viernes, 15 de noviembre de 2013

FILANTROPÍA INNOVADORA / Alfredo Stecher


Si bien a muchísimas personas les parece un proceso exasperantemente lento, nuestras sociedades, en términos generacionales, están cambiando a un ritmo acelerado, no solo en el aspecto tecnológico, sino también en el de su orientación valórica. Y lo hacen, a pesar de muchos aspectos negativos, principalmente en un sentido positivo, favorecido por la denostada globalización y los avances tecnológicos que algunas personas menosprecian.
Muchos procesos positivos engloban a personas de todos los estratos sociales, producto de largas luchas y de cambios en la cultura general, como es el caso del rol de la mujer, de lo ambiental, de los derechos sociales y de la reducción de la pobreza y de la violencia. Falta muchísimo para que superen los males que enfrentan y debemos acelerarlos, pero son reales y profundos.
Como ya he señalado en un artículo anterior, también hay cambios notables en el carácter y la amplitud de la filantropía de parte de personas de mayores recursos. Sigue habiendo la filantropía más bien caritativa de personas adineradas, y una filantropía de siempre, insuficientemente valorada, de capas sociales de menores recursos, expresada en solidaridad y empatía hacia su entorno. Y claro que hay también entre los pobres mucha gente más egoísta y malvada.
Con relación a los cambios sociales y su aceleración es particularmente la filantropía con nuevos enfoques que se está haciendo más significativa y más frecuente. Menciono ejemplos de ésta, que contribuyen a la mejora de nuestra vida y sociedad, en tanto los encuentro abordados en la prensa.
Hay personas, y son cada vez más, las que no solo denuncian y protestan, sino que se preguntan ¿qué puedo hacer yo para cambiar las cosas? y se y nos responden con actitudes y acciones. Con ello refuerzan la idea correcta e importante de que el servicio público no es una prerrogativa del Estado.
Uno de los mecanismos que facilita la filantropía a mayor escala es el crowdsourcing, el apoyo, con base en una convocatoria abierta, de gran número de personas voluntarias para aportar recursos.
Tomo de una entrevista de la revista Sábado, de El Mercurio, en ocasión del reciente primer Festival Internacional de Innovación Social, en Santiago de Chile, declaraciones de un emprendedor social chileno, Julián Ugarte, de 33 años.
Comenzó a estudiar arquitectura, se graduó con excelencia en diseño técnico en el instituto DUOC de la Universidad de Chile. Hizo su tesis sobre equipamiento para viviendas sociales progresivas para Techo para Chile, parte de la ONG latinoamericana TECHO, iniciada en Chile en 1997, que busca superar la situación de pobreza con injusticia en que viven miles de personas en asentamientos precarios, a través de la acción conjunta de sus pobladores y jóvenes voluntarios, e incidiendo en políticas. Allí, después de juntar fondos, comenzó en 2007 el Centro de Innovación, de soluciones tecnológicas para mejorar la vida a personas pobres.
En 2010 tuvo una beca para participar durante tres meses en Singularity, la universidad de la NASA en Silicon Valley, California, que busca inspirar a jóvenes líderes a buscar soluciones a nuevos desafíos -uno de ellos un director de Google. Sus compañeros lo eligieron como el mejor alumno, el más proactivo. Constató con satisfacción que hay otras personas igualmente interesadas en cambiar el mundo.
Participó en la creación de Socialab, una plataforma de innovación abierta, para Latinoamérica, apoyada por 250 mil personas y empresas, que realiza concursos para proyectos innovadores. De unas 20 mil propuestas escogen 100 para financiarlos y apoyarlos, y algunos tienen resultados que considera maravillosos, como el purificador de agua de bajo costo o la plataforma Cumplo, en la que personas se prestan dinero entre ellas a tasas de interés reducidas.
Sostiene que cualquiera puede aportar a mejorar el mundo, incluso con solo dejar de ser egoísta. No le interesa el bienestar material, solo ser feliz y que su familia sea feliz al contribuir a cambiar el mundo, lo que considera su obligación porque se siente capaz de hacerlo. Su compromiso y su dedicación lo han llevado incluso a dictar charlas en Harvard y ante Ban Ki-moon, en la ONU.
Una vertiente importante de la filantropía es el aprovechamiento de las nuevas tecnologías de computación de parte de personas que, por lo que saben hacer, podrían ser millonarias. Se basa en crowdsourcing no solo para lograr financiamiento sino también para generar servicios, ideas o contenidos.
Un caso emblemático es Linux, paradigma del software libre y de colaboración creado por el sueco Linus Torvalds, sistema operativo que ha logrado afirmarse, con presencia significativa y tendencia creciente, en el mercado computacional, a pesar del aplastante predominio de Apple y Microsoft. Antes lo fueron los sucesivos inventos de protocolos que han permitido que Internet sea una red mundial de acceso abierto y gratuito.
De amplísimo impacto es la tecnología wiki (rápido, en hawaiano), inventada por Ward Cunningham, bajo la filosofía de la cooperación, y de Wikia, empresa fundada por Jimmy Wales y Angela Beesley, que proporciona un servicio de alojamiento gratuito de páginas web basadas en esa tecnología. Ésta es matriz de las varias enciclopedias de acceso gratuito, como Wikipedia, elaboradas con aportes de miles de voluntarios en todo el mundo y en muchos idiomas, con un estándar de calidad relativamente alto, que a todas nos ahorra mucho tiempo en la búsqueda de información –una verdadera revolución cultural.
En el mismo sistema, aunque sin permitir cambios por los usuarios, se basa el Wikileaks, entidad sin fines de lucro, que acoge filtraciones de documentos secretos que desvelen comportamientos no éticos ni ortodoxos por parte de los gobiernos, con énfasis especial en los países que considera tienen regímenes totalitarios, pero también en asuntos relacionados con religiones y empresas de todo el mundo. Junto con el aspecto positivo de aumento de transparencia y de mecanismos de denuncia tiene el de la criticable pérdida de privacidad y niveles necesarios de confidencialidad, que tienen que ser equilibrados. En el caso de su director, el muy controvertido activista de internet, australiano, Julian Assange, la filantropía se ve manchada por acusaciones de no transparencia de las cuentas de su institución sin fines de lucro y de autoritarismo, además de las de violación formalizadas en Suecia que motivan su asilo en la Embajada de Ecuador en Inglaterra.
Más recientemente tenemos a Avaaz, la plataforma para campañas de denuncias que ya agrupa a 30 millones de personas en el mundo y cuenta con importantes éxitos en la presión sobre autoridades para impedir o sancionar atropellos.
Otra vertiente es la de plataformas como Planet Hunters, de la Universidad de Yale, en Connecticut, en la que cualquier usuario registrado puede buscar planetas en la señal de la misión espacial Kepler de la NASA; y Fold.it, un juego virtual de la Universidad de Washington, en el que los participantes ayudan a científicos a describir las estructuras tridimensionales de las proteínas. No solo significan aportes directos a la ciencia sino también la propagación de actitudes y metodologías científicas.
Seguiré comentando el importante rol de la filantropía innovadora, como fuente de inspiración y orientación y como alimento de nuestra fe en que el mundo puede seguir cambiando para mejor, con nuestro compromiso y aporte.

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