastecerlas es una pesadilla. No sirven para nada, porque los terroristas se siguen moviendo a su antojo por toda la región.
Pero los ineptos militares que comandan las Fuerzas Armadas se niegan a reconocer su error y cambiar de estrategia. Por supuesto, en el gobierno no tienen ningún plan antisubversivo ni les importa el problema, salvo cuando ocupa las primeras planas. Dejan todo en manos de los militares.
viernes, 9 de octubre de 2009
CONTRA EL ARMAMENTISMO/ Carlos Basombrío Iglesias
En un contexto regional muy difícil (con vecinos tan agresivos por razones ideológicas como Evo Morales y Hugo Chávez), se ha logrado un cierto balance, manteniendo buenas relaciones con Brasil, Colombia y Ecuador.
El tema más sensible -y a mi juicio mejor manejado- es el de la relación con Chile.
Llevar nuestro diferendo marítimo a La Haya y demandarles separar asuntos para mantener una relación constructiva en otros ámbitos, mientras esto se resuelve pacíficamente, ha sido una decisión sabia. Le da un contenido jurídico impecable a nuestro planteamiento, al someternos a un tribunal internacional. Obliga a Chile a discutir, en ese escenario, un asunto del que soberbiamente se negaba a hablar por declararlo inexistente y zanjado. Le da un plazo fijo de solución al último problema fronterizo pendiente.
Chile ha sido colocado a la defensiva y obligado a responder ante un Tribunal en el que, aunque lo niegue de la boca para fuera, sabe que le puede ir mal. (Basta que en La Haya la línea de frontera se nueva algo en dirección favorable al Perú, para que con justicia reclamemos victoria).
También, de carambola, al haber construido un consenso interno total sobre la demanda de La Haya, esto tiene su impacto local, quitándole argumentos a la agresividad belicista de nuestros “halcones” y piso a los que medran políticamente exacerbando el “nacionalismo”.
A esta estrategia político diplomática se suma otra más reciente: la de denunciar el armamentismo en la región y proponer un pacto de no agresión. El hecho que Chile haya rechazado ambas iniciativas no ayuda a su imagen y prestigio internacional, ya que no es precisamente bien visto, ni materia de la que sentirse orgulloso, el oponerse a iniciativas que eviten que los conflictos escalen o avalar que se gaste en exceso en armas.
De hecho Chile gasta en armas montos inmensos, inmorales e inalcanzables para el Perú. Tratar de competir con ellos es absurdo económicamente hablando y sólo intentarlo podría en serio riesgo las posibilidades de enfrentar los enormes problemas de pobreza y exclusión social que nos laceran. Hizo muy bien Allan Wagner en focalizar nuestras inversiones en Defensa para los cinco años en un Núcleo Básico Eficaz, pensado para disuadir a los vecinos de un eventual ataque directo a nuestro país. Gastar racionalmente en Defensa debiera permitir, además, focalizar nuestra inversión en seguridad en aquello que es nuestra amenaza central: el narcotráfico, aliado con el senderismo en el VRAE y el Huallaga.
Pero hay una inmensa presión militar (a través de varios tabloides de extrema derecha) por crear un clima en el que los ciudadanos nos sintamos desprotegidos ante un “inminente” ataque chileno. Reclaman que se tiene olvidadas a las Fuerzas Armadas, pese a que el presupuesto de Defensa es el segundo más grande del país - es casi lo mismo que lo que se gasta en Educación- y ha subido constantemente, pasando de 3,691 millones de soles en el 2000 (con Fujimori) a 4,842 este año.
Pero se reclama más. Es que las compras de armas son un gran negocio para los vendedores y, por razones harto conocidas, también para los operadores de las compras. Así, hay muy sólidos motivos que llevan a determinados medios a presionar por las compras, llenándonos de titulares alarmistas. Les importa un comino si esto se hace a costa de otras necesidades acuciantes del país.
Por ahora la política exterior está demostrando ser nuestra mejor política de defensa.
martes, 6 de octubre de 2009
LLANTA DE PRENSA/ Augusto Álvarez Rodrich, Mirko Lauer, Fernando Rospigliosi
I.- QUE BUEN LOTE, INGENIERO
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II.- AVES DEL MISMO PLUMAJE
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III.- CONGRESO PUFFI
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(CAJÓN DE/SASTRE) / SEMENYA: LA DIFERENCIA (SEXUAL) Y DEPORTE / Liuba Kogan
Sucede que el sistema deportivo parece condensar en sus procedimientos clasificatorios, una visión binaria y lineal –bastante conservadora- de la realidad. Y su eficacia es enorme. El sistema deportivo naturaliza las diferencias a tal punto que nos parece evidente que los hombres no compitan contra mujeres y que sólo puedan competir entre sí hombres o mujeres que responden a la norma corporal binaria. Claro que hay todo un tema biológico con el asunto de las hormonas, el porcentaje de grasa corporal y demás etcéteras que de algún modo –pero no exclusivamente- están relacionados con la performance física. Es cierto, es un tema debatible, pero ciertamente, naturalizado. Ya lo decía Bourdieu, los genitales no brindan soporte a la clasificación binaria del mundo, sino todo lo contrario: la cultura binaria naturaliza la diferencia tomando como dato las diferencias –aparentemente binarias- de los genitales externos. Por eso, la cultura moderna se olvidó de la realidad: existen personas intersexuales, quienes hoy incluso, luchan por el derecho a portar la ambigüedad sexual con el fin de evitar un sinnúmero de operaciones quirúrgicas que terminan instalando franjas de insensibilidad corporal y problemas funcionales en los órganos urinarios.
En este contexto es interesante observar que Sudáfrica no solo ha luchado por mantener la presea de oro, sino que además ha brindado soporte y afecto público a su medallista. De algún modo -más allá del orgullo nacional que implica ganar una carrera de esa envergadura-, es de anotar que la opinión pública sudafricana no permitió que se convierta a Caster Semenya en un monstruo. Más allá de si los entrenadores o funcionarios sudafricanos sabían que la atleta tenía niveles de testosterona significativamente altos o que era intersexual, se abren preguntas medulares que tienen que ver con la privacidad de esa información y con el derecho a la diferencia, que los sistemas sociales a duras penas reconocen.
Uno de cada dos mil habitantes del mundo es intersexual. Esto es, presenta alguna combinación no usual entre su sexo genético y sus genitales internos o externos. Antes que un “error de la naturaleza” hoy muchos activistas prefieren llamarla “una forma distinta” de organización del sistema biológico. Para ellos, el sistema binario hombre- mujer, excluye y convierte en monstruosidad una condición que podríamos tildar de normal, si la miramos desde una lógica difusa (de la complejidad).
Este debate planteado por Semenya evidencia que el sistema deportivo representa un entramado complejo de clasificaciones que termina excluyendo la complejidad. ¿Es injusto que compita una mujer como Semenya con otras mujeres que encarnan la norma heterosexual? ¿Debe correr contra varones? Finalmente, arrojo una pregunta como quien lanza una jabalina: ¿debe mantenerse la separación entre hombres y mujeres en el deporte y excluir a quienes no encajan en el sistema?