viernes, 3 de julio de 2009

ALAN: PERDIDO EN LA ERA DE BUSH (HIJO) / Carlos Iván Degregori


El complot

Da vergüenza ajena leer al caudillo de un partido que padeció durante décadas el infame artículo 53 de la Constitución de 1933, dando valor oficial a la teoría del complot extranjero para explicar nuestros actuales problemas sociales. Para quienes no lo recuerden, el art.53 proscribía las actividades del APRA y del PCP por ser “partidos internacionales”.

Ya totalmente del otro lado del mostrador, en un artículo publicado el 29 de junio en el diario Expreso(1), el presidente afirma que nuestros conflictos son fundamentalmente “parte de un conflicto continental”, de una “nueva guerra fría”, azuzada por los extremistas y “los sobrevivientes de la izquierda de los 70”.

Por supuesto que en plena globalización no somos una isla, ni estamos blindados en ningún campo, como el presidente alucinó al inicio de la crisis económica mundial. Pero privilegiar el complot como explicación de los actuales conflictos nos revela a un hombre de ideas agotadas, que ya perdió contacto con su tiempo, que no quiere saber que –para hablar por ejemplo de la selva - hoy los pueblos amazónicos están casi tan globalizados y despiertan más solidaridad en el mundo que la exhausta Internacional Socialista(2) a la que pertenece su partido, sin ser por ello marionetas manejadas desde el exterior.

Es revelador, además, que en su artículo el APRA se diluya hasta casi desaparecer, confundida con “el sistema”; in-mo-la-da en su nombre. Cierto que el artículo lo escribe García como presidente, pero la única mención al “partido del pueblo” es para afirmar que “defiende el modelo con resultados concretos y materiales para el país”. Convertida en soldadito de plomo del “sistema”, la tarea del APRA sería reclutar a ese ejército al fujimorismo, Unidad Nacional y cualquier otra esquirla –Rey, Lay, UPP- que pudiera sumarse al gran Armagedón contra el “antisistema”, término repetido obsesivamente en el artículo: cuatro veces en página y media.

Para que este discurso fluya, es necesario modificar el contenido semántico de la palabra “antisistema”, antes siempre asociada a quienes estaban en contra del orden democrático. Ahora lo son quienes están en contra de la política económica. De esta forma es posible considerar al fujimorismo, sin pudor y casi con un dejo de súplica, como parte de esa alianza,.

Afirma el presidente que los enemigos no son solo viejos, sino pocos: “mil aquí, dos mil allá…un máximo de 50 mil personas”, pero la clave es que “actúan en los mismos lugares en los que antes (2006) ganó el antisistema”. En realidad, el artículo puede leerse como un grito de ayuda dirigido a las fuerzas políticas y sociales del sistema (económico) para que ayuden a seducir a esos votantes, que el gobierno pareciera declararse incapaz de convencer: que “quiebren el monopolio del grito” y usen el teléfono, la red, los blogs, las radios, porque la prensa tradicional ya la considera mayoritariamente perdida, dedicada a “retroalimentar el terrorismo y el desorden como ocurrió en los 80”. Teniendo en cuenta el importante sector de prensa cercana al régimen o al menos a gusto con el “modelo”, y para un presidente que apela desde su primera frase a la fe, esta es una muestra de “derrotismo” inesperado (3).

Trazando líneas (y definiendo ejes).

La división sistema / antisistema es el eje central de una política de polarización buscada explícitamente desde el Ejecutivo, el Congreso y ciertos medios.Así, de un tiempo a esta parte ha renacido con fuerza la idea de “trazar líneas” entre “dos modelos enfrentados… el que hemos elegido los peruanos y el de Chávez, Morales” (Simon 27.6.09). La dicotomía es engañosa porque olvida dolosamente a países y personajes tan importantes como Lula, Bachelet, Tabaré Vásquez (4), ninguno tan genuflexo como el peruano ante la inversión transnacional, pero hasta hace poco definidos como una izquierda inteligente. De esa división en el continente se deriva otra interna, entre “los peruanos de buena voluntad y los que no lo son” (Pablo Bustamante, La Hora N, 26.6.09).

