Ante el cúmulo de desatinos en la fugaz gestión de Remigio Hernani, en varias ocasiones me preguntaron si pensaba que debían sacarlo.
Sostuve que ese ya no era el problema en Interior; que después de que García sin el menor respeto por el país mantuvo a Alva Castro durante tantos meses y éste sólo cayó en medio del escándalo de los “petroaudios” (al que parece estaba más vinculado de lo que inicialmente se suponía), no iba a caer en el juego de decir que la solución era sacar a un ministro que acababa de llegar y que, al no ser aprista, estuvo siempre colgado de la brocha.
Expliqué entonces, y me ratifico ahora, que para mí el problema no era Hernani, sino Alan García y su profundo desdén por el tema de la seguridad, expresado en los tres desastrosos nombramientos que había hecho para el Ministerio, así como en la ausencia de una política seria de seguridad, mal suplida por planes policiales siempre cambiantes, enfrentados y contradictorios entre sí. Alan García es, así, el principal culpable del profundo deterioro de la seguridad y sus instituciones de estos años.
Obvio que Remigio Hernani nunca debió ser ministro. Pero recordemos un poquito como llegó.
Cuando Yehude Simon fue escogido como Premier se pusieron a buscar Ministro del Interior. Le propusieron el puesto a varias personas, la verdad que algunas de lujo. A uno de ellos, alguien a quien Simon le debe tanto y que habría sido garantía de seriedad en Corpac, lo choteó luego de haberle asegurado que el fajín era suyo y cuando ya armaba equipo. Lo desembarcó porque “los fujimoristas lo habían vetado”. (Desde entonces supe que Simon y la consistencia personal no eran parientes cercanos).
A otro, también de primera, le ofrecieron el cargo a 24 horas de la juramentación. Como es lógico preguntó por las políticas y la capacidad de poner en práctica cambios de a verdad: “no hay tiempo para esas discusiones, aceptas o no aceptas”. Obvio, dijo que no. No encontraban a nadie y se acercaba la hora. Pues doña Meche, nuestra flamante ministra, recordó que conocía a un general retirado, Hernani Melloni, que en su época había sido un policía hábil en solucionar secuestros y trabajaba como jefe de seguridad en la Contraloría. Lo llamaron y aceptó de inmediato, sin dudas ni murmuraciones; total había que matar al aburrimiento de la jubilación.
Los resultados están a la vista y los responsables también. El presidente principalmente, pero también el Premier.
El deterioro de Alva Castro continuó. La cosa en Interior está cada vez peor en todo sentido. El Perú está jugando con fuego con problemas que si bien aún son manejables, a la vez como hemos advertido tantas veces, pueden transformarse cualitativamente. Si nos descuidamos, el Perú puede caer en abismos profundos, como México, Guatemala, Venezuela y otros países.
Si eso ocurriese, por negligencia y frivolidad acumulada a lo largo de los años en que se pudo hacer algo para evitarlo y no se hizo, pues agárrense de sus asientos ya que la pesadilla que fue Sendero Luminoso podría terminar pareciéndonos poco en comparación. Todavía no estamos en eso, afortunadamente, pero insisto que cuando los problemas se dejan sin atender y cuando están además servidas todas las condiciones para que hagan metástasis, los resultados pueden ser los peores.
He escrito varias veces diciendo que el APRA debía asumir el desafío y poner a algunos de sus principales cuadros en Interior. No me voy a retractar ahora. Mercedes Cabanillas, sin duda, tiene todos los pergaminos partidarios. No conoce el sector, pero bueno tampoco se puede pedir tanto.
Es bueno que el país sepa, sin duda alguna, que es el APRA la que gobierna.
Ahora bien, Yehude Simon, supuestamente cabeza de un gabinete independiente y de renovación moral, ha demostrado con este nombramiento, una vez más, que le gusta estar pintado en la pared. Hay insistentes versiones que dicen que se enteró del nombramiento de Cabanillas cuando ya estaba decidido. ¿O alguien cree que el propósito de Simon ha sido el de ir rellenando de nuevo el gabinete de apristas?
