lunes, 2 de febrero de 2009

HUEVOS DE ESTURIÓN / Atentado: nueva etapa / Fernando Rospigliosi


El atentado del sábado 31 contra la Fiscal de la Nación Gladis Echaíz constituye una nueva etapa en la escalada de violencia delincuencial que envuelve al Perú.

Al igual que en el caso de las interceptaciones ilegales, la única manera de saber a ciencia cierta quienes fueron los autores es atrapándolos. Todo lo demás son hipótesis. Pero vale la pena detenerse en algunas teorías.

La del robo, que han destacado algunos medios de comunicación, y que algunos atribuyen a la Policía, es muy improbable.

Por lo general, ladrones de vehículos no asaltan a uno ocupado por varias personas, en este caso dos hombres y una mujer. Usualmente atacan a una persona, para evitar resistencia y enfrentamientos.

En segundo lugar, no actúan solos. Son varios asaltantes contra una víctima, no un asaltante contra varios.

Y por último, casi nunca disparan contra el vehículo, por la sencilla razón que eso les arruina el negocio. Un carro acribillado –en este caso, seis balazos según la Policía-, es difícil de vender y fácilmente identificable en caso de caer en un retén policial.

Si no fue robo, lo más probable es que haya sido un atentado, un intento de asesinar o de amedrentar a la fiscal Echaíz.

Eso sería, por supuesto, gravísimo. No hay antecedentes de agresiones de esa naturaleza en la historia reciente. Y mostraría que la delincuencia organizada está actuando con más audacia que nunca.

Razones para atentar –o intentar amedrentar a la fiscal Echaíz- hay muchas. Ha demostrado una energía y rectitud pocas veces vista en ese cargo.

La fiscalía actuó con gran celeridad en el caso de la denuncia de los “petroaudios”, a diferencia del Poder Judicial. Y se anotó un éxito espectacular –junto con la Policía Antidrogas, Dirandro- con la identificación y captura de los chuponeadores dirigidos por el capitán de navío (r) Elías Ponce Feijoo.

La cantidad de material en manos de la fiscalía parece que ha puesto nerviosos a varios altos cargos el gobierno. Todo indica que los chuponeadores tenían mucho más que lo exhibido hasta ahora.

Echaíz representa un serio peligro para gente muy poderosa. También, por supuesto, para los chuponeadores y sus contactos en diversas esferas.

Por último, además de estos casos notorios, el Ministerio Público también tiene a su cargo acusaciones fuertes contra varias bandas de narcotraficantes.

De alguno de estos lugares pudo venir el atentado. Cualquiera de ellos es capaz de contratar sicarios para efectuar un ataque de esa naturaleza. Tampoco hay que descartar una combinación: los “aceitados” por la corrupción privada y el narcotráfico pueden estar muy cerca o ser los mismos.

La fiscal Echaíz ha dicho, con modestia, que con ella o sin ella el Ministerio Público seguiría adelante. Sabemos que no es así, que en un país como el Perú, con instituciones frágiles y endebles, el papel de las personas es fundamental. No es lo mismo tener a Gladis Echaíz que a Blanca Nélida Colán en la Fiscalía de la Nación. O a Nelly Calderón o a Adelaida Bolívar.

El atentado contra la fiscal Echaíz marca una nueva etapa en el deterioro de la seguridad en el Perú. Una de las herencias más nefastas que nos dejará el gobierno de Alan García el 2011, es un país mucho más inseguro del que recibió.

1 comentario:

Roberto Bárcena dijo...

Recuerdo lo que le dicen los mafiosos que van a buscar a Tom Hagen en la película El Padrino: Si hubiera querido matarte, consiglieri, ya estarías muerto.

Según testimonio del guardaespaldas que tan valientemente respondió el ataque, nadie los siguió hasta Jesús María. Los atacantes sólo pudieron saber del paradero de la fiscal mediante la interceptación de los teléfonos celulares.

Pienso como usted, que el atentado busca amendrentar, pero no a la fiscal Echaíz quien, como es obvio, ahora anda mejor protegida que antes.

Creo que quieren meter miedo a los fiscales, policías, empleados, et cetera que son los que hacen la lucha menuda contra la corrupción.