La línea se traza incluso entre los dirigentes sociales y sus bases. Porque “los peruanos somos un pueblo divino” (Bustamante). Pero, según Simon (27.6.09), algunos dirigentes “se vuelven más extranjeros que peruanos”. Por eso el premier se jactaba en el Congreso de haber hablado “con los nativos verdaderos; no con los dirigentes, (sino) directamente con los apus.”

Para una persona que afirma respetar la institucionalidad, esta es una declaración lamentable y bastante paternalista, que encaja bien con la teoría del complot. Porque implícitamente ella nos dice que los “nativos”, en el sentido amplio de la palabra, no tienen agencia, no son capaces de tomar grandes decisiones ni dirigir procesos complejos, ni hacer política. Es del mismo orden de cosas que las viejas afirmaciones, según las cuales tuvieron que ser extraterrestres los que trazaron las líneas de Nasca o construyeron Machu Picchu; o que si hubo civilizaciones en los Andes antes de la llegada de los europeos fue porque en algún tiempo muy lejano desembarcaron en nuestras costas hombres blancos, wiracochas barbudos de los cuales hablan algunas leyendas. Desprecio disfrazado de amor por “las bases” ingenuas, manipulables, pero sobre todo incapaces.

Tanto el saltarse a los dirigentes para hablar con bases supuestamente puras, “buenos salvajes”, como el trazar líneas entre buenos y malos peruanos son estrategias antiquísimas. La primera la repatentó Fujimori en la década pasada. La segunda se confunde con el descubrimiento mismo del Perú, cuando Pizarro trazó su famosa línea en la Isla de Gallo. Aunque ese era otro tipo de divisoria. Volvamos mejor al APRA, que sufrió y practicó esa concepción polarizante de la política.

Durante décadas ellos fueron “la antipatria”. Durante décadas, en El Comercio no se podía escribir la palabra APRA. Solo se mencionaba a “la secta”. Hoy se les diría el “antisistema”.
Por su parte, el famoso lema del PAP, Solo el APRA salvará al Perú (SEASAP) era la respuesta desde la otra orilla. Y la historia se prolongó con la izquierda, que gustaba trazar tajantes líneas divisorias dentro de sus propias filas, hasta llegar a Sendero Luminoso, también aquí delirante, pues llevaba esa división hasta dentro del individuo mismo: “Dos banderas [luchan] en el alma, una negra y otra roja. Somos izquierda, hagamos holocausto con la bandera negra”.(5)

Chavistas vs. el último bushista.

Volviendo al plano continental, acusar a Hugo Chávez y a Evo Morales como inspiradores del supuesto complot es menú diario de autoridades del gobierno, dirigentes apristas y voceros del “sistema”. Althaus los ha llegado a llamar parte de un “proyecto hegemónico imperialista (6)”, aunque no sea necesario ser analista internacional para darse cuenta que sin Brasil, México, incluso Chile, es imposible hablar de proyecto hegemónico, menos aún imperialista en América Latina.

Que ambos presidentes viven de la polarización es incuestionable. Pero que García y el APRA han caído hace tiempo en el mismo juego también lo es. Incluso, el premier Yehude Simon reconocía en La Hora N (27.6.09), con la ingenuidad que parece caracterizarlo, que en esta batalla contra el eje del mal, estábamos “algo aislados” en América Latina, porque ni Chile ni Colombia, que deberían ser nuestros aliados naturales se alineaban plenamente con nosotros. Chile por su interés en ganar a Bolivia a sus posiciones sobre el problema marítimo, Colombia por el inmenso comercio que tiene con Venezuela.

