jueves, 8 de enero de 2009

PROPOSICIONES/ ¿No era acaso previsible?/ Carlos Basombrío Iglesias

La Comisión Investigadora del Congreso sobre los petroaudios ha decidido por mayoría limpiar de toda responsabilidad a todos los ex ministros apristas involucrados en el escándalo. Lo más probable es que la decisión sea ratificada en el Pleno. Una vez más los apristas han demostrado que son unos artistas para estas cosas. Su maquinaria de control estatal ha funcionado perfectamente.

Luego de los primeros días en que la contundencia de las denuncias los dejó groguis vino la reacción.


Primero fue el nombramiento de Yehude Simon para cambiar la agenda de las discusiones y dar la imagen de que un moralizador iba a estar cargo del gobierno. Entre tanto, las cosas se movían con paciencia y eficacia. Vino así la feroz campaña contra los medios que revelaron el escándalo. Los denunciantes fueron vilipendiados y denunciados. Ubicar y sancionar a los chuponeadores –cuya espectacular captura abre ahora una Caja de Pandora interesantísima- se convirtió en lo único que importaba. El fondo del problema, a saber, un conjunto de evidencias que daban cuenta de un esquema de corrupción en diversos sectores del gobierno y que manchaban las más altas esferas del poder fue poco a poco desdibujándose.


Con el pasar de las semanas fue evidente que la presión había dado sus frutos. Ningún medio se atrevió a publicar los nuevos documentos incriminatorias que aparecieron. Los comprometedores documentos se difundieron sólo en los blogs Utero de Marita y Desde el Tercer Piso, pero no tuvieron virtualmente ningún eco en la “escena pública oficial”.


Paralelamente trabajaron en el frente de la Comisión Investigadora. Como se ha dicho tantas veces, encargar una investigación de corrupción al congresista fujimorista Carlos Raffo era como poner al gato de despensero. La estrategia de Raffo queda ahora claramente en evidencia: subir el tono durante el proceso de investigación para que el cambio de voto, al final, tenga un “valor” mucho más alto. ¿Qué le han ofrecido los apristas a Raffo a cambio de salvarles la vida a tan prominentes figuras del partido?


Mi pronóstico: el siguiente paso de la operación limpieza va a ser a nivel judicial. Allí el control de los apristas en alianza con los fujimoristas es cada vez mayor y llega ahora hasta las más altas instancias. (El informe de El Comercio sobre el entorno del nuevo presidente del Poder Judicial es extremadamente revelador). Me inclino a pensar que exculparán también a todos los ministros. No debiera extrañar tampoco que Rómulo León salga de San Jorge antes que termine el verano, enfrente el proceso en semilibertad y reciba una sanción simbólica. Como escribí hace unas semanas, en su caso el proceso para convertirlo de rata en hamster está bastante avanzado.

La principal lección: Ya que no en la gestión eficiente de los recursos públicos, para estas otras cosas el APRA si sabe muy bien lo que hace. Les sobra oficio político. Están logrando que nuevamente el crimen de Estado en el Perú sea lo más parecido al crimen perfecto.


El papelón: Yehude Simon y su plan anticorrupción. Alan García lo deja entretenerse con planes etéreos, plagados de buenas intenciones, mientras opera discretamente para lograr sus objetivos. No es sólo este caso. Días antes limpiaron de toda culpa a la congresista fujimorista Cecilia Chacón denunciada por enriquecimiento ilícito por la Procuraduría Anticorrupción. Está, también, el nombramiento de un prominente general “gasolinero”, nada menos que como presidente del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas. En la PNP, entre tanto, la gasolina se la roban ya no por galones sino por cisternas y no pasa nada. Allí sigue Arana en Foncodes, etc. etc.

No hay nada que hacer, en el Perú de Alan García y Yehude Simon la corrupción es una especie en extinción.


1 comentario:

Luis Enrique Alvizuri dijo...

Señor Basombrío:
Creo que es necesario insistir en que el precio que le cobra el APRA a los amigos de la Confiep es el que le permitan hacer sus "negocios". Hay que recordar que se elegió a Alan para evitar a Humala, y ese trabajo no es gratis. Esto se comprueba leyendo detenidamente a los principales medios de información y las declaraciones de Cáceres Sayán. Es un trueque, un toma y daca entre los ricos y su protector, muy común en todas las dictaduras de la historia. No estamos entonces ante una democracia "normal"; estamos ante el peligro de un "chavismo" o un "evoísmo ecuatoriano", más importante que todas las corrupciones que los señores apristas puedan cometer.
Esto se lo digo porque personalmente vivo la situación: cada vez que, en mi medio, hablo de estas cosas saltan todos a decirme: "pero ¿y qué quieres? ¿Que suba Humala?
Blanco o negro, cómete el sapo.
Así están las cosas.
Muchas gracias.