¿Saldrá también Vildoso como anuncian tantos? Tampoco es que sea tan urgente. En su Ministerio se quedó el híper cuestionado Carlos Arana a cargo nada menos que del FONCODES.
¿Por cuánto tiempo más dejará Alan García a Yehude Simon creyéndose Premier, cuando en realidad ninguna decisión importante pasa por sus manos? Mi hipótesis es que Alan García lo siente totalmente útil y funcional. Por ahora…
Pero volvamos con Doña Meche. Los desafíos son inmensos y no le darán un día de tregua:
1.- Enfrentar con seriedad el deterioro de la seguridad ciudadana. La población percibe que la situación se deteriora día a día y múltiples hechos le darían la razón. La respuesta ha sido exclusivamente policial y se carece de una política de seguridad ciudadana que contemple, tanto la parte del funcionamiento de las instituciones del sistema penal, como las indispensables políticas de prevención. El Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana es una herramienta totalmente desperdiciada y en cada localidad cada jefe policial coordina (o no lo hace) con su alcalde como mejor puede.
2.- Contener el avance del narcotráfico. Los carteles -mexicanos principalmente- extienden sus tentáculos en al país. Hay zonas y rutas virtualmente liberadas. La violencia y la corrupción que trae el narcotráfico crece y se extiende a las ciudades.
3. Superar la crisis orden público. La gente le ha perdido respeto a la Policía y los termina corriendo, apedreando y hasta matando por quítame estas pajas. De otro lado una Policía desorientada, desmoralizada y desprofesionalizada no sólo fracasa en sus intentos de mantener el orden público, sino que ha caído en el expediente de matar manifestantes, cada vez con más frecuencia. Estamos ante un círculo vicioso que hay que cortar. No más muertos: ni unos, ni otros.
4. Recuperar las carreteras del país. No puede ser que parezcamos el viejo oeste, donde cualquier cosa puede pasar apenas dejas la ciudad. No puede ser que en las carreteras maten más peruanos que los que morían cuando la barbarie de Sendero Luminoso. No puede ser que los omnibuses sean asaltados, un día si y el otro también en las principales carreteras.
Para poder enfrentar esos problemas la ministra encuentra un ministerio soportado por vigas podridas hasta sus cimientos. Ya andaban bien carcomidas, pero sus predecesores actuaron como termitas.
Hay que cambiar todo ya y de a verdad.
1 Hay que enfrentar la corrupción, sin treguas ni contemplaciones y de arriba hacia abajo. La corrupción es la culpable de quitarle a la operatividad gran parte de sus recursos (gasolina, inteligencia, etc.) y es la que se roba el dinero, que no es poco, destinado al bienestar de los policías (medicinas, alimentos, etc.)
2. Hay que acabar con las divisiones internas y el fraccionalismo entre los ex cuerpos policiales. Hay que construir una mística policial unitaria y compartida.
3.- Hay que redistribuir los recursos de la seguridad. Es inadmisible que los policías en el Perú estén distribuidos de una manera tan injusta, centralista y regresiva; que quienes más tenemos, tengamos muchos más policías para nuestra seguridad, pese a que vivimos en zonas donde además hay serenos y vigilantes particulares; y que, entre tanto, la gran mayoría de los peruanos pobres, los más expuestos a la inseguridad estén virtualmente abandonados a su suerte.
Sostuve que ese ya no era el problema en Interior; que después de que García sin el menor respeto por el país mantuvo a Alva Castro durante tantos meses y éste sólo cayó en medio del escándalo de los “petroaudios” (al que parece estaba más vinculado de lo que inicialmente se suponía), no iba a caer en el juego de decir que la solución era sacar a un ministro que acababa de llegar y que, al no ser aprista, estuvo siempre colgado de la brocha.