Pero con su teoría del complot, su referencia a que “en el año 2006 dos modelos políticos y económicos pugnaban por el poder”, y su teoría de la “nueva guerra fría”, el presidente se parece al clásico japonés perdido en una isla, que no se enteró que la guerra había terminado; al neocon que no puede creer que la era Bush y sus ejes del mal haya acabado justo cuando él abrazaba con unción ese credo.

Cayendo en Honduras.

Un día después de publicar su artículo, al señor presidente debe haberle sabido a chicharrón de cebo que su canciller tenga que “condenar enérgicamente” el golpe de estado contra Manuel Zelaya presidente de Honduras alineado con Chávez, Morales y Ortega. Pero también se han pronunciado a favor de Zelaya la ONU; la OEA, la Unión Europea y los Estados Unidos. Como para enseñarle que la realidad internacional es mucho más compleja y no está para ponerse a jugar al complot ni para “trazar líneas” mucho más porosas de lo que él quisiera.

Más aún, la torpeza del golpe de Estado en Honduras está convirtiendo a un presidente bastante anodino en protagonista continental. Moraleja: la arrogancia y la desesperación pueden resultar contraproducentes y acabar fortaleciendo con frecuencia a los que llaman “antisistema”.(7)

Ante esta situación, García puede aprender de Obama y tratar de desarrollar una política pragmática, bajando el tono ideológico, dejando de imaginar ejes del mal y de poner en primer plano a “los comunistas”, que es casi como hablarnos de Atahualpa el ecuatoriano contra Huáscar el peruano, cuando ambos países ni siquiera existían. Difícil que aprenda si se lee el artículo del 29 de junio y si cae en el delirium tremens de creer que, como en 1824, Perú sigue siendo epicentro geopolìtico donde la suerte del continente se decide.

La otra posibilidad es que la lección hondureña sea aprendida al revés y se decida a aplastar al “antisistema” antes del 2011. Ya AGP se ha ufanado de que si bien no puede decidir quién será el próximo presidente, si puede impedir que alguien lo sea. Tal como va evolucionando la situación, tendrá que hacerlo a la mala. Al desafuero de siete congresistas del PNP pueden seguirle otros, trayendo nuevamente a la mente 1933, el año de la barbarie y del desafuero de toda la célula parlamentaria aprista. Dado el desprestigio y la actual irrelevancia del Congreso, eso hoy seguramente no será necesario. Pero sí multiplicar juicios, detenciones o exilios de dirigentes “malos” (que hacen fracasar las mesas de diálogo), para luego –si fuera necesario- terminar votando sin taparse la nariz por Keiko Fujimori.


NOTAS
1.- Alan García Pérez, “A la fe de la inmensa mayoría”, Expreso, 28.6.09., pp.2-3.
2.- Véanse sus devastadores resultados en las recientes elecciones europeas de junio.
3.- A menos que sea parte de una maniobra política muy compleja o de un rechazo del decano de la prensa nacional, el propio hecho de dejar de escribir en El Comercio, donde apareció la serie de artículos sobre “El perro del hortelano”, para hacerlo en Expreso, puede verse también como derrotismo.
4.- A los que ahora se suma Mauricio Funes, recién elegido presidente de El Salvador, candidato del antiguo movimiento guerrillero FMLN, quien dice tener a Obama y Lula como sus principales inspiradores.
5.- Abimael Guzmán, “Las dos banderas”.
6.- La Hora N, 29.6.09.
7.- Arrogancia que en el caso peruano se expresa de manera inédita en los artículos presidenciales conocidos como “El perro del hortelano” y en la mecida a los pueblos amazónicos en el Congreso, que duró muchos meses. Desesperación que se expresa en nuestro caso en la teoría del complot y la estrategia de aplastar al “antisistema”.
8.- Dice el presidente en Expreso: “Recordemos que el Perú es un centro vital para los hechos continentales. Fue necesaria la conquista del Perú para dominar Sudamérica, lo fue Ayacucho y ahora es necesario para el modelo regresivo y dictatorial que quiere dominar al Perú.”
(Originalmente paraversion electronica de ideele/ se le agregan notas y pequeños cambios en estilo, CID)

3 comentarios:

Edgardo Alarcon Leon dijo...

