sábado, 18 de julio de 2009

EL BINOMIO FANTÁSTICO/ Gustavo Carrión Zavala


Hace algunos meses me asaltó la curiosidad por saber en qué momento los escritores, especialmente los de cuentos y novelas, se encuentran con la ficción que hace tan amena la lectura. Buscando entre las técnicas recomendadas, me di con una que me llamó poderosamente la atención, la denominaban , el Binomio Fantástico, y consiste en imaginarse dos seres o situaciones totalmente asimétricas, distintas, lejanas, y tratar de buscar una imposible relación entre ellas. El día de ayer, Viernes 17 de Julio, comprobé que no había sido el único en la búsqueda del inicio del romance entre el escritor y la ficción, también Alberto Kenya encontró la técnica del binomio fantástico y avanzó aún más, lo ensayó y nos brindó una alucinante historia de relaciones imposibles.


Los distantes personajes del binomio, desde el relato de Alberto Kenya, era por un lado, un ingenuo “chinito”, paladín de la justicia social y dispuesto a inimaginables sacrificios con fines de llevar a su país a un estado de bienestar. El otro fantástico, era un perverso asesor, que lo engañó en todos los idiomas y no contento con engañarlo, quería despojarlo del poder, para que no pudiese lograr su fin de bienestar para con su pueblo. Como las intrigas del perverso iban creciendo, no se le ocurrió al pobre chinito, otra estratagema que la de comprar la voluntad del perverso con la módica suma de quince millones de dólares, sustraídos del bienestar de su pueblo, entregados bajo la condición que el endriago se fuera del país.


Según la ficción, el chinito calculó que el comprado malvado intentaría regresar y que en ese momento recuperaría el dinero entregado. Y efectivamente, el malvado retornó, el chinito inició una frenética e histriónica búsqueda con fines aparentes de encontrarlo y recuperar los quince millones, para dejar constancia de su buena fe, se hizo acompañar de todo un ejército de periodistas, policías y colaboradores más cercanos. No encontró al perverso, pero una noche, cuándo periodistas y policías dormían, el chinito se dirigió a la sede desde la cual había operado el malvado asesor, y, ¡oh sorpresa¡, ingresó solo a un ambiente y encontró una maleta con exactamente quince millones de dólares, no dieciséis ni diecisiete, ni catorce, exactamente quince. Pero no los mismos quince que había entregado para que el malvado desaparezca, eran otros quince, de otras denominaciones y diferente numeración, pero al fin quince. De dónde salieron, fueron parte del saqueo del erario público que había practicado permanentemente el asesor sin que el chinito se diese cuenta o parte de la fortuna personal de un modesto abogado y expulsado oficial del ejército. Pero el chinito devolvió esos quince por los otros anteriores y salvó al país de la catástrofe. La relación fantástica terminó aparentemente, cuándo el chinito fugó al Japón y el malvado asesor a Venezuela. Digo aparente, porque en el segundo título de la saga, volverán a compartir experiencias, cada uno desde distintas celdas.


Finalmente, tenemos que sentirnos gratificados, que el entonces matemático dado a político, sentenciado por crímenes cometidos y procesado por apropiarse de dinero público, haya encontrado un nuevo destino: Generador de Ficciones, y quién nos dice, que el próximo año tengamos un premio de literatura para Alberto Kenya.

6 comentarios:

Rodrigo Núñez Carvallo dijo...

Me gustó tu teoría del binomio fantástico

Fernando Montalván, Editor dijo...

Y todavía hay idiotas descerebrados que se la creen. No así los que arrimados al dinero, como aquel que hasta le puso su nombre a una galería pictórica, u otro de fachada impresentable como su alma, y aquel parricida de un notable neurólogo, la sabandija ojerosa solo llegó después al tintineo del dinero.
¡A la reja!

Rosaura Rubio dijo...

No es que semanos idiotas; es que todavia la humanidad a pesar de tanta maldad creemos es la lealtad y la honradez, es por eso que cuando leemos un libro o vemos una pelicula que el malo triunfa o nos dejan el final a medias o a nuestra imaginacion tampoco nos gusta mucho.

chato miguel alvarez dijo...

Lo mas triste es que la historia sigue y es ma lamentable aun, no apunta a un final feliz para los lectores Binomio fantastico de terror. gracias por mantener fresca la historia .

Carlos A. Cubas Mejía dijo...

Estupenda analogía Gustavo. El siguiente título de la Saga Fujimori la escribirá Keiko Sofía. El cinismo,la mitomnía, lo ladino también se heredan

Marco Antonio Jiménez B. dijo...

Gustavo:

Interesante articulo.. para nosotros los peruanos que sufrimos de amnesia, sobre todo en el campo politico... esperamos con expectativa los siguientes episodios que prometen ser también muy interesantes... el que cada dia me parece más patético es Nakasaki...