Expliqué entonces, y me ratifico ahora, que para mí el problema no era Hernani, sino Alan García y su profundo desdén por el tema de la seguridad, expresado en los tres desastrosos nombramientos que había hecho para el Ministerio, así como en la ausencia de una política seria de seguridad, mal suplida por planes policiales siempre cambiantes, enfrentados y contradictorios entre sí. Alan García es, así, el principal culpable del profundo deterioro de la seguridad y sus instituciones de estos años.
Obvio que Remigio Hernani nunca debió ser ministro. Pero recordemos un poquito como llegó.
Cuando Yehude Simon fue escogido como Premier se pusieron a buscar Ministro del Interior. Le propusieron el puesto a varias personas, la verdad que algunas de lujo. A uno de ellos, alguien a quien Simon le debe tanto y que habría sido garantía de seriedad en Corpac, lo choteó luego de haberle asegurado que el fajín era suyo y cuando ya armaba equipo. Lo desembarcó porque “los fujimoristas lo habían vetado”. (Desde entonces supe que Simon y la consistencia personal no eran parientes cercanos).
A otro, también de primera, le ofrecieron el cargo a 24 horas de la juramentación. Como es lógico preguntó por las políticas y la capacidad de poner en práctica cambios de a verdad: “no hay tiempo para esas discusiones, aceptas o no aceptas”. Obvio, dijo que no. No encontraban a nadie y se acercaba la hora. Pues doña Meche, nuestra flamante ministra, recordó que conocía a un general retirado, Hernani Melloni, que en su época había sido un policía hábil en solucionar secuestros y trabajaba como jefe de seguridad en la Contraloría. Lo llamaron y aceptó de inmediato, sin dudas ni murmuraciones; total había que matar al aburrimiento de la jubilación.
Los resultados están a la vista y los responsables también. El presidente principalmente, pero también el Premier.
El deterioro de Alva Castro continuó. La cosa en Interior está cada vez peor en todo sentido. El Perú está jugando con fuego con problemas que si bien aún son manejables, a la vez como hemos advertido tantas veces, pueden transformarse cualitativamente. Si nos descuidamos, el Perú puede caer en abismos profundos, como México, Guatemala, Venezuela y otros países.
Si eso ocurriese, por negligencia y frivolidad acumulada a lo largo de los años en que se pudo hacer algo para evitarlo y no se hizo, pues agárrense de sus asientos ya que la pesadilla que fue Sendero Luminoso podría terminar pareciéndonos poco en comparación. Todavía no estamos en eso, afortunadamente, pero insisto que cuando los problemas se dejan sin atender y cuando están además servidas todas las condiciones para que hagan metástasis, los resultados pueden ser los peores.
He escrito varias veces diciendo que el APRA debía asumir el desafío y poner a algunos de sus principales cuadros en Interior. No me voy a retractar ahora. Mercedes Cabanillas, sin duda, tiene todos los pergaminos partidarios. No conoce el sector, pero bueno tampoco se puede pedir tanto.
Es bueno que el país sepa, sin duda alguna, que es el APRA la que gobierna.
Ahora bien, Yehude Simon, supuestamente cabeza de un gabinete independiente y de renovación moral, ha demostrado con este nombramiento, una vez más, que le gusta estar pintado en la pared. Hay insistentes versiones que dicen que se enteró del nombramiento de Cabanillas cuando ya estaba decidido. ¿O alguien cree que el propósito de Simon ha sido el de ir rellenando de nuevo el gabinete de apristas?
¿Saldrá también Vildoso como anuncian tantos? Tampoco es que sea tan urgente. En su Ministerio se quedó el híper cuestionado Carlos Arana a cargo nada menos que del FONCODES.
¿Por cuánto tiempo más dejará Alan García a Yehude Simon creyéndose Premier, cuando en realidad ninguna decisión importante pasa por sus manos? Mi hipótesis es que Alan García lo siente totalmente útil y funcional. Por ahora…
Pero volvamos con Doña Meche. Los desafíos son inmensos y no le darán un día de tregua:
1.- Enfrentar con seriedad el deterioro de la seguridad ciudadana. La población percibe que la situación se deteriora día a día y múltiples hechos le darían la razón. La respuesta ha sido exclusivamente policial y se carece de una política de seguridad ciudadana que contemple, tanto la parte del funcionamiento de las instituciones del sistema penal, como las indispensables políticas de prevención. El Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana es una herramienta totalmente desperdiciada y en cada localidad cada jefe policial coordina (o no lo hace) con su alcalde como mejor puede.