¡Ya lo dijimos! y ¡ya lo oímos! Una más al estilo Alan. En general, otra pataleta grotesca que distorsiona nuestra realidad y la capacidad racional de cambio y progreso.

Tiki dijo...

Creo que usted está subestimando al Presidente. El está haciendo uso de técnicas de propaganda. Y una de esas técnicas consiste en crear enemigos ante los cuales tengamos que defendernos. El objetivo es atemorizarnos, intimidarnos, crear la ilusión de que los intereses de las corporaciones transnacionales y los del simple ciudadano, no sólo son los mismos, sino que además se hallan amenazados por fuerzas retrógradas y antidemocráticas. Parece que las manifestaciones de solidaridad de la clase media hacia los nativos de Bagua han impresionado al Presidente. Si pierde las ciudades, pierde todo; por tanto, tiene que arrearnos de vuelta al corral (a punta de patriotismo).
El Presidente es el primero en no creer lo que él mismo escribe. ¿Acaso no nos engañó en el 2006?

Luis Enrique Alvizuri dijo...

Señor Degregori:

1. Interesante análisis y muy acertado por supuesto. Pero habría que agregar que no todos los actores se reducen a Alan García y a Yehude. Para ser sinceros, no podemos olvidar a quienes, desde atrás, lo presionan para actúe como lo hace. Nos referimos al capitalismo local.

2. Recordemos que el APRA se "encontró" con la presidencia sin haberla buscado simplemente por la presencia del señor Humala, calificado de "demonio chavista y antisistema", ante lo cual los sectores conservadores de la sociedad se asustaron y prefirieron al "mal menor" que era Alan.

3. Creo que por ahí, por el nacimiento, es por donde empieza la explicación de este gobierno. Se trata, querámoslo o no, de una circunstancia que tiene que ver con los fenómenos internacionales. García, astuto político, no ignora todo esto, por eso se tiene que manejar de la manera más pragmática posible, dejando de lado los "principios" en pro de los fines.

4. El APRA, por mucho que parezca, no es ni será un partido de derecha ni el señor García lo es solamente porque diga esos discursos. Él no es una Lourdes Flores que no puede escapar de la camisa de fuerza de ser de derecha. El APRA es siempre un centro que se arrima al lado más conveniente. No hay que olvidar que esa fue la principal lección que le dejó Haya a su favorito: el partido es el fiel de la balanza en la política peruana.

4. O sea, el APRA sabe que juega a ello, a ser quien finalmente incline las cosas entre un extremo y otro. Por eso nunca serán de izquierda ni de derecha: siempre se inclinarán hacia cada lado, pero sin serlo. Allí está la estrategia general y eso es lo que realmente les preocupa a todos los del partido del pueblo.

5. Es por eso que se puede entender las acciones del actual gobierno que sabe que, por ahora, debe asumir un discurso de derecha porque eso es lo más conveniente para sus intereses. Ellos saben muy bien que mañana saldrán con un discurso de izquierda y antisistema, pero este no es el momento. Son los vaivenes de la política del Perú que ellos dominan mejor que nadie: siempre hay que decir lo que te conviene en el momento preciso. Allí está la clave del éxito, no en defender principismos que son muy bonitos pero no conducen a lo único que todo político busca en su existencia: al poder.

6. Hoy Alan puede parecer hijo de Bush, pero no cabe duda que mañana será el luchador social feroz que "dará la vida" por el pueblo en contra de los "intereses de los ricos". Este factor pragmático del movimiento de Víctor Raúl creo que no debe ser olvidado nunca.

Muchas gracias.