2.- Contener el avance del narcotráfico. Los carteles -mexicanos principalmente- extienden sus tentáculos en al país. Hay zonas y rutas virtualmente liberadas. La violencia y la corrupción que trae el narcotráfico crece y se extiende a las ciudades.
3. Superar la crisis orden público. La gente le ha perdido respeto a la Policía y los termina corriendo, apedreando y hasta matando por quítame estas pajas. De otro lado una Policía desorientada, desmoralizada y desprofesionalizada no sólo fracasa en sus intentos de mantener el orden público, sino que ha caído en el expediente de matar manifestantes, cada vez con más frecuencia. Estamos ante un círculo vicioso que hay que cortar. No más muertos: ni unos, ni otros.
4. Recuperar las carreteras del país. No puede ser que parezcamos el viejo oeste, donde cualquier cosa puede pasar apenas dejas la ciudad. No puede ser que en las carreteras maten más peruanos que los que morían cuando la barbarie de Sendero Luminoso. No puede ser que los omnibuses sean asaltados, un día si y el otro también en las principales carreteras.
Para poder enfrentar esos problemas la ministra encuentra un ministerio soportado por vigas podridas hasta sus cimientos. Ya andaban bien carcomidas, pero sus predecesores actuaron como termitas.
Hay que cambiar todo ya y de a verdad.
1 Hay que enfrentar la corrupción, sin treguas ni contemplaciones y de arriba hacia abajo. La corrupción es la culpable de quitarle a la operatividad gran parte de sus recursos (gasolina, inteligencia, etc.) y es la que se roba el dinero, que no es poco, destinado al bienestar de los policías (medicinas, alimentos, etc.)
2. Hay que acabar con las divisiones internas y el fraccionalismo entre los ex cuerpos policiales. Hay que construir una mística policial unitaria y compartida.
3.- Hay que redistribuir los recursos de la seguridad. Es inadmisible que los policías en el Perú estén distribuidos de una manera tan injusta, centralista y regresiva; que quienes más tenemos, tengamos muchos más policías para nuestra seguridad, pese a que vivimos en zonas donde además hay serenos y vigilantes particulares; y que, entre tanto, la gran mayoría de los peruanos pobres, los más expuestos a la inseguridad estén virtualmente abandonados a su suerte.
Desafíos no le faltan.
No puedo terminar sin mencionar un problema que acarrea su llegada al cargo. Muchos temen que una aprista en Interior pueda significar un factor de encubrimiento y obstrucción de la justicia en el escándalo de los petroaudios y asuntos conexos.
Más todavía, si la flamante ministra contrató a Business Track en el Congreso durante su presidencia. Hasta ahora la Policía, léase la Dirandro, ha actuando con gran profesionalismo en apoyo del Ministerio Público. Sería gravísimo que esto pueda cambiar para proteger a sus compañeros de partido.
Debe recordar que todos estamos híper sensibles ante esa posibilidad.
No puedo terminar sin mencionar un problema que acarrea su llegada al cargo. Muchos temen que una aprista en Interior pueda significar un factor de encubrimiento y obstrucción de la justicia en el escándalo de los petroaudios y asuntos conexos.
Más todavía, si la flamante ministra contrató a Business Track en el Congreso durante su presidencia. Hasta ahora la Policía, léase la Dirandro, ha actuando con gran profesionalismo en apoyo del Ministerio Público. Sería gravísimo que esto pueda cambiar para proteger a sus compañeros de partido.
Debe recordar que todos estamos híper sensibles ante esa posibilidad.
1 comentario:
Hummm... me intriga saber quienes eran las otras alternativas a Hernani... Pero sé que guardarás celosamente el secreto.
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